¿Alguien te ha dicho alguna vez que exageras, que estás loca, que cómo puedes pensar eso y que lo que estás viendo no es lo que tú crees que estás viendo? ¿En una discusión te repite que te acuerdas mal de las cosas o que aquello no pasó como pasó? Eso es gaslighting, un abuso continuo, repetitivo y sutil que desgasta y acaba por anular a quien es víctima de este maltrato.

Las relaciones de abuso no siempre muestran las violencias de manera evidente como los golpes, existe una forma de violentra que busca desgastar paulatinamente a las mujeres: la violencia coercitiva es un mecanismo presente en muchos contextos de abuso o maltrato, está presente en las relaciones de pareja violentas, en las familias autoritarias o en cualquier tipo de vínculo que se base en el esquema de dominación y sumisión, afirman expertas.

Este mecanismo se implementa con el fin de que la persona afectada acepte y prolongue el vínculo de maltrato. La violencia coercitiva se vale de emociones como el miedo, el amor, la culpa, la vergüenza y el rechazo a la soledad para ser efectiva

Una de las violencias coercitivas más nombradas es el gaslighting que consiste en un mecanismo de violencia psicológica para hacer dudar a alguien de su propia realidad, negándola e intentando confundirla en su percepción o sus recuerdos.

De acuerdo con expertas feministas, cuando se establece una relación de maltratador y víctima, también se forjan fuertes vínculos de dependencia, el uno necesita del otro y la violencia está en la esencia de todo y se vale de múltiples instrumentos, estos van desde la violencia coercitiva hasta la violencia física. Todo ello conforma un ciclo del que es difícil salir, así que no, el “amiga date cuenta” no es la solución para salir de un ciclo de violencia.

via GIPHY

La violencia coercitiva

La violencia coercitiva es un mecanismo que opera en los vínculos de maltrato. Su función es la de crear en la víctima la convicción de que necesita profundamente a quien le maltrata; el maltratador ejerce violencia psicológica e interfiere en los pensamientos de la víctima con la idea de que, a pesar del sufrimiento actual, es mucho mejor que esté con él que sin él.

Así mismo, la violencia coercitiva contiene agresiones verbales donde el agresor ataca la autopercepción de la víctima, se recalca su inferioridad y se hace hincapié en sus vacíos y fallas. El discurso está orientado a destruir el amor propio y la confianza de otra persona.

Otro de los recursos usados por el agresor es el miedo, éste sentimiento es un instrumento indispensable dentro de la violencia coercitiva; el recurso al miedo busca que haya una paralización de la respuesta en la víctima. En la violencia coercitiva hay una especie de “maltrato impredecible”, es decir, confuso y expectante para la víctima y es precisamente ese estado el que puede reducir la capacidad de reaccionar o actuar frente a las agresiones.

via GIPHY

Por otra parte, la violencia coercitiva no sólo se limita a agresiones verbales, sino que también hay acciones físicas como las amenazas y el aislamiento de la víctima para que así no tenga una red de apoyo externa que la ayude a salir del ciclo de violencia en el que se ve envuelta y, al mismo tiempo, cree una dependencia hacia su agresor. Este tipo de violencia es una herramienta más del patriarcado para continuar sometiendo a las mujeres, pero la violencia coercitiva también es usada en otros espacios que “cobijan” a personas que se encuentran en situaciones vulnerables.

Religión, coaching o terapias alternativas pueden ser una entrada a una secta que ejerce violencia coercitiva a quienes, vulnerables, buscan una solución a sus problemas.

La violencia coercitiva dentro de las sectas

Actualmente, existen un sinfín de organizaciones que buscan captar personas que se encuentran en situaciones vulnerables, un ejemplo de ello es La Luz del Mundo, secta que escondía detrás de sus creencias a un líder pederasta y abusador. La Luz del Mundo pertenece a lo que en la actualidad es denominado como sectas coercitivas. Según Álvaro Rodríguez Carballeira, profesor de Psicología Social en la Universidad de Barcelona, las sectas coercitivos son un grupo totalitario que emplea técnicas de violencia coercitiva para captar a las personas y someterlas a la dependencia del grupo. Esta dependencia reduce la autonomía personal de los adeptos y la vinculación con su entorno familiar y social, pudiendo llegar a extremos difíciles de comparar con cualquier otra situación de interacción social.

La violencia coercitiva incluye técnicas de manipulación y control, para atacar la identidad del sujeto, crearle un vacío e inducir en él luego una transformación hasta conseguir su conversión a una nueva identidad. Son estos métodos de influencia manipuladora y explotadora, que subordinan la salud y el bienestar de los miembros en beneficio del líder o cúpula dirigente.

via GIPHY

Las sectas coercitivas, tienen fines o doctrinas que pueden ser de carácter religioso, pero también de tipo cultural, terapéutico, político, comercial, esotérico, de desarrollo del potencial humano, etc., resultando en general socialmente aceptables. Los fines reales de las sectas coercitivas se pueden resumir en uno, el logro de poder, pero este logro de poder puede presentarse de diversas formas, fundamentalmente tres:

  1. Como dominio sobre la vida de los adeptos.

  2. Como acumulación de recursos económicos y todo lo que de ellos se deriva.

  3. Como expansión del número de seguidores y extensión del dominio y control a otros espacios e instituciones sociales.

Cuanto mayor sea el número de adeptos y el poder alcanzado en la sociedad, mayor tenderá a ser la legitimación social obtenida y mayor el ensalzamiento-divinización del líder o cúpula dirigente y su doctrina. El elemento que define más plenamente a las sectas coercitivas es el de los medio coactivo-coercitivos que ponen en marcha para lograr la sumisión de sus miembros.

Las sectas coercitivas se encuentran disfrazadas de muchas asociaciones que ofrecen la solución a cualquier problema, por lo que es importante aprender a identificarlas para no caer en ellas.