La petición de que los hombres no deben participar en las marchas feministas ha puesto en el debate su papel en este movimiento. Tal es el caso de las manifestaciones feministas, pues a lo largo de los años, esta toma del espacio público se ha convertido en un acto político donde el mensaje es que las mujeres son las voceras de las exigencias feministas. 

En respuesta, María Stella, menciona que en la historia del movimiento feminista el separatismo ha sido más una estrategia que un fin.

Ella aclara a La Tercera que no se busca la anulación de los hombres en la vida cotidiana, tampoco es que el feminismo planteé una vida sin hombres, si no la necesidad de crear ciertos espacios en donde participen sólo mujeres.

De acuerdo con las investigaciones de la académica, esta práctica separatista se comenzó a dar en los años 20’s cuando las mujeres buscaban espacios para ellas.

En 1939, se conformó la Acción de mujeres sociales por parte del Partido Socialista. En el primer número de la revista, las mujeres hablaron de la necesidad de crear un espacio propio, ya que no eran tomadas en cuenta, incluso los hombres decían que los distrían.

Separatismo como acto político

La primera que habló del separatismo fue Marilyn Frye, habló del separatismo masculino existente en la sociedad en instancias tan normalizadas con clubes nocturnos.

En principio ,la necesidad de crear espacios separatistas fue para que las mujeres se pudieran expresar de forma segura y estuvieran libres de violencia.

De acuerdo con Stella aún no queda claro el grado se separatismo, ya que no hay diferencia en cuanto al grado de participación de los hombres dentro del movimiento y si también se pueden considerar como feministas.

Tener una posición separatista tiene distintos niveles que pueden ir desde ene escuchar canciones sexistas, tomar la decisión de dejar de trabajar con hombres incluso no sostener relaciones con ellos.

El nivel de separatismo dependerá de las metas políticas de la persona, se dan de forma natural o según las experiencias de vida.

Incluso hay mujeres que en su vida sexual también se convierte en separatistas. 

En este sentido, hay exponentes del lesbofeminismo, como Kate Millet, que incluso han dicho que las mujeres que mantienen relaciones heterosexuales "duermen con el enemigo". "El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas.

Constanza Larenas, socióloga feminista integrante de Vaginas Ilustradas, agrupación feminista sólo para mujeres, se cala que los hombres no pueden nombrarse como feministas pero sí antipatriarcales. 

Nuestro rol como mujeres para las integrantes de Vaginas Ilustradas no es educar a los hombres si no motivarlos a que se organicen. 

¿Es transfóbico el separatismo?

Sin embargo, el debate ha ido más allá. Activistas trans y feministas interseccionales afirman que el separatismo es peligroso e incluso transfóbico. 

Según feministas radicales, hoy en día el objetivo de tener espacios sólo para mujeres ya no sólo es una forma de organización, sino que se convierte en un acto político donde la re-apropiación de espacios que están destinados a los varones. Esto implica que no son espacios para hombres que se identifican como "mujeres", ya que los objetivos del transactivismo y del feminismo no son los mismos, mencionan. 

En respuesta a este posicionamiento, transactivistas han mencionado que las feministas radicales "son peligrosas" y unas "ruidosas que ya tomaron todo el movimiento feminista". 

Las feministas, en general, sostienen que los espacios de mujeres son importantes para que el movimiento feminista se fortalezca. Las redes entre mujeres han demostrado que son necesarias contra la violencia económica, como las mercaditas o bazaras feministas; así como en los vagones exlusivos donde las mujeres tienen un espacio en el transporte público donde no son acosadas. Los espacios separatistas han existido con un sólo propósito: vivir libres de la violencia machista y patriarcal, afirman.