En 1916, un grupo de mujeres se reunieron en el Congreso Feminista de Yucatán, el primer encuentro de su tipo en México. Desde entonces, muchas heroínas han luchado por un país de mujeres libres y seguras. Ahora que estamos con ánimo patrio —¿o matrio?— es buen momento para revisar su historia.

El primer movimiento organizado de mujeres surgió durante la Revolución Francesa y resultó, en 1791, en la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía, donde Olympe de Gouges llamaba a la igualdad de derechos y el derecho al voto.

El México, como en muchos otros países de la región, desde la época colonial el entorno se caracterizó por el conservadurismo, la exclusión de las mujeres de la política y falta de reconocimiento de su participación en movimientos sociales, así como del valor de sus labores de cuidado. En pocas palabras: el sistema patriarcal.

Siglos de perpetuar ese contexto dieron motivos de sobra a Rita Cetina, Consuelo Zavala y Dominga Canto para lanzar una convocatoria a mujeres “honradas y letradas” que quisieran cambiar su destino. La educación fue uno de los temas más discutidos en el Congreso de Yucatán, ya que la sociedad estaba hundida en el analfabetismo. Hablaron también del voto femenino —que para entonces solo estaba aprobado en unos cuantos países del mundo y en el nuestro no se concretó sino hasta 1953— la libertad sexual y el divorcio, temas que provocaron gran controversia.

Aunque algunas resoluciones del Congreso se difuminaron durante algunas décadas, es indudable que sentó un precedente en la lucha de las mexicanas feministas respecto a causas como la educación laica, sus derechos políticos y el combate a toda forma de violencia machista.

En 1976, un año después de que la ONU conmemorara por primera vez el Día Internacional de la Mujer, Alai´de Foppa fundó Fem, la primera revista feminista de Latinoamérica.   

A Marcela Lagarde le debemos la inclusión del término feminicidio como delito en el Código Penal Federal, además de que logró la creación de una Comisión Especial de Feminicidio en el Congreso para investigar el terrible caso de Las Muertas de Juárez.

Mas recientemente, Sayak Valencia ha visibilizado la lucha de inmigrantes, negras, trans y heterodisidentes para liberarse de los estereotipos de género y Olimpia Coral Melo inspiró e impulsó la Ley Olimpia para reconocer la ciberviolencia y sancionarla.

En 2019, el hartazgo de las mujeres ante la prevalencia cotidiana y normalización de los cinco tipos de agresiones que establece la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de Violencia se hizo evidente con la integración del movimiento #MeToo y el performance “El violador eres tú”, que se replicó en varios países del mundo; en 2020, la marcha del #8M en la capital nacional fue la más numerosa que se ha visto.

Cada día, hay heroínas que transforman nuestra matria y patria. Quedan muchas batallas por ganar y faltan muchos nombres en este breve recuento pues no alcanzaría el espacio para dar cuenta de todas las mujeres que han sumado su inteligencia, visión y acción para abrir brecha en nuestro país. Millones de ellas, la mayoría y quizá tú que lees esto, son heroínas anónimas que desde el espacio privado y público han luchado por un México con igualdad sustantiva.

¡Qué vivan ellas, que vivan todas: vivas nos queremos! ¡Felices fiestas matrias!

La autora es Maestra en Desarrollo Humano, integrante de la Generación 2022 del Programa de Liderazgo de Mujeres en la Universidad de Oxford y fundadora de Ola Violeta A.C., desde donde trabaja por el derecho a la conciencia corporal de niñas y mujeres. Su buzón de twitter está disponible en @MaElenaEsparza