La periodista deportiva Vanessa Huppenkothen presumió en redes sociales a un “chingón”, de acuerdo con sus palabras, al que decidió tomarle una fotografía y compartir su admiración por la persona que sólo estaba trabajando

“Me encontré con un chingón en la calle!”, escribió la conductora de televisión junto a una fotografía que muestra a una persona con muletas y una pierna amputada mientras carga sobre su espalda una mochila de repartidor de comida.

Sus seguidores le hicieron un necesario recordatorio: que no está bien “romantizar” la precariedad laboral en México. “Romantizar la precariedad laboral en una narrativa de superación es lamentable y repugnante”, le respondieron.

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¿ROMANTIZAR LA PRECARIZACIÓN LABORAL? 

La romantización de este tipo de situaciones es crear estereotipos, ilusiones y expectativas desde una perspectiva sin conciencia de cómo impactan las estructuras de poder en la vida de las personas atravesadas por el capitalismo, el patriarcado y el racismo.   

Entonces, decir que una persona es “chingona” por trabajar en condiciones de discapacidad, es no reconocer que esa persona ha sido orillada por la discriminación y la marginación a trabajar en condiciones de incertidumbre económica, inseguridad social y vulnerabilidad

“No dudo que sea un chingón pero qué pinche afán de romantizar estas situaciones. Cuándo nos vamos a cuestionar si es correcto que una persona sin una pierna trabaje de repartidor… caminando!”, contestó uno de  los seguidores de Vannessa. 

Según los datos recabados por la iniciativa Acción Ciudadana Frente a la Pobreza siete de cada diez personas trabajan en el país sin posibilidad de superar el umbral de la pobreza, lo que representa el 71.4 por ciento de la población. Además de que seis de cada 10 trabajadores (61.2 por ciento) no cuentan con afiliación al Seguro Social.

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QUE TU PRIVILEGIO NO NUBLE TU EMPATÍA

“Entonces soy una romántica porque yo lo admiro y se me hace un ejemplo de superación”, respondió la periodista. 

Por otro lado, si bien existe la romantización, tampoco hay que caer en la revictimización de las personas que sólo buscan vivir una vida digna. Reconocer que, a pesar de la discriminación, la precarización y marginación, estas personas se han esforzado para superar los obstáculos de su condición, también es importante.

Pero, desde la perspectiva de una persona privilegiada social y económicamente, es importante cuestionar ¿qué estamos haciendo como sociedad para que todas y todos puedan acceder a las mismas oportunidades?

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI reveló que en 2022 se registró un aumento de 602 mil hombres que se incorporaron a los sectores informales, como podría ser el caso del repartidor de UberEats, algo que Acción Ciudadana Frente a la Pobreza ha catalogado como “un desastre que se ha ‘normalizado’” y que no solo deriva en bajos salarios, condiciones críticas de ocupación y por ende pobreza.