La película de Blonde dirigida por Andrew Domink ha tenido varias críticas sobre el tratamiento de la historia. La intención -supuestamente- era visibilizar los continuos abusos que sufrió Marilyn Monroe. Sin embargo, para muchos que ya la vieron han comentado que en el filme la objetualizan.

Algo que le preocupaba a Ana de Armas, quien interpretó a Marilyn fue que las escenas íntimas se viralizarán y se desviara el tema central de la película que era contar la vida e historia de Norma Jeane, mejor conocida como Marilyn Monroe.

El temor de la actriz Ana de Armas, que tiene orígenes españoles y cubanos, está sucediendo, ya que las críticas se han orillado a eso y sobre todo a la última escena. Si bien, la película está basada en una novela sobre Marilyn Monroe de Joyce Carol Oates, escrito en 1999, no todo lo que se ve en la película es real.

La escena incómoda

En la historia se retrata una relación entre John F. Kennedy y Marilyn Monore, tanto en la película como en el libro de Carol Oates, hay una violación, sin embargo, la versión oficial atestigua que sólo tuvieron un encuentro en una fiesta celebrada en casa del del cantante y actor estadounidense Bing Crosby en Palm Springs en California. No trascendió la naturaleza del encuentro a solas (pudo ser de naturaleza sexual o no), tan solo que se desarrolló a puerta cerrada, según el testimonio de una persona del equipo del Servicio Secreto de Kennedy.

En la escena se observa que Marilyn Monroe es llevada por un grupo de hombres a la suite de hotel de Nueva York, donde se encontraba John F. Kennedy, cierta información indica que estaba bajo los efectos de alguna sustancia.

La escena juega con ciertas imágenes para dar a entender que Marilyn Monroe fue obligada a practicar sexo oral a Kennedy. Esta secuencia de imágenes fueron de las más complicadas que a las que se enfrentó Ana de Armas, sin embargo, no es el punto más importante de la película, lo que deja ver es la explotación de la vida de Marilyn Monroe por parte de los medios con una visión patriarcal.

Las críticas sobre la escena no son del todo alentadoras, al respecto, Jack King, escribe: “la escena de John F. Kennedy en Blonde funciona como un microcosmos de los problemas más amplios a los que se somete la película de Andrew Dominik: en lugar de entrar en los matices de su romance, que cualquier biografía convencional de Marilyn Monroe está probablemente obligada a cubrir, se convierte en un momento barato e insípido en el que, una vez más, la versión de Marilyn Monroe a cargo de Ana De Armas queda despojada de protagonismo”.