Tras la celebración, se dio a conocer que JLo decidió tomar el apellido Affleck, lo que ocasionó críticas en medios y redes sociales, pero desde la perspectiva feminista, esto va más allá de la “libre elección” de tomar el apellido de su nuevo esposo. 

Como en una comedia romántica, pareciera que casarse con Ben Affleck era algo que Jennifer López esperaba desde hace tiempo, como si fuera su único propósito. Aunque en las fotografías y declaraciones, se nota que ambos están sumamente contentos con su nueva etapa como pareja. 

Ahora el nombre de JLo es Jennifer Lynn Affleck. Foto: Getty Images 

Tanto que Jennifer no dudó en presumir que ahora se llama Jennifer Lynn Affleck, y que su esposo es Ben. En una carta compartida a través de su newsletter oficial, la cantante contó los detalles de su boda y se mostró emocionada de presumir su matrimonio que, en sus palabras, durará “para toda la vida”

¿PRÁCTICA PATRIARCAL O ELECCIÓN PROPIA? 

“Las mujeres nunca han tenido apellido, sino que este ha sido una forma de marcar la propiedad de los varones sobre las mujeres”, afirma Daynamo, creadora de contenido feminista.

De ahí que la tradición de adquirir el apellido del varón cuando una mujer contrae matrimonio, literalmente significa que cambia de propietario”. Es decir, el varón que ahora tiene poder sobre ella es su marido.

Esta práctica machista y patriarcal se fue transformando con el paso del tiempo, en décadas más recientes se acostumbraba a que las mujeres conservaban su apellido de “soltera” y agregan el apellido del varón seguido de un “de”, por ejemplo: Josefa Ortiz de Domínguez. 

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Esto seguía representando un dominio sobre las mujeres por parte de los varones, una forma de marcar su propiedad sobre la identidad de las mujeres, señala Daynamo. Aunque en la actualidad es menos común añadir el apellido del varón, sí se sigue acostumbrando adquirir el apellido del padre antes del de la madre

La experta feminista señala que esto sí afecta a la identidad de las mujeres, pues los apellidos son algo que siguen marcando a las mujeres como propiedad de algún hombre ante el Estado, sea su padre o su marido. 

“Es decir, las mujeres no tienen apellidos propios, aunque prioricen el suyo sobre el de sus parejas, sus apellidos siempre, siempre, van a ser apellidos masculinos. Porque los apellidos femeninos, tristemente no existen”, según teóricas feministas.  

Tal como recomienda Dynamo, experta feminista, la propuesta ante este tema de identidad, se pueden crear nuevos y originales nombres de familia; pero las mujeres, independientemente de tener o no pareja, tienen el derecho a tener apellidos propios, que las identifiquen y que estos no se basen en la tradición patriarcal.

CULTURA PATRIARCAL Y AMOR ROMÁNTICO 

Ante el anuncio del casamiento de JLo y Ben, la conductora de televisión Shelly Horton dio su opinión, que rápidamente fue seguida por el resto de conductores. Lo interesante, es que no se refiere a que el apellido del esposo de López sea algo anticuado, sino que enfatizó que la cantante “es una marca”, empezando con su nombre

“Este es su cuarto matrimonio, debería haber aprendido a no cambiar su apellido. Sabes, no siempre funciona, creo que es loco que la gente se cambie el apellido. Las mujeres no deberían renunciar a su identidad solo porque se casan. Ella más que nadie debería saberlo. Es una marca”, señaló Horton. 

Por otro lado, Hilda Burke, una terapeuta de parejas irlandesa, cree que las mujeres que eligen conservar sus apellidos no deberían juzgar tan rápido a las otras. La especialista apunta que estos conceptos de "romance de antes", reforzados por el cine y la literatura, se han amplificado con las redes sociales.

Esto significa que las mujeres seguirán influenciadas por este tipo de mensajes, a pesar de que el feminismo cuenta con una mayor plataforma hoy en día.

"Mucha parte del contenido de las influencers gira en torno a tener un novio, una gran fiesta de matrimonio y luna de miel. Incluso aunque esas mujeres se identifiquen como feministas, el estilo de vida que representan es el del ideal romántico", dice Burke.

La especialista opina que, para muchas, cambiar al apellido de sus maridos es una opción pragmática y no necesariamente tiene que ver con ser más o menos feminista.

Con información de BBC Mundo