“First Kill'''' es el nuevo romance adolescente de Netflix, se ha vuelto tendencia y sensación entre la juventud por tratarse de un romance lésbico lleno de clichés pero sin lesbofobia. 

La serie de ocho capítulos, adapta un relato corto de Victoria Schwab que The New York Times publicó en 2020, convirtiéndolo en todo un fenómeno de literatura juvenil y, en su debut en la pantalla con su autora entre el equipo de guionistas y Emma Roberts como productora, sigue cosechando éxitos.

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Juliette (Sarah Catherine Hook) y Calliope (Imani Lewis) son dos adolescentes –vampira la primera, cazadora la segunda– que sufren un crush inesperado. Tan inesperado como inoportuno porque el cliché romántico del amor prohibido se corona con la dinámica shakesperiana de dos familias en guerra que se enfrentarán hasta la muerte. 

Al mejor estilo Romeo y Julieta, la historia de amor debe sobreponerse a los prejuicios de sus padres, a los asesinatos y amenazas de ambos bandos. Pero quizás lo más particular y lo más valioso de la serie sea el hecho de que no hay salidas del closet dramáticas, escenas clásicas de lesbofobia o conflictos de aceptación de la propia sexualidad; esas experiencias agotadoras que caracterizan a casi todas las ficciones televisivas de lesbianas, especialmente si se trata de romances adolescentes.

Los conflictos identitarios de Juliette, la protagonista, tienen que ver, fundamentalmente, con su condición de vampira, y su negación a ser moralmente incorrecta y asesinar humanos. 

Mientras que, como cualquier adolescente, se va descubriendo en una ola de hormonas y amor que la hacen suspirar por su archienemiga de nacimiento: Calliope.

A pesar de cumplir con todos los clichés románticos, de lo que sí parece haberse desvinculado First Kill es de ese amor romántico y tóxico que nos dejaron sagas como Crepúsculo, en la que Edward tras una sensación de falsa protección no dejaba a la pobre Bella tranquila, porque claro, “ella solita no sabía cuidarse”.

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MUJERES PODEROSAS, DUEÑAS DE SÍ MISMAS

En contraposición a esa performance de vampira correctamente política de Julliet aparece Elinor (Gracie Dzienny), la hermana mayor, una vampira sumamente inteligente que chupa sangre de los varones que seduce previamente, y disfruta asesinarlos de manera brutal. Mientras las víctimas agonizan, rueda por el piso su labial, que lleva inscripto el nombre de su tono de rojo: Heartstopper. 

Un personaje que, por más hetero que sea, tiene mucha vibras de ser bisexual y que, a diferencia de su hermana deseosa de ser una humana común, Elinor está orgullosa de su monstruosidad hiperfemenina, fuerte, empoderada de sí misma y decidida a mantener el linaje familiar de mujeres poderosas. 

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Asimismo, las madres de ambas protagonistas no caen en estereotipos de género, sino que son representadas como mujeres poderosas que toman el control de sus futuros y sus vidas, sin que estas dependan o estén en función de un hombre. 

Es así que esta serie, se apropia de los clichés de amor y de las clásicas películas de vampiros pero hace la diferencia en que sus protagonistas, y los personajes alrededor de ellas, son mujeres que tienen diferentes experiencias de vida (sobrenatural) que son contadas con dignidad. 

En redes sociales se hizo notar la población lésbica y bisexual que reclama verse representada más allá de la heteronorma y eso es la normalización que buscamos. 

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Con información de Página 12 y VOGUE