A través de Twitter, Chlo Matthews, una aspirante a paramédica, compartió una conversación con el hombre que había sido su cita la noche anterior. Chlo cuenta que habían disfrutado de una noche en el club inglés ATIK, cuando llegó la hora de pagar por los tragos que habían pedido, Danny (el hombre de la cita) se ofreció a cubrir el total de la cuenta así que ella accedió.

Al final de la cita, ella decidió ir a su casa a pesar de que Danny la había invitado a la suya. Chlo afirma que la cita había transcurrido con normalidad, pero todo dio un giro para mal cuando al siguiente día, Danny le envió un mensaje exigiéndole la devolución del dinero que había gastado en ella porque no accedió a tener sexo con él y eso fue una “pérdida de tiempo”.

Sorprendida por su petición, Chlo compartió la conversación que tuvieron a través de su cuenta de Twitter, contando que no había salido muy bien. “Bueno, un chico me invitó un trago anoche, le di mi número de teléfono y… Chlo Matt oficialmente se retira de las noches de fiesta”, escribió. Y los comentarios de indignación no se hicieron esperar.

No estás obligada a tener sexo con alguien

El consentimiento sexual es el acuerdo de participar en un acto o encuentro sexual. Las sexólogas de Platanomelón (tienda de juguetes sexuales) explican que el acuerdo debe darse por ambas partes sin que haya ningún tipo de coacción, amenaza, ni violencia física o emocional. Este en ningún caso debe “suponerse”, cuando no sea explícito, preguntar y obtener confirmación verbal es absolutamente necesario.

En el caso de que la pareja se niegue a cualquier práctica sexual, debe aceptarse en cualquier momento, con independencia de cuando ese “no” se produzca. Aunque la persona haya aceptado antes, tiene derecho a rechazarlo luego. Además, consentir una cosa no quiere decir que eso implique aceptar otras cosas.

De acuerdo con distintas colectivas feministas, ninguna mujer está obligada a tener sexo con alguien que se ha ofrecido a pagar cualquier cosa durante alguna cita o encuentro, esta acción no condiciona a las mujeres porque no son un objeto de consumo que cederá ante cualquier intercambio monetario.