Al buscar “promesas…” en internet, una ola de recomendaciones llena la pantalla; promesas románticas que debes hacer a tu pareja para hacerle sentir mejor, sin embargo, ¿qué ocurre cuando la buena intención se torna una mentira?

Dentro del proceso de enamoramiento es muy probable que se hable de compromisos a largo plazo, alimentan las expectativas en nuestra pareja y fomenta la idealización del amor romántico, al respecto, la psicoterapeuta Nilda Chiaraviglio señala lo siguiente.

“Las promesas hay que disfrutarlas porque nos hablan de la emoción que en ese momento la persona siente, se disfruta en ese momento, y después hay que soltar y ver a la promesa como probabilidad, nunca como certeza.”

A la par, la psicóloga Gema Sánchez señala en el artículo “Las promesas; ¿nutren o ilusionan?”, que por norma las promesas de amor que incluyan un por siempre o un nunca, representan una señal de alerta y es necesario entender las conductas humanas como lo que son; inestables. Por lo que siempre se debe considerar hacer un pronunciamiento de esta naturaleza, pues sostener un compromiso con otra persona podría vulnerarla emocionalmente ante el inminente incumplimiento. 

Para Nilda, puede que sea complicado entender esta contradicción, pues se trata de dos emociones distintas que ocurren en diferentes momentos y aunque es algo completamente válido cambiar de parecer, la responsabilidad afectiva con mi pareja y la comunicación debe ser siempre fundamental.

"La gente promete según la emoción que está experimentando en ese momento. Un día nos sentimos maravillosamente bien y hacemos promesas para toda la vida. Al día siguiente, el otro hace algo que me disgusta y le digo que es imposible soportarlo más. ¿Se vale? Por supuesto que sí. Creer en una promesa; cualquier promesa, es casi creer mentiras. ¿Por qué? Porque depende del estado de ánimo de la persona en ese momento. El que tú lleves ese momento específico donde tu pareja te dijo algo, lo extiendas hacia el futuro, hará que probablemente te lastimes", explica Nilda. 

Acá unos puntos que debes replantearte antes de actuar, de acuerdo a información del portal de Nilda Chiaraviglio y el artículo “Las promesas; ¿nutren o ilusionan?”

¿Qué debo considerar antes de prometer algo?

  • Límites: Antes de prometer algo, es necesario delimitarlo, condicionarlo a las circunstancias que puedan darse y comunicarlo de una manera responsable 
  • Revaloriza el poder de las palabras, pues ayudará a construir relaciones más sanas donde priorices la comunicación y el respeto al sentir de mi pareja
  • Responsabilizarme de mis emociones: Depositar nuestras expectativas en el otro, es ser irresponsables con nuestro propio bienestar, señala Nilda Chiaraviglio. 

  • Deshazte de la idealización y del amor romántico: ¿Estás por prometer a tu pareja algo porque sentiste una conexión inmediata?, quizás es momento de reflexionar sobre el amor romántico, el artículo Mitos del amor romántico III, retoma la importancia de deshacernos de la ilusión de encontrar a otra persona que nos satisfaga en todo aspecto para toda la vida; nadie puede cumplir esa función más que nosotrxs mismxs. 

No existe enamoramiento sin idealización, quizás, lo importante es, ¿qué es exactamente lo que estamos idealizando?, con frecuencia, el exceso de amor y pasión, es una máscara que encubre el miedo ante la libertad de la otra persona, señala la columnista María Teresa Priego - Broca.

  • Expresarse correctamente: Como se mencionó anteriormente, en un momento de felicidad es común intentar transmitir ese estado a nuestra pareja con promesas que quizás, no hemos planteado con seriedad. Podemos transmitir y comunicar nuestro amor como un acto de expresión, siempre y cuando, sea responsable. 
  • ¿Por qué quiero prometer algo?: Identificar si existe un comportamiento poco saludable que violenta emocionalmente a mi pareja, y en caso de identificarlo, comunicarlo y pedir ayuda; ¿estoy tratando de chantajear a mi pareja?, ¿es un acto para que no me abandone?, ¿estoy mintiendo a consciencia cuando prometo?, ¿estoy evitando un conflicto mayor?, son algunas preguntas que debemos pensar con claridad, señala la revista Carmín.