El feminicidio de Yrma Lydya Gamboa en el Suntory sigue en la conversación, la descripción de su agresor, Jesús Hernández Alcocer nos ha remontado a películas de El Padrino o de Juan Orol.

Sobre todo con el texto de Emiliano Ruiz Parra quien escribe “El día que conocí a Jesús Hernández Alcocer vestía como gángster de película: traje gris a rayas, tirantes y camisa de seda. Su Audemars Piguet tenía diamantes engarzados en el reloj y la correa. Pero era más llamativa la corbata: estaba entretejida con brillantes”.

Su vestir no era una alerta pero su actuar sí, Emiliano Ruiz Parra deja huella de que el agresor, Jesús “N” le había pedido a una mesera de 20 años, aproximadamente, un beso. La joven se negó y la reacción fue despedirla. ¿Acaso la chica no tenía posibilidad de decidir sobre su cuerpo? Este ya era un alerta.

En segundo lugar, se ha criticado la diferencia de edad entre Jesús “N” e Yrma Lydia, una diferencia de 58 años, que ponía a Yrma Lydia en una condición de desigualdad.

“Desde el análisis feminista, del amor romántico, sabemos que no es amor cuando las relaciones son en condiciones de desigualdad y en esta pareja había mucho de ello, al ser él mayor, no solo en edad, sino también en poder adquisitivo, relaciones sociales, estatus social, recorrido vital, etcétera”, dice en entrevista Mag Mantilla, feminista.

En este sentido, la feminista y especialista en estudios de la mujer, Alejandra Collado opina algo similar: 

{"quote":"“La diferencia de edades nos habla de un camino recorrido de vínculos, avance y crecimiento y estructura de poder, y ella estaba en desventaja”."}

El asesinado de Yrma Lydia refleja el odio hacia las mujeres, según Flor Aydeé Rodríguez, directora de Repara Lumea, organización contra la violencia de género: “El primer elemento y el más evidente es el odio que existe hacia las mujeres por parte del agresor pues, recordemos que el feminicidio es la muerte de una mujer por el  simple hecho de ser mujer”, dice en entrevista.

ANTECEDENTES DE MUERTES “ACCIDENTALES”

Yrma Lydya no era su primera esposa, hay antecedentes de que tuvo otras dos anteriores, también de 20 años que murieron de forma “accidental”.

Además, hay un antecedente de una denuncia por violencia intrafamiliar por parte de Yrma Lydia, pero después desistió de esta. La denuncia fue porque él le había puesto una pistola en la cabeza, pero ella lo perdonó. Incluso se habían divorciado pero volvieron a casarse.

Esta narración de separación y reconciliación nos ilustra el ciclo de la violencia machista, de acuerdo con Mag Mantilla, este ciclo consta de tres etapas: “tensión, crisis y luna de miel, mismo que actúa como circulo vicioso que puede llegar hasta las más graves consecuencias, cómo en este caso”, señaló.

“Esto comportamientos sociales bien aceptados tienen que ver con esta superioridad y sentido de que las mujeres les pertenecen, se ve una relación desigualdad en cuanto edades, también económica”, apunta Collado.

Ahora, Jesús “N” está en prisión preventiva  en el Reclusorio Norte, sin embargo, se teme de lo que pueda pasar, ya que tiene buenos nexos con políticos. En su columna, Guadalupe Loaeza revela que al parecer es amigo de Gertz Manero.

Además, en el historial del agresor se le vincula con el caso del Obispo Onésimo Cepeda, a quien había ayudado a salir de una acusación por falsificar un pagaré de 130 millones de dólares, según Emiliano Ruiz.

Incluso, Rafael Montes señala en Milenio que se le ha vinculado con “Genaro García Luna, el secretario de Seguridad de Felipe Calderón, acusado de nexos con el narco. También se le relaciona con el diputado panista Federico Döring y hasta con el expresidente del Tribunal de Superior de Justicia de la Ciudad de México, Édgar Elías Azar. Todos, personajes con polémicos historiales”.

La muerte de Yrma Lydia nos deja ver la urgencia de atender la violencia feminicida, como esta se relaciona con el abuso de poder y machismo, en este caso, con la facilidad que Jesús “N” pudo sacar una pistola y asesinar a su esposa en la Ciudad de México.

Probablemente también Yrma Lydia sufrió otros tipos de violencia como sexual, psicológica o sexual, ya que como se sabe, según Collado “para llegar a un feminicidio se tuvieron que atravesar otras violencias”.