Desde hace unos años, las mujeres se han reapropiado de sus cuerpos y con el body positive se está buscando visibilizar que los cuerpos no son perfectos: existen pliegues, manchas, cicatrices, estrías y celulitis que debido a los cánones de belleza patriarcales se han ocultado como una vergüenza. Si bien, el body positive ha creado un camino para hablar de mujeres reales con cuerpos reales, artistas como la cantante Lizzo piensan que el movimiento ha sido absorbido por el capitalismo y el patriarcado, estos dos entes invisibles usan el término para continuar vendiendo estándares de belleza, aunque ahora con un poco más de diversidad en sus filas.

El body positive busca que todas las mujeres abracen y amen sus cuerpos, por lo que dentro de este movimiento se han embellecido las imperfecciones. A pesar de sus aportes a la inclusión y a mejorar la autoestima, hay quienes creen que el "positivismo" puede ejercer demasiada presión a amar en todo momento la propia apariencia. Como no siempre es posible, en vez de ayudar, podría causar frustración y terminar perjudicando la salud mental, afirma la revista Cosmopolitan.

Para Francesca Chiappini y María Belén Gómez, ambas psicólogas de CIDEM Chile, haber vivido en una sociedad con estereotipos de belleza totalmente inalcanzables generó un profundo malestar en muchas generaciones de mujeres que no se sintieron suficientes al no cumplir con la belleza hegemónica.

Como respuesta, aparece el body positive, para resignificar esta imagen corporal, diciendo que todos los cuerpos son hermosos y que debemos ‘amarnos independiente del cuerpo que tengamos’, afirman las psicólogas para el portal La Tercera.

Pero el problema que ambas ven en el movimiento, es que a pesar de que a muchas mujeres les hace sentido y les ha ayudado a sentirse incluidas y a resignificar el ideal de belleza, existe también la percepción de que se transformó en una exigencia más, con expectativas poco realistas y ligadas a lo comercial, ahora con cuerpos curvilíneamente hegemónicos.

Se exige, además, cómo tienes que relacionarte con tu cuerpo, teniendo la obligación de amar cada parte. Para muchas mujeres es extremadamente difícil llegar a tener este autoconcepto, por lo que entran en un espiral de pensamientos negativos en relación ahora, no solo a su cuerpo, si no a la culpa de no poder amarlo como otras personas lo aman a pesar de no tener cuerpos hegemónicos y delgados, comentan en la publicación de La Tercera.

Debido a esta búsqueda constante de una belleza corporal, ha surgido a manera de resistencia el término body neutrality, movimiento que se concentra sólo en la aceptación del cuerpo, sin romantizar las imperfecciones y simplemente existiendo.

No quiero ser bella, sólo quiero existir

Frente a este movimiento, que ensalza los cuerpos no normativos para destacar que pueden ser igual de bellos, surge el movimiento body neutrality que va un paso más arriba que el body positive. No se trata de love yourself (quiérete a ti misma), sino de quitarle la importancia que durante siglos se le ha dado al cuerpo de la mujer. Es decir, no se trata de reivindicar que todos los cuerpos son bellos, sino de quitar el foco de la belleza, afirma Sara G. Pacho en el portal Bloom.

El body neutrality surge como un movimiento para dejar de lado la belleza y así poder liberar a las mujeres que no pueden amar sus cuerpos ni abrazar sus imperfecciones, esto da paso a dejar de relacionar a las mujeres con el físico.

Como mujeres, siempre se nos ha dicho que para tener cualquier tipo de representación social solo podrá ser a través de la belleza y nunca mediante la personalidad, asegura la psicóloga Alba Alfageme i Casanova.

Con el objetivo de dejar atrás los mensajes tóxicos y el positivismo contradictorio de los anuncios publicitarios, el body neutrality favorece otros aspectos que también definen a las mujeres, esta iniciativa es un buen punto de partida para dejar de focalizar todas las miradas en la apariencia estética y centrarlas en el autoconocimiento, el placer o la funcionalidad corporal, afirma el portal Ara.

Porque finalmente, aparte de todos los estereotipos de género con los que ya cargamos como mujeres, que van ligados principalmente a la apariencia, aparece una exigencia más, que básicamente nos dice que a pesar de que vivimos en una sociedad que está obsesionada con la apariencia femenina y que nos hace poner toda nuestra valía y autoestima dependiente de ella, tienes que amarte a ti misma y agradecerle a tu cuerpo. Se continúa reproduciendo la misma lógica de poner nuestra atención en nuestra imagen corporal, cuando en realidad, el trabajo que debemos hacer, es decir: ‘tu imagen corporal, es una pequeña parte de toda tu autodefinición y autoestima, y está bien si esa parte tuya no te gusta, porque eres muchísimo más que eso’. – Francesca Chiappini y María Belén Gómez.

Colectivizar el sufrimiento

Distintas activistas a favor del body neutrality han mencionado que, si bien este movimiento es una pieza fundamental para dejar de asociar a las mujeres con el físico, esto no derrumba el problema estructural del patriarcado que sigue presionando a las mujeres para lucir de cierta manera a pesar de que existan movimientos en resistencia.

Es una barbaridad que tengamos que aprender a deconstruir un problema que no es inherente en nuestra esencia humana, sino que lo construye la sociedad. – Alba Alfageme i Casanova.

Debido a esto, es importante colectivizar el sufrimiento y aprender que cada mujer se relaciona de una manera diferente con sus cuerpos y que, además, cada una de ellas son atravesadas por distintas vivencias que las ayudan (o no) a reconciliarse con su corporalidad. De acuerdo con el portal Ara, oponer resistencia a una estructura que se beneficia diariamente de las inseguridades femeninas no es una tarea fácil, pero las expertas coinciden en que un primer paso para conseguirlo es definirse desde la neutralidad y corroborar lo siguiente: mi cuerpo no es ni bonito ni feo; simplemente es el que tengo.