Con la llegada de la pandemia, aparecieron también diferentes maneras de relacionarnos, prácticas que se volvieron costumbre y también, implementó el uso del cubrebocas como un infaltable del diario y en algunas personas, utilizarlo se cargó de otro significado relacionado a la autoestima y a la necesidad de ocultar el rostro. 

Santiago inició su secundaria y a mediados del ciclo escolar se detuvieron las clases por los contagios; no volvió a ver a sus compañeros. En tercer año, inició el regreso paulatino con las medidas de precaución sanitario y el uso obligatorio de cubrebocas, para ese momento de contagios a la alza, utilizarlo era fundamental. Ahora, a casi tres años del inicio de la pandemia es importante identificar cuando el uso del cubrebocas es reflejo de un problema real en el adolescente. 

El especialista Alessandro Marimpietri, señala para la BBC que el adolescente que entró en la pandemia a los trece años y ahora, tiene quince, por ejemplo, ha cambiado sustancialmente desde el punto de vista físico; "verse todo el tiempo en las pantallas cambió la autopercepción de todos los sujetos y ha dañado severamente la autoestima de niños y adolescentes."

“Cuando ya podíamos quitárnoslo en el receso o en espacios abiertos yo no quería; no quería que me vieran. Nunca me he quitado la mascarilla en la escuela, ni en educación física e incluso, cuando debo comer, sólo la levanto un poco para morder y la vuelvo a acomodar. Quiero entrar a la prepa y seguirlo usando como en la secundaria", explica Santiago.

Una investigación realizada por la BBC apunta a que este fenómeno de la mascarilla, permite a los adolescentes esconder su rostro, pasar desapercibidos y reducir sus interacciones sociales con compañeros y docentes, sin embargo, el especialista Alessandro Marimpietri explica que este comportamiento es característico de adolescentes que atraviesan por baja autoestima

“El hábito de los adolescentes de usar accesorios o prendas que intenten hacerlos pasar desapercibidos no es nuevo. Sudaderas, gorras o cabello en el rostro son algunos mecanismos a los que recurren los jóvenes para lidiar con inseguridades relacionadas con la autoimagen corporal”, indica Alessandro para el medio. 

El psicólogo David Moscovitch y Sidney Santos, docentes en la Universidad de Waterloo también apuntan a las repercusiones psicológicas que las mascarillas ocasionaron en la población, especialmente, en los jóvenes y lo definen como “una ansiedad social que es sustancial y clínicamente relevante”. 

El uso de mascarilla como obstáculo en la comunicación

En las escuelas, muchos estudiantes a nivel mundial se niegan a dejar de utilizar la mascarilla, aún cuando el riesgo es mucho menor a comparación de hace dos años cuando la pandemia se encontraba en sus puntos más altos de contagio. La maestra de lengua, Simone Machado señala que eso obstaculiza su comunicación y la relación de los adolescentes con sus compañeros. 

“Nosotros leemos todo el tiempo a los alumnos, incluso cuando no dicen nada. Son expresiones de duda, por ejemplo, que nos hacen repetir una explicación. Las mascarillas dificultan ese intercambio de información, asimismo, existe un patrón del uso de la mascarilla con alumnos que tienen conductas introspectivas o dificultades de socialización”, explica para la BBC.

Para Simone, la mascarilla cumple una función de barrera y protección ante las críticas. También señala que varios de sus alumnos han perdido mucha de la comunicación no verbal;  “son adolescentes inexpresivos, sus miradas están perdidas y cuando les pregunto algo, sólo asienten. Ni siquiera puedo recordar sus voces o sus sonrisas” 

"La utilizo porque me siento feo..."

La adolescencia es uno de los periodos más importantes para el desarrollo de la autoestima pues viene ligado a la formación de la identidad, a la autonomía y a la individualidad. 

El adolescente atraviesa ciertos cambios a nivel socio - afectivo, físico y cognoscitivo y se origen a la reflexión sobre él mismo, "¿soy aceptado?", "¿soy atractivo?", "¿cómo me perciben?" Cuando el adolescente no cuenta con una red de apoyo, puede comenzar a crear conceptos erróneos sobre quién es, explica el documento académico "Desarrollo de la autoestima en los adolescentes".

“Las infancias y adolescencias que muestran una baja autoestima, como por ejemplo, la hostilidad, pesimismo, indecisión, culpabilidad, autocrítica a su cuerpo o habilidades, por mencionar algunas, son una señal de alerta para los padres, quienes son las personas más importantes para escuchar, orientar, apoyar y de ser necesario, acercarlos con un profesional”, indica el documento. 

Fabiana, la madre del adolescente Laura, comenta en una entrevista para la BBC que su hijo se niega rotundamente a salir a la calle sin mascarilla y su transición a la adolescencia quedó marcada por la pandemia y también, por los notables cambios físicos que atraviesa.

“Pasó la pubertad en la pandemia, ahora, tiene granitos y se ha puesto frenillos. Más de una vez me ha dicho lo feo que es…”, comenta Fabiana para el medio. 

Finalmente, el especialista Alessandro Marimpietri concluye que el rol de los padres es fundamental en este fenómeno y es necesario llegar al adolescente a través de las palabras; escucharlo, entender qué lo motiva en ese comportamiento y lo más importante, definir de qué manera pueden afrontar juntos esos sentimientos de baja autoestima y negatividad.