Es común que las niñas o niños cuestionen su orientación sexual, pero el proceso puede resultar confuso y aterrador cuando se enfrentan a los estereotipos de género, la discriminación y la falta de educación sexual. A las y los jóvenes que se enfrentan a este tipo de dudas les va mejor cuando sus familias les brindan apoyo y existe una apertura a escuchar, finalmente esa es la responsabilidad de la madre y el padre. 

Apoyo emocional 

Si su hija o hijo asiste a usted con preguntas o preocupaciones sobre su orientación sexual, y lo nota confundido con su sexualidad,  lo más importante es escucharlo y hacerle saber que usted lo quiere y lo apoya sin condiciones. Si cree que su hijo puede tener dudas, hágale saber que siempre estará disponible para hablar. Luego, permítele tomar la iniciativa, y no lo presione para hablar antes de que esté preparado.

Comunicación

Es sumamente importante asegurarse de que en casa exista una comunicación abierta y de respeto entre todos los miembros de la familia, esto facilitará que su hija o hijo se acerque ante cualquier duda sobre su sexualidad. Ten en cuenta que a muchos de los adolescentes les cuesta expresar sus deseos y sentimientos, sobre todo a los padres, por ello, se recomienda tener paciencia. Sin embargo, siempre se puede desarrollar una buena comunicación con tus hijos por medio del ejemplo que se les propine en casa.

Escucha sin juzgar

En diversos casos, los padres suelen cometer el error de pretender escuchar a sus hijas o hijos, pero en la conversación ni si quiera les dejan terminan sus ideas e incluso los juzgan, les dicen que están confundidos o que es una etapa, invalidando el sentir de sus hijas o hijos. 

Por lo que  tu objetivo debe ser mejorar la comunicación con tu hijo, esto será imposible si continúas creyendo que la sexualidad debe ser algo secreto, que es malo o que cualquier cosa pasará cuando crezcan. 

Entonces, ¿qué puedes hacer? Si tu hijo se está abriendo contigo y te está teniendo la confianza para contarte que es lo que le sucede, escúchale con atención y deja de lado tus propios prejuicios. Deja que termine de hablar y trata de ver las cosas de manera más objetiva, sin juzgarlo, enfócate más bien en tratar de ayudarlo.

Amor y comprensión

Ponte realmente en el lugar de tu hijo e imagina cómo te sentirías tú si te estuviera ocurriendo lo que a él le está pasando. Para ayudarte con ello puedes responder algunas preguntas como: ¿qué harías?, ¿cómo te gustaría que te trataran?, ¿qué es lo que te haría sentir mejor?, ¿qué es lo que te hace feliz?, etc. Como lo mencioné en el apartado anterior, olvídate de juzgarlo y aprender a amarlo y a comprenderlo poniéndote en sus zapatos.

Con información de Child Mind Institute

SC