Lady Boo es una activista dedicada a promover el body positive, por medio de Instagram difunde mensajes de amor propio y aceptación; fue por medio de esta aplicación que la activista contó el violento episodio de gordofobia que vivió cuando pidió ayuda psicológica en un centro asistencial, ya que sufre de depresión y ansiedad desde los 14 años.

Hace poco cambió de centro médico y la nueva doctora que la atendió la juzgó desde que entró a su consultorio; lejos de darle la ayuda que necesitaba o transferirla con un psiquiatra, la doctora asumió que la depresión y ansiedad de Lady Boo se debía a su peso.

La doctora le preguntó si tenía dinero para comprar unas nuevas pastillas que la ayudarían a adelgazar y, después de esto, la derivó con una enfermera quien se limitó a pesarla en lugar de atender los trastornos por los que estaba buscando ayuda.

Dijo que me iba a pesar, algo que no entendí porque yo fui a pedir ayuda psicológica. Cuando marcó la máquina el peso, suspiró (…) Después me dijo: Es por tu salud, aquí trabajamos así. No hace falta que llores. Cuando estés bien de la ansiedad, tú misma vas a decir ‘ya no voy a comer tanto arroz ni tanta pasta’, le dijo la enfermera a la influencer.

La influencer, quien contó su experiencia entre lágrimas, afortunadamente recibió el apoyo de sus seguidores, quienes la felicitaron por ocuparse de su salud mental, pero le sugirieron cambiar de especialista por una que no la juzgue.

La gordofobia

La investigadora Nina Navajas, visibiliza en un estudio científico basado en su propia experiencia que la gordofobia está tan extendida en la sociedad como el racismo y el machismo.

Deberías adelgazar, te lo digo porque te quiero’ es el título de su trabajo, en el que refleja que la gordofobia (terror patológico a la gordura o prejuicio y discriminación contra las personas obesas) llega a suponer un estigma que genera “una renuncia al bienestar físico y psicológico de la persona”, afirma en el portal Efeminista.

En su trabajo de investigación manifiesta que el malestar por su peso empezó cuando tenía 10 años y tras comentarios de algunos familiares “movilizaron la idea de que la gordura era socialmente indeseable”.

Nina afirma que todos los procesos vitales desde su infancia estuvieron marcados por su obsesión con las calorías, los kilos y las opiniones de su entorno.

A su juicio, en las interacciones sociales el estigma de la gordura se despliega de forma directa (con insultos al cuerpo), indirecta (cuando en un restaurante nos sugieren lo que menos engorda del menú) o con el entorno (cuando los asientos de un medio de transporte o un cine no son lo suficientemente amplios o cómodos).

Así mismo, Nina también advierte de que la gordofobia en el ámbito escolar, social y laboral origina un estigma que se acaba asumiendo: “No hace falta que haya nadie por la calle que te diga algo o te mire, tú misma te vas cerrando puertas porque sabes que personas como tú o con un cuerpo parecido al tuyo han sido discriminadas”.

APVB