Quienes buscan romper el muro de la impunidad se convierten en referentes en el ejercicio y la exigencia del derecho de acceso a la justicia, la verdad, la reparación integral del daño y de garantías de no repetición. Lidia Florencio, Karen Reyes y Verónica Téllez son madres que han hecho la gran labor de luchar para encontrar justicia para sus hijas, quienes fueron víctimas de feminicidio. 

Lidia Florencio es madre de Diana Velázquez Florencio. Junto a su familia ha luchado desde 2017 por encontrar la verdad y la justicia para el caso de su hija, quien tenía 24 años cuando fue asesinada en Chimalhuacán, Estado de México; salió de su casa para realizar una llamada pero nunca regresó. 

“Ha sido lo peor que he escuchado en la vida, ese día cuando Laura (hija de Lidia) me dijo que habían asesinado a Diana, yo morí”, dijo Lidia Florencio.

Imagen

 Foto: Andrea Murcia / CUARTOSCURO

En el caso de Diana Velázquez Florencio hubo total indiferencia por parte de las autoridades, entre ellas, el Ministerio Público, la policía de investigación y los peritos, pues determinaron que se trataba del cuerpo de un hombre ya que supuestamente los rasgos correspondían al género masculino.

Al haberlo clasificado como tal, el cuerpo estuvo sin ser reconocido varios días, lo que complicó investigar qué pasó con el cuerpo por el estado de descomposición en el que se encontraba. Fue hasta que los familiares entregaron unos papeles en la Semefo de Neza y les notificaron que habían encontrado un cuerpo similar pero había sido clasificado como hombre, los familiares entraron a reconocerlo y notificaron que era el cuerpo de Diana, la ropa y su peinado fue el que reveló su identidad.

En un principio, el caso de Diana no se había tipificado como feminicidio hasta que encontraron el cuerpo, “hicieron caso omiso de todas las leyes, protocolos y estándares internacionales en donde se especifica que toda muerte violenta de mujer debe de ser investigada como feminicidio”, explicó Lidia Florencio

La violencia feminicida no se detiene, pues las cifras oficiales señalan que durante el primer trimestre de 2022, el Estado de México sumó 41 feminicidios en el primer trimestre del año, posicionándose como una de las entidades con mayor incidencia de feminicidios

Desde el 2015, el Edomex fue el primer estado en declararse con Alerta por Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM); actualmente cuenta con 11 alertas por feminicidio y desaparición en toda la entidad, sumado a los seis municipios declarados con doble alerta de género: Chimalhuacán, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec, Ixtapaluca, Nezahualcóyotl, Toluca y Valle de Chalco. 

“No les interesa, porque ellos piensan que es una mujer asesinada más, simplemente es la muchacha que vieron ahí en la calle. Nunca se van a poner a pensar en todo lo que a Diana y a nosotros nos arrebataron”, acusó Lidia Florencio.

Imagen

Lidia Florencio frente al Palacio Nacional. Foto: Andrea Murcia / CUARTOSCURO

A  lo largo de estos cinco años, la familia de Diana Florencio ha protestado ante las fallas del Estado. En julio del 2020, sostenía un plantón frente a Palacio Nacional, fue citada por la entonces Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quién sólo dijo a la familia que ya estaba detenido el presunto feminicida de Diana. Sin embargo, hacía falta detener a otro de los agresores, ya que según investigaciones de la fiscalía fueron dos los responsables de la muerte de Diana.

“Eso hizo que no nos quedáramos calladas, que saliéramos a las calles, que hiciéramos diferentes acciones y que lucháramos con todas nuestras fuerzas para que el feminicidio de Diana no quedara impune”, mencionó la madre de Diana.

El 21 de enero de 2022, el feminicida fue declarado culpable y sentenciado a 93 años de prisión. La sentencia fue un logro histórico para las mujeres del Estado de México, pues es un precedente que marca la pauta para buscar que las sentencias sean vitalicias para quienes cometan feminicidio

Lidia afirmó que esto no hubiera sido posible sin la presión a las autoridades por parte de colectivas, mujeres independientes y las abogadas que estuvieron llevando el caso. En ese sentido, el caso es un ejemplo para que los casos de feminicidio de las mujeres que viven en la periferia consigan esa justicia que se merecen. 

“Estoy tranquila porque sé que el sujeto ya no va a salir a hacer más daño, que ya no va a cometer lo mismo que hizo con mi hija, creo que eso nos da algo de satisfacción”, declaró Lidia Florencio. En ese sentido, para su familia “no se puede llamar a una justicia. Lo justo sería que Dianita estuviera aquí, que regresara pero pues eso yo sé que eso es imposible”, compartió. 

“Yo como madre, en mi memoria, en mi pensamiento y en mi caminar tengo a Diana. Hasta el día que me muera va a estar aquí en mi corazón”, manifestó Lidia Florencio.

Aunque ya hay un responsable detenido y sentenciado, aún falta saber en dónde está el segundo sujeto, cómplice del feminicidio y responsable del abuso sexual. La familia se pregunta qué está haciendo la Fiscalía y cuál es la línea de investigación para dar con el otro agresor.

Imagen

Altar para Diana Velázquez Florencio en la casa de Lidia Florencio. Foto: Andrea Murcia / CUARTOSCURO

“ELLA LE DABA ALEGRÍA A NUESTRA CASA”

Verónica Téllez es madre de Martha Téllez, víctima de feminicidio en 2016 en el municipio de Chicoloapan, Estado de México. “Martita” es como la nombra su madre al contar que ella era una joven de 17 años que siempre llenaba de alegría su casa. De niña le gustaba jugar con su madre mientras interpretaban historias sobre rescatar animalitos, lo que al crecer motivó a Martita a querer ser veterinaria. 

Esta anécdota es una de muchas con las que Verónica, junto con sus otros tres hijos e hijas aún cuentan para mantener vivo el recuerdo de Martita. Aunque muy seguido la emoción ya no es la misma, pues esa alegría que mantenía a Verónica activa y resiliente ante situaciones de la vida, se fue. 

“Ya no tengo muchas ilusiones, ya no me hace feliz cualquier cosa, ya no tengo la energía ni la vitalidad… Por eso la extraño mucho, por esa alegría que ella le daba a nuestra casa” expresó Verónica Téllez.

Después del asesinato de su hija, Verónica emprendió su propia investigación, ya que las autoridades de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México no han avanzado en la resolución del caso. A lo largo de seis años, aún no hay una línea de investigación concreta, a pesar de los resultados de la búsqueda independiente de la madre de Martha. 

Imagen

Foto: Sofía Carbajal

Hasta la fecha se han encontrado diversos testimonios que podrían ser cruciales para dar con uno de los sospechosos. Sin embargo, las autoridades encargadas se han dedicado a desestimar las pruebas presentadas por Verónica Téllez

“Ubicamos a uno de los sospechosos, uno de mis hijos se arriesgó a seguirlo para confirmar que era él”, contó Verónica.  Cuando reportaron el hallazgo a la policía de investigación, uno de los policías asignados al caso fue a revisar la zona durante una hora, le comentó a la familia que la hermana del sospechoso le dijo que el sujeto ‘ya no vivía ahí’”. En la Fiscalía dudaron de lo que había encontrado la señora Verónica. 

Ante la digna rabia, el enojo y el coraje provocado por el feminicidio de su hija, Verónica Téllez no ha descansado en la búsqueda de la verdad, pero el proceso ha sido tan desgastante para ella, que casi le ha quitado las ganas de continuar, pues el Estado tampoco ha dado un acompañamiento integral adecuado a su caso. 

“Estoy demasiado rota, demasiado decepcionada. Yo quisiera que Martita estuviera con nosotras, que no le hubiera pasado nada malo, pero sé que eso no se puede”, declaró.
 

En el último año, Verónica Téllez ha protestado por el feminicidio de su hija y contra la violencia institucional que han ejercido sobre ella y su familia, ya que en diversas ocasiones ha sido amenazada por autoridades municipales. 

Imagen

Por ello, ha pedido medidas de protección para ella y sus hijos así como sanciones a la presidenta municipal Nancy Gómez y su gobierno ante la criminalización y represión dada en diversas manifestaciones en Chicoloapan. Sin embargo, esto no ha detenido a la madre para seguir visibilizando el caso de Martita, pues también la compañía de colectivas feministas y otras madres la han ayudado a no sentirse sola. 

“Yo me siento fuerte, me siento con más ganas de luchar. Ya no me siento sola”, expresó en la manifestación feminista por el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres de noviembre de 2021.

A pesar del acompañamiento feminista, Verónica no ha tenido un proceso llevadero para asimilar el feminicidio de su hija, pues todos los días tiene que levantarse y ser el sostén de sus dos hijas e hijo. Asimismo, ha tenido que restringir su forma de llevar su duelo para que no la vean sufrir. 

“Me tengo que tragar mi dolor, no le he podido llorar a mi hija y me tengo que contener porque los psicólogos me dicen que les hago mal a mis hijos”, compartió

La justicia para Martita Téllez es algo que su madre aún ve muy lejos, pues la investigación no avanza y “los restos de su hija no pueden descansar en paz” porque aún deben exhumarlos para continuar con las averiguaciones del caso. Ante esto, Verónica expresó que debido al actuar de las autoridades, no sabe cuántos años deberá esperar para alcanzar una justicia sustancial.

“Martita nos sigue haciendo mucha falta. Ahora tengo que esperar quién sabe cuántos años para que me entreguen a mi hija. ¿Cómo les hago entender que yo la quiero volver a besar y abrazar otra vez como si fuera una niña chiquita?”, confesó la madre de Martha Téllez.

Aún falta mucho camino por recorrer para que el caso de Martita Téllez llegue siquiera a la detención de uno de los dos sujetos que la asesinaron, pero su madre sigue en la lucha.

“LA MUERTE ES UN PRIVILEGIO PARA LOS FEMINICIDAS”

Karen Reyes es una madre que no ha dejado de luchar por el caso de su hija Renata Martinely, una niña de 13 años que fue víctima de feminicidio el 29 de noviembre de 2020 en Ixtapaluca, Estado de México, por parte de la expareja de su madre, quien fue asesinado dentro de la cárcel, el 16 de enero del 2022.

La labor de Karen Reyes en busca de justicia es incansable, pero ¿qué pasa cuando la “justicia” es la muerte del feminicida?  Ese es el caso de Renata.

“Nada cambia para ti, porque nada te la va a regresar” (Karen Reyes)

El responsable del asesinato es la expareja  de Kare Reyes; un día quiso grabar a Renata mientras se bañaba y la menor le contó a su mamá. Ella decidió separarse de él y lo denunció ante el Agencias Especializadas en Violencia Familiar, Sexual y de Género (AMPEVIS) por haber acosado a su hija meses atrás. 

Las autoridades de Ixtapaluca no hicieron nada al respecto, la denuncia de Karen terminó con el feminicidio de su hija.

“Es un cúmulo de emociones de frustraciones, de miedos, de cansancio, son de estas sensaciones, que sabes que ya no hay marcha atrás, que ya no hay cómo remediarlo”, compartió Karen Reyes.

El feminicida comenzó su vinculación a proceso con su detención el 31 de diciembre de 2021. Sin embargo, después de 15 días de ser ingresado al penal estatal de Huitzilzingo, inesperadamente, fue asesinado dentro de su celda. La causa de muerte fue asfixia mecánica y que, según señala Karen Reyes, fue la misma causa de muerte que le provocó el sujeto a Renata Martinely. 

“Es de estas victorias amargas, porque al final del día te vas dando cuenta que aunque tú avances, aunque tú tengas pasos firmes, aunque las cosas estén dando bien, al final del día nada cambia para ti porque pues nada te la va a regresar”, expresó.

Imagen

Foto: Manuel López, La Silla Rota

Antes de la muerte del feminicida, Karen Reyes, su familia, colectivas feministas y otras madres de víctimas, buscaban que la justicia obtenida para el caso de Renata fuera también un precedente para otros casos de feminicidio de menores de edad. Es decir, buscaban una sentencia vitalicia para todo aquel que cometiera el delito de feminicidio en niñas y adolescentes

“Nuestra misión era hacerles justicia a nuestras niñas, a nuestras mujeres”, dijo Karen. 

Karen ha vivido un proceso lleno de emociones que son complicadas de procesar, pues lo que ella buscaba, además de una sentencia de por vida para el feminicida, también estaba a la espera de obtener respuestas sobre lo que pasó con su hija. 

“Entré en una depresión muy fuerte porque sentí que iba a canalizar mi coraje y mi enojo en las audiencias. Sentí que estar cara a cara con él me iba a dar muchas respuestas, porque él era el único que me podía dar esas respuestas y ya no las voy a obtener nunca. Para mí fue demasiado injusto”, aseveró la madre de Renata.

Desde la muerte de Renata Martinely su familia vivió un golpe del que no se han podido recuperar, pues ella era la única niña en la familia, pues los demás nietos son varones. Sin embargo, de manera similar al caso de Verónica Téllez, Karen ha vivido un duelo donde ha tenido que restringir sus emociones, ella “tenía que ser fuerte para que mi familia no se viniera abajo, porque yo sabía que si me veían mal a mí, les iba a pegar más”, compartió. 

El acompañamiento emocional que ha recibido como madre de víctima fue proporcionado por las autoridades pertinentes, una trabajadora social y una psicóloga especializadas en casos de víctimas han logrado que Karen Reyes pueda llevar su proceso de manera menos dolorosa. Además, ha sido de gran ayuda el saber que su hija la acompaña a dónde vaya. 

“Cuando yo decía ya no quiero, ya no puedo, como que ella me mandaba este rayito de esperanza, un rayito de luz en lo que estuviéramos haciendo como para saber que tenía yo que dar el último estirón”, expresó.

Finalmente, lo que sucedió con el feminicida de su hija no fue justicia, sino el privilegio de no ser sancionado con las leyes correspondientes. 

“El Estado queda tres veces en deuda con mi hija, la primera al hacer caso omiso a la denuncia ante AMPEVIS; la segunda cuando por esa denuncia omisa dejan que el feminicida logre su cometido; y la tercera al no tener medida cautelar con esta persona, me privan a mí de poder de poderlo sentenciar, de obtener una sentencia justa por el feminicidio de mi hija y que desafortunadamente a raíz de eso, nos dejan a nosotros otra vez vulnerables”, denunció Karen Reyes.

Las autoridades aún están en deuda con ella como madre, pues el juez asignado al caso ha declarado que se le debe entregar la reparación integral del daño. Es decir, una pena económica impuesta para resarcir parte del daño ocasionado por el feminicida; sirve para que la familia no quede vulnerable ante situaciones que se pueden derivar del feminicidio.

Una de estas situaciones es su seguridad e integridad, pues a lo largo del proceso legal, Karen Reyes y su familia han recibido mensajes a la página Justicia Para Renata, en los mensajes se leen amenazasqueriendo meter miedo”, explicó. 

Ante las amenazas no saben si pedir protección a las autoridades, ya que hay situaciones que la han hecho dudar sobre la seguridad que le pueden proporcionar. En ese sentido, expresó que la familia del feminicida ha tenido un comportamiento hostil hacia ella y su familia. 

“Él quería hacerme daño a mí, lo hizo en contra de la vida de mi hija y pues no quisiera saber que el día de mañana pues alguien más de mi familia va a seguir pagando las consecuencias por los actos que él cometió”, comentó.

La violencia cometida hacia las hijas e hijos para agredir a las madres ha sido considerada como violencia vicaria. La psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro, señaló que se trata de un tipo de violencia que afecta de forma específica a las madres, ya que esta violencia es ejercida por sus parejas o ex parejas en contra de ellas a través de sus hijas o hijos

Las madres son mujeres que sienten a flor de piel la pérdida de sus hijas, de sus niñas, de quienes debieron crecer libres y plenas, lo que implica que el desgaste emocional sea sumamente doloroso. Las madres han representado un papel fundamental en el movimiento feminista, se han convertido en mujeres que inspiran a no desistir, pero la labor de una madre buscadora de verdad y justicia es agotadora, cómo han revelado en estas entrevistas.