Desde hace un tiempo, surgieron denuncias en redes sociales por parte de trabajadoras a las que se les obligaba usar uniformes diminutos, como minifaldas, escotes o shorts; señalaron que estos uniformes sexistas parecen “ropa interior”. Algunas empresas tuvieron que ajustar sus políticas en el uniforme; sin embargo, el cambio no es suficiente porque a muchas jóvenes aún las sexualizan y sufren acoso por clientes o compañeros de trabajo.

Movimiento Ciudadano propuso en el Senado una reforma al artículo 11 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que propone tipificar la imposición de uniformes de trabajo que cosifiquen a las empleadas.  El uniforme diminuto es considerado por feministas como un símbolo de cosificación sexual de las mujeres, y obligarlas usarlos las expone al acoso y el hostigamiento de los clientes. 

“Es en este entendido que se inscribe la presente propuesta, con el objetivo de combatir esa violencia normalizada contra las mujeres, la que reproduce estereotipos y sostiene un sistema que hipersexualiza los cuerpos de las mujeres para el disfrute masculino. Esta situación debe cambiar”, señaló.

Con esto, agregó se busca que queden prohibidas las vestimentas o atuendos sexistas en lugares de trabajo como bares, restaurantes, entre otros. Hoy en día, pensadoras feministas señalan que, este tipo de uniformes se utilizan como parte de la publicidad para atraer clientes o espectadores, como una estrategia que, perpetúa los estereotipos de género. 

Uno de los ejemplos más conocidos es el uniforme que deben portar las meseras del restaurante Hooters, el cual han calificado como sexualizado, situación que en un país como México, donde el machismo, la desigualdad y las violencias contra las mujeres abundan, pueden llevar al acoso, hostigamiento y generar estereotipos, entre otras cosas.

En Estado Unidos, trabajadoras señalaron el uniforme como "ropa interior" por lo diminuto que era. 

“Situaciones de violencia como la sexualización de los cuerpos de las mujeres con cosas que van desde publicidad, imágenes en puestos de periódico o en lugares públicos (...) son cosas normalizadas y hasta fomentadas, lo que expone todavía más a las mujeres y las niñas a otras formas de violencia como el acoso”, apuntó.

En la iniciativa, el senador Juan Zepeda señaló que la imposición de vestimentas o atuendos sexistas en espacios de trabajo “debe ser considerada como violencia laboral”. Esta reforma, de ser aprobada, se le agregaría que: 

“La imposición de vestimentas o atuendos sexistas en espacios de trabajo que reproducen y perpetúan los estereotipos y violencia de género”.

De momento la iniciativa en la Ciudad de México con la que se busca prohibir trabajar con uniformes sexitas como shorts, minifaldas y escotes en restaurantes y bares, aún no se discute, por lo que queda en la espera de saber si se aprobará o no los cambios a la ley.