Por amor, por temor, por desconocimiento o porque están amenazadas, las víctimas de violencia en una gran mayoría no piden ayuda o la rechazan para salir de su círculo de violencia, o en su caso, aunque quieran no pueden irse a la primera agresión porque no tienen los medios para hacerlo. 

“Vete a la primera” es una frase que encendió el debate en redes sociales, ya que, esta reflexión ha sido señalada como un discurso revictimizante que en lugar de apoyar a la víctima se le juzga por no evitar o darse cuenta de que está en una situación de violencia.

Las mujeres víctimas de violencia, ante lo que están viviendo pueden no darse cuenta o ser orilladas al aislamiento de lo que realmente les pasa y por ello continúan en donde son agredidas, explica la psicóloga feminista Fabiola Ayala. 

¿Por qué no es fácil “irse a la primera”?

Además la normalización de la violencia ha sido un detonante para que muchas mujeres no identifiquen que las agresiones no son lo correcto. Aunque en los últimos días se ha viralizado el discursos que a la primera agresión sea verbal, física o sexual las mujeres deben de alejarse de sus novios o esposos, no llega a ser algo fácil de hacer. 

"Es que salte a la primera, o vete, mira los focos, a ver hay veces que no estamos ahí. Se normaliza la violencia y ese es el factor que hace que las mujeres no vayamos a la primera", refirió la experta.

Por ejemplo, los y las niñas en situación de violencia doméstica que intentaron defenderse de las agresiones sin lograrlo o mujeres que han vivido con agresores sin tener los recursos para irse, están expuestas a ambientes hostiles y de violencia de forma constante. 

Es importante destacar que salir de una relación donde la violencia muchas veces es normalizada o invisibilizada, es muy complicado; sobre todo si no se tiene información para poder identificar que la víctima está siendo violentada. Además, en algunos casos, la familia o el círculo social de quien sufre violencia suele ser indiferente y prefiere no meterse. 

“El patriarcado nos ha colocado a las mujeres en una situación de desventaja”, afirma la psicóloga feminista Fabiola Anaya, quien explica en sus redes sociales que cuando una mujeres es víctima de violencia hay que tomar en cuenta que no es responsabilidad de la mujer hacer que “no nos lastimen”, más bien nadie tendría porqué hacerlo. 

¿Y la responsabilidad de los hombres? 

Por otro lado, en redes sociales, feministas señalaron que sumado a la revictimización de las mujeres,  nuevamente se ignora la responsabilidad de quienes ejercen violencia en contra de ellas: sus parejas, hermanos, tíos, abuelos u hombres que creen tener poder sobre las mujeres. 

Señalaron que este discurso debe cambiar hacia estos varones que no cuestionan su comportamiento. Entonces, en lugar de decirle a las mujeres "vete a la primera", ¿por qué no le dicen lo mismo a ellos? Son ellos quienes deberían irse primero, quienes deben alejarse a la primera de hacerle daño físico o psicológico a su pareja, compartió la página de contenido feminista La Costilla de Eva. 

En ese sentido, usuarias en redes, visibilizaron que son los varones quienes "viven libres de culpa, porque todos siguen reproduciendo el mismo discurso sobre nosotras, de ser las que debemos detectar la violencia a la primera e irnos,  porque según solo así acabará". Que ellos sean agresores les parece normal, es lo que se espera, creen que son hombres que no saben lo que hacen, aunque sí lo saben perfectamente, afirman. 

Sobre ellos no hay grandes reprimendas, más que compresión. "Se entiende estaba drogado, alcoholizado, muy enojado, tuvo un mal día, mal mentalmente, tuvo una infancia muy difícil...". Pero para las mujeres es la responsabilidad de no haber previsto todo ello sin tomar en cuenta en qué condiciones se vive una relación violenta, reproduciendo el discurso de que "si no te vas a la primera, entonces tú elegiste ser violentada". 

Hay todo un sistema que permite que se nos siga violentando: en casa, en el trabajo, en las calles, en las instituciones, en los hospitales…” continúa la psicoterapeuta respecto a las violencias ejercidas en contra de las mujeres, violencias que son replicadas y reforzadas con base en actitudes aprendidas que perpetúan los roles de poder entre hombres y mujeres.

La indefensión aprendida

Las psicólogas explican que cuando las víctimas han intentado defenderse pero nada  funciona porque las siguen violentando, su cerebro aprende a ya no hacerlo y a aceptar todo tipo de agresiones. Entonces no es que “les guste estar ahí” o que no quieran cambiar su situación, es que han aprendido que de nada sirve defenderse, por lo que no ven ninguna opción más que aceptar el maltrato. 

Según las expertas en salud mental, esto ocurre porque el agresor se ha encargado de fomentar la idea de que la víctima está sola, que a la única persona que puede acudir es a él. En casos más graves, los agresores no sólo aíslan a la persona si no que controlan sus recursos económicos, imposibilitando que la víctima pueda salir fácilmente del lugar o que pueda tener la seguridad económica durante el tiempo que no esté cerca de su agresor.

Por lo que la psicóloga mencionó que es importante el acompañamiento, el acercarla poco a poco a redes de apoyo y ser empáticos con la víctima, ya que cada proceso es distinto y puede ser rápido o tardado.