La Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), organismo internacional técnico especializado, cumplió 80 años de vida institucional y por primera vez en su historia se realizó un debate que consideró al cuidado como un elemento central de la seguridad social.

Tuvieron que pasar ocho décadas para que una institución de cooperación internacional especializada en seguridad social pusiera en el centro del debate el trabajo de cuidados. La CISS y la Alianza Global por los Cuidados co-organizaron el Panel “Retos de la Seguridad Social: el trabajo de cuidados. Intercambio sobre avances en materia de cuidados y prestaciones de seguridad social en América”. En este espacio se reunieron personas expertas en la agenda de cuidados y personas representantes de instituciones de seguridad social de América (Canadá, Barbados, Cuba, Guatemala y Ecuador). En la conferencia magistral, la Dra. Laura Pautassi, definió con claridad que el derecho a los cuidados y a la seguridad social es una obligación y no sólo un reto de los Estados nacionales. Esto supone poner en el foco la responsabilidad central del Estado como garante de dichos derechos.

¿Por qué es importante hablar de cuidados y seguridad social?

El trabajo de cuidados ha sido identificado histórica y culturalmente como trabajo de mujeres, afectando nuestra disponibilidad de tiempo, nuestra libertad y calidad de vida por la carga desproporcionada de tareas que asumimos diariamente. Somos quienes en forma mayoritaria nos dedicamos a la crianza de hijas e hijos, de la atención de personas dependientes en el ámbito del hogar, de las tareas domésticas y de todas las tareas y actividades que implican el trabajo de cuidados.

Ahora bien, uno de los aspectos más problemáticos a los que se enfrentan las personas que se dedican al trabajo de cuidados no remunerado es que lo hacen en total desprotección ya que, en la mayoría de los casos, no pueden acceder a prestaciones de seguridad social. Por ejemplo, no tienen acceso a prestaciones de salud, se enfrentan al riesgo de sufrir pobreza económica en la vejez ya que, al no haber formado parte del mercado laboral formal, no cuentan con los aportes o cuotas exigidas por los sistemas contributivos, entre otros riesgos sociales. En definitiva, quedan excluidas de la protección de la seguridad social a pesar de que su trabajo de cuidados haya contribuido en forma decisiva para el bienestar de los hogares y de la sociedad en su conjunto.

Pautassi y Marco Navarro (2020) identifican que todos los sistemas de seguridad social han excluido el trabajo no remunerado y, específicamente, el reconocimiento del cuidado como parte sustantiva para la reproducción social y de la fuerza de trabajo. Argumentan que lo que ha predominado en la seguridad social, tanto a nivel normativo como en su traducción institucional, es una mirada sesgada y androcéntrica, que no sólo no ha considerado el aporte del cuidado no remunerado realizado predominantemente por mujeres a los sistemas de seguridad social en todos los países, sino que tampoco ha reconocido su valor.

Avances en el reconocimiento del cuidado en la seguridad social

No obstante, la persistencia de esta relación paradójica entre el trabajo que asumen las mujeres en el ámbito doméstico y la seguridad social puede apreciarse cierta evolución (CEPAL, 2019). Actualmente existen algunas experiencias de política pública en América Latina que buscan compensar a las personas que se dedican a las tareas de cuidados en el ámbito doméstico y que promueven su inclusión dentro de los sistemas de seguridad social. Por ejemplo, donde antes se penalizaba la dedicación de las mujeres a esta actividad mediante su exclusión de los sistemas previsionales, ahora hay un creciente reconocimiento de este trabajo no remunerado, con diversas manifestaciones de compensación o retribución.

Dichas medidas compensatorias son, justamente, instrumentos de políticas que buscan compensar un aspecto que puso en situación de desigualdad a las mujeres, a lo largo de su vida económicamente activa, para “ayudarles” a alcanzar, por ejemplo, un beneficio previsional en la vejez. Estas medidas son buenas noticias; sin embargo, no son suficientes en orden a una estricta igualdad (Carpenter et. al., 2022).

Y es que en realidad esas medidas compensatorias no resuelven el problema de fondo. El problema central está en el diseño mismo de la seguridad social. La seguridad social, bajo un paradigma tradicional y estrictamente vinculado al trabajo formal asalariado, funciona bajo el supuesto de un hombre proveedor sin responsabilidades de cuidado familiar y una mujer que asume todo el trabajo de cuidados en forma no remunerada en el hogar. Este supuesto vulnera derechos, especialmente los de las mujeres. Es hora de promover un nuevo paradigma de seguridad social que no sólo busque compensar a las mujeres por el trabajo de cuidados que realizan en forma no remunerada, sino más bien que reconozca, desde su diseño, las trayectorias diferenciadas de hombres y mujeres hasta lograr la igualdad. 

No vamos a esperar 80 años más para que el trabajo de cuidados forme parte de la seguridad social en todas sus dimensiones y alcances. Es hora de avanzar en forma decidida hacía un diseño de seguridad social que haga realidad el derecho humano a su acceso y también el derecho humano a cuidar y recibir cuidados

*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite.

Referencias

Sergio Carpenter, S., Contreras Cruz, C., Jime´nez Brito, L., Nava Bolan~os, I. y Rami´rez Lo´pez, B. (2022). Sistemas previsionales con enfoque de género en América Latina y el Caribe: una cuestión de igualdad. CISS, CLACSO, UNAM.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2019). De beneficiarias a ciudadanas: Acceso y tratamiento de las mujeres en los sistemas de pensiones de América Latina. CEPAL.

Pautassi, L., y Marco-Navarro, F. (2020). La compensación del cuidado en los sistemas de pensiones en América Latina. Revue internationale des études du développement, (2), 143-165.

Semblanza

Lourdes Jiménez Brito

Investigadora de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS). Candidata a Doctora en Ciencia Política por el CIDE. Especialista en políticas de cuidados con enfoque de género por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).