Desde redes sociales hasta espacios académicos el feminismo radical ha planteado diversas perspectivas que han sido cuestionadas, así como perspectivas de la teoría queer.

Diferentes autoras han establecido que el feminismo radical cuestiona el género desde una perspectiva abolicionista del género; es decir, tiene el objetivo de erradicar las ideas, creencias y comportamiento asociados a lo que “debe ser” una mujer o un hombre, preguntándose qué es ser mujer, qué hace a una serlo y qué vivencias se derivan a partir de la realidad biológica basada en el sexo. 

Esto cuestiona los postulados de la teoría queer, donde se abordan las distintas expresiones de orientación sexual, establece que existen más de dos géneros y con ello que existen las identidades de género; esto es el resultado de una construcción social ficticia y estereotipada del género. Es decir, la teoría queer expone que el género se construye pero no tiene como base la naturaleza biológica humana, sino que se trata de formas de expresión del género fuera de lo considerado “normal”, como las personas de género fluido o no binario. 

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La feminista Sara Ruiz, explica que la teoría queer se enfoca en diversificar el género más allá de lo “masculino y femenino” en hombres y mujeres, pero esto no va enfocado hacia la erradicación del sexismo (contrucción y reafirmación de los mandatos de género). 

Por su parte, lo queer no niega que existan característica sexuales biológicas, sino que ordenarlas en dos únicas categorías es una construcción sociopolítica, escribe Nuria Alabo en Ctxt. De acuerdo con Alabo, el activismo queer, incluye también a la categoría mujer, ya que intenta abrir huecos a mayores ámbitos de libertad para autodeterminarse. 

“Para ello, retan las imágenes sociales de las maneras estándares de ser gay, lesbiana o bi, hombre o mujer e incluso trans, y tratan de abrir puertas para que tengamos más opciones”, señala Nuria.

Rafael M. Mérida, escritor sobre teoría queer, expresa que “las prácticas queer reflejan la transgresión a la heterosexualidad institucionalizada que pretende reprimir los deseos de quienes intentan escapar de la norma”, señala en el texto Sexualidades transgresoras. Una antología de estudios queer. 

De acuerdo con Sara Ruiz, la teoría feminista liberal o queer no son ideologías que tengan como objetivo la emancipación de las mujeres o las disidencias,  ya que depositan la responsabilidad de la transformación de la sociedad en cada una de las personas, de forma individual y con sus mismas herramientas. Lo cual impide que exista una organización colectiva y en conjunto con otras estructuras de poder, como el capital y el Estado. 

Sin embargo, el feminismo radical no pretende invisibilizar a las disidencias sexuales, sino que tiene como objetivo central la emancipación de todas aquellas personas que hayan nacido mujeres, sean lesbianas, bisexuales, hombres trans y personas no binarias. Es decir, que todas aquellas personas que hayan nacido mujeres tengan autonomía y una vida libre de violencia patriarcal, la cual las afecta principalmente a ellas por el hecho de haber nacido mujeres. 

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¿Basta con no ser femenina para dejar de ser oprimida?

La feminista Teresa Bambú afirma que el feminismo radical es el gran incomprendido porque no habla sobre la destrucción de objetos, el extremismo u odio a los hombres o disidencias; sino, sobre entender el problema desde la raíz.

Partiendo de que el género es una construcción social y que obedecerlo es parte de lo que se considera heteronormativo, lo único que puede definir a las mujeres (y hombres) es su biología: el sexo con que se nace. Entonces, ¿cómo es posible “sentirse” mujer si no es a través de la identificación con los roles y estereotipos de la feminidad?

En caso de creer que ser mujer es ser femenina, solo bastaría con dejar de serlo para dejar de ser discriminada, violada, abusada o asesinada. Pero esto hace que la opresión de las mujeres se mire desde una cuestión individual alejada de lo estructural, al negar que nos oprimen por nuestro sexo, a través del género. 

De acuerdo a lo anterior, el género no es algo que se elija de forma particular, sino una imposición para oprimir, subordinar y moldear a las mujeres para que estas cumplan con su rol de servir a los varones, comparte Sara Ruiz. 

Ambas teorías contrastan diversos elementos que son parte de la opresión de las mujeres y disidencias,  ambas consideran que el género es parte de esa opresión. Sin embargo, lo hacen desde diferentes perspectivas: la teoría queer no aborda la opresión por el sexo biológico, sólo por el género asignado al nacer; mientras que el feminismo radical sí considera el sexo biológico y el género, como dos elementos que no pueden existir el uno sin el otro. 

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¿El género que oprime o que es oprimido puede ser una identidad?

Según Sara Ruiz y feministas abolicionistas del género, este no puede convertirse en una identidad, porque eso convertiría lo que es opresivo en un elemento a reivindicar. Es decir, en lugar de erradicar aquello que violenta y pone en desventaja principalmente a las mujeres, sólo se crea una ilusión de que basta con cambiar de género para dejar de ser oprimidas o ser el opresor. 

Por ello, la opresión femenina se apoya en una realidad física y que no se puede cambiar: el sexo; sobre el cual se impone el género clasificándonos en niños y niñas al nacer, convirtiéndose en la raíz que sostiene al sistema opresor.

De esta forma se crea la desigualdad existente entre hombres y mujeres: feminidad, roles, explotación reproductiva y sexual, brechas salariales y todo tipo de violencia en la que las mujeres son víctimas o lo que mejor se conoce como patriarcado. 

Por eso es que  la decisión de cada persona sobre el género que le corresponde no modifica el sistema ni altera las estructuras de poder que requieren una organización colectiva, como la opresión de las personas que hayan nacido mujeres.  En ese sentido, el feminismo radical propone que para erradicar la opresión sería abolir el género, erradicar desde la raíz sus imposiciones, en lugar de convertirlo en una decisión que cada persona puede tomar para reforzar los mandatos de género.