El libro “Siempre estuve en riesgo” lanza una reedición con una portada más atractiva que logra visibilizar la violencia que viven a diario las mujeres. La intención del libro es ser una especie de manual para los padres y madres que buscan acompañar a sus hijas e hijos en ambientes de violencias, también para las y los jóvenes que viven una situación complicada.

“He tratado de huir, dejar este mundo detrás. Hay ausencia de luz. En ese entonces era muy joven; mi familia se encargó de sembrar un pecado en mi mente y lo logró. Todo se tornó amargo. Tenía 15 años y recién había ingresado a la prepa. Iba en el Cetis 51, por la Alameda Oriente, entre la Ciudad de México y el Estado de México”, atrás del aeropuerto”, así es como comienza el texto “No es una bendición” bajo la autoría de Moisés Castillo.

En entrevista con el autor cuenta que esta fue la historia que más le impactó, “su madre enfermera y su padre, doctor, la obligaron a tener a su hijo. “El capítulo de ‘Maternidad no deseada’ fue impactante, le preguntaba si al ver a su hijo no sintió algo y dijo que no, sentía que era como su primo, ‘ahora no siento un amor maternal por él, me impusieron que por cuestiones religiosas’, me decía. Se lo iba a quedar. En pleno siglo XXI me sorprende que la religión está por encima de la ciencia”, dijo.

El desafío de narrar la violencia

El libro está conformado por 10 capítulos que ahonda en los diferentes tipos de violencia que viven las mujeres, entre ellas: los micromachismos, el acoso, la cultura de la violación, violencia por orientación sexual, embarazo adolescente, violencia obstétrica, maternidad no deseada, sexting, sextorsión y feminicidio.

Este texto nos lleva de la mano para entender las diferentes formas de violencia de la que son víctimas, hasta llegar a su máxima expresión que es el feminicidio. La historia es contada por la madre, a quien un policía le dijo: “póngase lista porque su hija no se suicidó, a su hija la mataron, la madrearon y la colgaron. ¿Cuándo ha visto que un muerto pueda hacer algo así?”.

Narrar la violencia que viven las mujeres requiere de experiencia, “años de reportero me han permitido tener empatía”, dice en entrevista Moisés Castillo, quien sugiere este libro puede servir para identificar la violencia tanto para las víctimas, para prevenirla, para las instituciones e incluso para estudiantes de periodismo que quieren aprender a narrar este tipo de historias.

En las últimas páginas de “Siempre estuve en riesgo. Mujeres que narran sus historias de violencia” tiene un catálogo de instituciones a la que las mujeres pueden acudir para pedir ayuda, la idea es acompañarlas en sus procesos y que puedan identificar la situación que están viviendo.