Las niñas, las adolescentes y las mujeres han sido invisibilizadas y apartadas de la comunidad científica, pero eso no es importante para Sundury Mayrín García Velázquez, joven de Morelos de 12 años, quien sueña con estudiar ingeniería genética y saber que siempre se pueden resolver los problemas que la vida nos pone.

“Quisiera estudiar una carrera profesional relacionada con la ciencia. Estaba pensando que me interesan mucho las ciencias genómicas, la genética, la herencia, me gustaría estudiar algo relacionado con temas parecidos”, dice, segura de sí misma, la pequeña que forma parte del Programa Adopte un Talento, que impulsa a niñas y niños en la ciencia.

Junto con Adelina Celit Pano Estrada, originaria de Chiapas, es una de las jóvenes convencidas de que es importante trabajar para alcanzar sus sueños, estudiar lo que más les gusta y, si se puede, hacer un cambio en el camino.

“Si algo te gusta o algo lo quieres debes hacer lo posible por lograrlo… La ciencia está desde que te despiertas hasta que duermes y puedes involucrarla en cualquier aspecto o plan que tengas en la vida”, añade Adelina Celit para la gaceta UNAM.

Contra la ciencia patriarcal 

Con ellas coinciden investigadoras de la UNAM en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia –que se celebra el 11 de febrero–, quienes reconocen que la mujer sufre una doble o triple presión en el trabajo, no sólo de investigación sino en general, por todos aquellos que se preguntan si vale la pena que el país invierta en ellas, el hacer las cosas perfectas sin fallar, además de casarse y tener hijos.

Ruth Cerezo Mota, experta del Instituto de Ingeniería unidad académica SISAL, considera que tradicionalmente el sistema patriarcal ha generado que las niñas sean desmotivadas a seguir carreras científicas, pues su rol es estar en casa y cuidar de los hijos, por lo que esta celebración pone el foco en que las niñas deben ser impulsadas a perseguir sus metas como parte de la comunidad científica. 

“En el doctorado me tocó que nos dijeran en nuestra cara, éramos cinco mujeres, que habían aceptado a más sólo para cubrir una cuota. Mi privilegio es que esos comentarios me hicieron más resistente, pero a veces te rompen y te generan una duda tan grande de tus capacidades que ya no continúas”, recuerda la única mexicana que participó en el Grupo 1 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.

En diciembre de 2015 la Asamblea General de la ONU decidió establecer un día que reconozca el rol crítico de las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología, pues el reconocimiento de la dignidad de las mujeres como personas y la ciencia son fundamentales para el desarrollo sostenible, y para enfrentar los desafíos de la Agenda para el Desarrollo es necesario impulsar todos los talentos.

La Unesco reporta que menos de 30% de investigadores científicos en el mundo son mujeres, cifra muy similar al caso de nuestro país, pues un estudio del Instituto Mexicano de la Competitividad reveló recientemente que la presencia de las mujeres es en especial baja en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, y áreas como ingeniería, manufactura y construcción concentran sólo 4 % de las profesionales mexicanas.

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Reconocidas, no invisibilizadas 

Paloma Zubieta, especialista en divulgación del Instituto de Matemáticas, comenta que parte del problema es que muchos recuerdan nombres de grandes científicos, pero pocos recuerdan los aportes de la mujer en la ciencia como Hedy Lamarr, quien creó un sistema de comunicación que llevó al desarrollo del wifi, bluetooth y el GPS.

Valeria Souza Saldívar, experta del Instituto de Ecología –defensora incansable de las pozas de Cuatro Ciénegas, Coahuila–, cree que es importante que las niñas del mundo sepan que tienen tantas oportunidades como los niños. 

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Sin embargo, hay que ser conscientes de que las mujeres viven en constante opresión por un sistema patriarcal que sigue construyendo un mundo hecho por y para varones. La desigualdad y la discriminación son realidades que no se pueden ignorar, por ello, es importante visibilizar a esas mujer que a pesar de las dificultades que vivieron por ser mujeres, ellas siguieron resistiendo. 

Mariana Benítez Keinrad, del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, piensa que el trabajo que se requiere va más allá de decir a las niñas y adolescentes “sí puedes”, pues se necesita generar las condiciones sociales para que puedan seguir estudiando.

Con ellas coincide Julieta Fierro Gossman, del Instituto de Astronomía, quien apunta que para ser científica hay que hacer una licenciatura, posgrado, publicar y si quieren tener hijos se les debe ayudar impulsando, por ejemplo, guarderías cerca de los centros de trabajo o apoyándolas con los servicios de cuidado de los hijos.

“Necesitamos acciones concretas para que las chicas puedan estudiar, ser mamás, si lo desean, y disfrutar de la vida, como todas lo necesitamos”

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Con información de Gaceta UNAM