Una madre de familia denunció al gobierno por haberla discriminado, ya que fue rechazada en un trabajo como personal de limpieza debido a los tatuajes que porta en su rostro. Melissa Sloan, quien reside en Reino Unido explicó para medios locales el significado de cada uno de los tatuajes y recalcó la injusticia que sufre al no ser contratada por ellos.

Melissa contó que su primer tatuaje fue hecho cuando tenía 20 años y a partir de ahí comenzó “obsesionarse” con este arte. Algunos diseños destacan por su complejidad como unas telas de araña que pintó sobre sus pechos. La mamá tiene 45 años y dos hijos. De hecho, el tatuador es su pareja y describe sus obras como “diseños al estilo de prisión”.

Es como cuando tomas un cigarrillo o una bebida, te vuelves adicto. No puedo detenerlo ahora, es adictivo, para mí de todos modos. Simplemente no puedo detenerlo, afirmó la mujer.

Sin embargo, la mujer no encuentra trabajo porque el personal de recursos humanos ignora sus solicitudes laborales cuando ven sus tatuajes del rostro.

La mamá declaró que si alguien le ofrece un empleo aceptaría todas las condiciones. De hecho, Melissa está desesperada y no comprende por qué es objeto de discriminación.

Solicité un trabajo limpiando baños donde vivo y no me aceptan debido a mis tatuajes. El primer trabajo que tuve fue limpiando hace mucho tiempo, limpiando baños. La gente ha dicho que nunca he tenido un trabajo en mi vida, lo tuve una vez y no duró mucho, afirma Melissa.

Discriminación por la tinta

Según cifras del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), 1 de cada 10 personas en el país tiene un tatuaje, es decir, unos 12 millones de mexicanos están tatuados. Eso coloca al país como el número uno en América Latina que usa esta práctica como forma de expresión.

En 2007 se aprobó la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México. En algunos centros de trabajo la ley se acata, en otros se discrimina a quienes han modificado su cuerpo con tatuajes, perforaciones o escarificaciones, pero esto no evita que muchas empresas no contratan personas que tengan tatuajes visibles, así como la sociedad misma les rechaza.

De acuerdo con la socióloga Gabriela Alemán Cuevas, borrar u ocultar un tatuaje o quitarse aretes y piercings por motivos laborales (para ser contratado, ascender de puesto, no ser despedido o removido) promueve y reproduce la idea de discriminación laboral por la apariencia: la capacidad para ejercer una profesión no depende del cabello largo o de los tatuajes que lleva uno, puntualiza la socióloga.

APVB