Melisa Raouf, estudiante universitaria de 20 años del sur de Londres se convirtió en finalista de Miss England hace unos días, pero en los casi 100 años de historia que tiene el certamen ella se ha convertido en la primera mujer en competir sin usar maquillaje. Ahora, se prepara para competir en octubre durante las finales por la corona.

Significa mucho para mí porque siento que muchas mujeres de diferentes edades se maquillan porque se sienten presionadas a hacerlo. Si uno está feliz en su propia piel, no deberíamos obligarnos a cubrirnos la cara con maquillaje, nuestros defectos nos hacen quienes somos y eso es lo que lleva a que cada individuo sea único, dijo Melisa en una entrevista.

Melisa afirma que comenzó a usar maquillaje desde muy temprana edad y siempre buscó “esconder” sus imperfecciones, pero después de un tiempo se reconcilió con ella misma y comenzó a dejar el maquillaje de lado para entender su piel y sus “defectos”.

Por su parte, Angie Beasley, directora de Miss Inglaterra, le dijo a 'CNN' que la ronda de 'Top Model Bare Face' inició en 2019 debido a que "la mayoría de las concursantes enviaban imágenes muy editadas, con mucho maquillaje, y queríamos ver a la persona real detrás del maquillaje" y le deseó mucha suerte a Melisa por haberse atrevido a romper los estereotipos de belleza.

Los concursos de belleza

Los concursos de belleza han existido desde 1854, por lo que, en la actualidad, sus prácticas han sido normalizadas y aceptadas socialmente a nivel internacional. A pesar de esto, desde hace algunos años, colectivas feministas han cuestionado la violencia simbólica y misoginia que existe dentro de los concursos.

Según expertas feministas, en estos concursos se replican y promueven estereotipos de género, y cosifican a las mujeres que participan en ellos. Por otra parte, dentro de los concursos de belleza se castiga la diversidad de cuerpas y el paso del tiempo en ellas ya que procesos naturales del cuerpo como las estrías, el vello corporal, las arrugas y la celulitis, son vistos como indeseables y como señal de descuido o de mala salud, lo cual afecta directamente a la autoestima de las participantes, tanto como de la audiencia.

En México, La Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados de México señaló que la violencia simbólica se ha naturalizado, a partir de las representaciones culturales, lenguaje, arte, teatro, cine, televisión, chistes y bromas. Así mismo, señalan que este tipo de violencia es aún más invisible y, por lo tanto, difícil de erradicar ya que no se nombra y al no utilizar algún tipo de fuerza física, es invisibilizada por medio de tradiciones y prácticas cotidianas.

Consideramos que los concursos de belleza son eventos, en este sentido, que exhiben a las mujeres mediante patrones socioculturales y bajo estereotipos de género como un instrumento para enaltecer la concepción del cuerpo de la mujer como objeto. Limitan el desarrollo personal de las participantes, afirmó la Comisión.

El dictamen emitido por la Comisión busca definir a la violencia simbólica como la expresión o difusión por cualquier medio -ya sea en el ámbito público o privado- de mensajes, estereotipos, valores icónicos e ideas que justifican la subordinación, la desigualdad, la discriminación y la violencia contra las mujeres en la sociedad.

La realización de concursos, certámenes, o cualquier otra forma de competencia en la que se evalúa de forma integral o parcial, y con base en estereotipos sexistas, la belleza o la apariencia física de mujeres, niñas y adolescentes, comentó la Comisión.

¿Empoderamiento femenino?

Si bien muchas personas consideran que este tipo de eventos traen consigo empoderamiento femenino, según Patricia Olamendi, abogada y defensora de derechos humanos, comenta que el llamado “empoderamiento” pretende que las mujeres sean aceptables para el sistema patriarcal, fomentando estereotipos de belleza y roles de género, con ello, se logra obtener una "buena imagen" ante la sociedad.

Esta presión, dirigida principalmente a las mujeres jóvenes, se ve llevada a la sociedad por medio de los concursos de belleza, telenovelas y películas que las bombardean señalando que si no cumplen ciertos estándares patriarcales no tienen un valor dentro de la sociedad.

APVB