El Papa Francisco, líder máximo de la Iglesia católica, declaró recientemente en un acto público que "Muchas parejas no tienen hijos porque no quieren o tienen solamente uno porque no quieren otros, pero tienen dos perros, dos gatos… Sí, perros y gatos ocupan el lugar de los hijos. Sí, hace reír, lo entiendo, pero es la realidad. Y este hecho de renegar de la paternidad y la maternidad nos rebaja, nos quita humanidad". 

Las recientes declaraciones del Papa han suscitado un debate en la sociedad, en particular en los medios de comunicación y en las redes sociales, acerca del papel que tienen al interior de las familias las mascotas o animales de compañía; como se les ha identificado en particular a perros y gatos que conviven de manera cercana en los hogares con las personas.

Dichos comentarios se han interpretado por algunos medios como una crítica a las parejas que consideran a los animales con los que conviven en casa como parte de la familia, ubicándoles incluso como hijos e hijas.

Las ciencias sociales se han dado a la tarea de indagar en esta realidad, que se debe a distintas circunstancias culturales en las que se ubican a las familias; se ha propuesto para ello el hablar del concepto familias Inter o multi especie. Dado que las relaciones que se establecen entre las personas y los animales llegan a tal grado de vinculación que es preciso identificarse como relaciones de tipo familiar, con la característica de que se establecen entre diferentes especies biológicas. Esta realidad, donde las personas establecen relaciones de afecto y compañía con mascotas es la base de la propuesta del concepto de familia interespecie o multiespecie.

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Gracias a esta conceptualización que se ha alcanzado desde las ciencias sociales, las políticas públicas caminan hacia el reconocimiento de este tipo de relaciones. En la Constitución de la Ciudad de México se identifica a los animales de compañía como seres sintientes, otorgándoles garantías de su cuidado y penando las diferentes formas de maltrato hacia los mismos.

Recientemente, en España, se ha promulgado también una serie de reformas de ley que colocan a los animales como seres que sienten y piensan, quitándoles así el carácter de cosa que antes guardaban en la ley. Con esto se garantiza el derecho a la guarda y custodia adecuadas que deben tener los animales que forman parte de una familia en caso de separación de los cónyuges, equiparando a los escenarios que se dan con los hijos e hijas en caso de divorcio

Con base en estos lineamientos legales es posible el reconocimiento de los animales de compañía como seres sintientes, sensibles y con derechos, por lo que las declaraciones del Papa dejan ver nuevamente un problema añejo, que es la falta de diálogo entre Iglesia católica y el mundo secular.

A pesar de que Francisco se ha caracterizado por ser un Papa con algunas ideas innovadoras, demuestra con este tipo de comentarios una incomprensión hacia las diferentes realidades de las personas y las familias. La familia es una institución en constante cambio; a pesar de que tradicionalmente se ha ubicado de una manera en particular —un hombre y una mujer y los hijos/as de este vínculo—, siempre ha tenido una estructura diversa. Y tal parece que los máximos jerarcas de la Iglesia no aceptan esta realidad. Se generaliza el hecho de que las personas ven a las mascotas como hijos/as y no ubican las diferentes circunstancias que hay al interior de las familias. Se resalta la importancia de los hijos e hijas y minimiza los afectos por las mascotas. 

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Las declaraciones del Papa Francisco se interpretan como una crítica a las parejas que no quieren tener descendencia, puesto que también hizo mención de las parejas que sólo quieren tener un hijo/a o aquellas que quieren tener mascotas, en particular mencionó a perros y gatos.

Es importante ver las diferentes formas de familias que también se relacionan con las condiciones sociales y económicas. La precariedad laboral, la exigencia de los sistemas económicos rectores en el mundo hacen casi imposible pensar en familias numerosas. Así como se dejan a un lado los derechos sexuales y reproductivos, que avalan la posibilidad de que las personas decidan el ejercicio pleno de su sexualidad y la decisión informada sobre cuántos hijos/as tener o el no hacerlo.

Sin duda, tanto la Iglesia católica, como otras Iglesias y religiones necesitan dialogar y comprender las diferentes formas en que las personas deciden vivir, así como las circunstancias sociales en las que se desenvuelve la vida cotidiana con la finalidad de apoyar los distintos cambios sociales encaminados al fortalecimiento de sociedades en donde puedan existir relaciones más justas y equitativas entre las personas e incorporar a otros seres sintientes.

Mtra. Tania Lizbeth Meléndez Elizalde  

Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura. 

Twitter: @MelendezTania20