Las denuncias en redes sociales se han vuelto cada vez más consistentes, pues el movimiento MeToo, le dio a las mujeres un espacio donde pueden denunciar el abuso que vivieron. Pero muchas de ellas, lo hacen en tiempos diferentes, algunas pueden tardar años, mientras que otras pueden denunciar en el momento, ¿por qué pasa esto?

El útlimo caso se dio a conocer es el de Melissa Yamel, prodcutora y standupera feminista, quien denunció vía Twitter al comediante Mau Nieto por abuso sexual. El agresor se justificó y negó las acusaciones, a través de un video recientemente publicado, anunció que “demandó” a Yamel por el “lichamiento mediático y la cancelación” tras ser acusado de misógino, machista y violador.  

Sin embargo, Melissa Yamel compartió en entrevista para La Cadera de Eva que, desde que publicó la denuncia en su perfil, recibió amenazas de muerte, amenazas de violencia sexual y mensajes de odio por parte de los seguidores del grupo de comediantes involucrados. 

Escrache público: la verguenza de ser exhibido 

El escrache se ha vuelto una forma de denuncia común, esta forma se conoce como las denuncias en tendederos o en redes sociales. Lo que caracteriza al escrache es que busca denunciar socialmente a personas que hayan ejercido algún tipo de violencia contra otras u otros, en este caso contra las mujeres, de acuerdo con Gema González, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

“El escrache tiene implicaciones políticas y sociales, sobre todo individuales para el agresor y la víctima. Nosotras, en la denuncia social lo que hacemos es señalar al agresor, lo que queremos es que eso se viralice, quien es el agresor. Eso va acompañado de una organización en redes sociales también para propagar la denuncia pública, para exibirlo”, señala la organización feminista Red No Están Solas (REDNES). 

En el caso de las denuncias en redes sociales, tienen el objetivo de advertir a otras mujeres que se relacionen con esos agresores, avisarles sobre la violencia de la que pueden ser víctimas. En ese sentido, quienes denuncian en redes sociales suelen hacerlo porque, en muchas ocasiones no tienen los medios para denunciar de manera formal. Para muchas mujeres las denuncias en redes son la única opción, de ahí que la responsabilidad de la sociedad sea creerle a las víctimas, de acuerdo con González. 

Las mujeres sí denuncian

Las mujeres sí denuncian cuando son víctimas de algún tipo de violencia en razón de género; pero se quedan en las carpetas de investigación y muy difícilmente llegan a ser cosa juzgada, de acuerdo con la organización Nosotras Tenemos Otros Datos.

“Ellas se presentan a los ministerios públicos, llevan sus documentos y llevan pruebas pero se quedan guardadas en las fiscalías”, señaló Patricia Olamendi, abogada feminista. 

Hasta 2021, el 46.9% de los delitos cometidos contra mujeres en los que se inició averiguación previa o carpeta de investigación no pasó nada y 26.5% están en trámite, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE). 

“México se convirtió en uno de los países con uno de los más altos índices de impunidad, principalmente en delitos contra las mujeres. Los datos oficiales son sólo un fragmento de lo que sucede a las mujeres en espacios públicos y privados”, afirmó la abogada

Las cifras contemplan que entre el 10% y el 7% de las mujeres denuncian a sus agresores; sumado a ello, el 70% de las mujeres mexicanas han sido víctimas de algún tipo de violencia con base en su sexo y género, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021.

Estos números apuntan a una cultura del silencio, donde la responsabilidad de la inacción de las autoridades recae en las víctimas "porque no denuncian", pero no es así. En “los datos de la realidad”, como lo llaman las activistas, la violencia institucional es la principal razón por la cual las mujeres deciden no denunciar. 

Por otro lado, a medida que más mujeres se han presentado para denunciar a los perpetradores de agresión y acoso sexual, se ha estado gestando una reacción legal contra el movimiento MeToo por parte de hombres victimarios que tienen más recursos económicos que las sobrevivientes. 

El comportamiento de intimidación por parte de los agresores en redes sociales, “es un mensaje subliminal para pedirles a las mujeres que bajen la voz, que no hablen a menos que su historia sea más convincente que la de su agresor, pues si no, van a volver a ser sometidas”, escribe Estefanía Veloz, abogada y columnista

La violencia institucional al denunciar 

Nosotras Tenemos Otros Datos señala que en las cifras oficiales publicadas en los años recientes, se  encontró que las razones principales por las que entre el 93 y 97 por ciento de las mujeres no denuncian son: 

  • 33.9% cree que es una pérdida de tiempo 
  • 14.2 % desconfía de la autoridad 
  • 8.5% porque los trámites son imposibles, tortuosos y largos 
  • 3.5% por la actitud hostil de la autoridad 
  • 0.6% por miedo a extorsión
  • 38.3% por miedo al agresor, porque consideran que su caso no será importante para la autoridad o por no tener pruebas suficientes 

Todas estas razones forman parte de la violencia cometida por el personal que integra las instituciones, quienes están obligadas a garantizar el acceso y la procuración de la justicia, la reparación del daño y la no repetición. Sin embargo, recaen en la revictimización, es decir se produce un sufrimiento añadido por parte de instituciones y profesionales encargados de prestar atención a la víctima después de ser agredida, afirman. 

“Lo que dicen estas causas sobre no denunciar es que hay una autoridad incompetente, que invalida a las mujeres. Las violencias iniciales no son atendidas, lo que hace un sistema de justicia corresponsable que permite la perpetración de la violencia contra las mujeres”, afirmó Lorena Villavicencio, ex diputada y miembra activa de Nosotras Tenemos Otros Datos. 

La violencia institucional es una forma de validar los demás tipos de violencia, específicamente la violencia feminicida, pues el mensaje dado por la inacción de las autoridades es que los agresores pueden ser violentos, incluso en repetidas ocasiones hasta llegar a la demostración máxima de violencia contra una mujer: el feminicidio, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Con esto, el Estado mexicano ha pasado a tomar un rol de victimario. Por ello, en todos los niveles de gobierno, las instituciones tienen la responsabilidad de construir y socializar la perspectiva de género, por eso es importante la sensibilización de las personas que las integran. Además, de seguir combatiendo la cultura patriarcal y comenzar a cuestionar a los agresores, en lugar de cuestionar a las sobrevivientes y sus procesos.