Christina Ricci declaró recientemente en una entrevista para The Guardian que su modelo de crianza tiene unas fuertes bases en el feminismo y en el rechazo total de la misoginia y racismo, por lo que desde que el pequeño Freddie de ahora ocho años no puede evitar preguntar y cuestionar las actitudes de las personas a su alrededor, actos que señala Christina, la impulsan a continuar creando un hogar feminista. 

Asimismo, Freddie y Christina le dan una gran prioridad al lenguaje, pues de acuerdo a la actriz, es una piedra angular de la violencia, internaliza la misoginia y normaliza comportamientos deplorables.

En otras ocasiones Christina Ricci ha defendido sus ideales y señalado que en su carrera actoral ha rechazado varios proyectos porque no empatan con ella y no son un ejemplo en su hogar, especialmente, si se trata de personajes donde el personaje es una mujer que maltrata o violenta a las infancias.

“Nunca sería capaz de interpretar a alguien que es mala con un niño. Ni siquiera puedo leerlo si está en guiones (…) no tengo la capacidad para manejar esas situaciones”

La actriz ha señalado que el hecho de fomentar en su hijo un pensamiento crítico y alejado de las masculinidades sexistas, tiene como objetivo que aprenda a ver a las mujeres de una manera más transparente y complicada; no como objetos a su disposición, sino como seres completos y autónomos. 

Durante la entrevista, Christina Ricci también reconoció que la convivencia con Freddie ha sido fructífera y recíproca, pues en más de una ocasión, su hijo de 8 años la ha hecho cuestionarse sus propias actitudes por lo que el aprendizaje fluye en ambas direcciones. 

“Mamá, ¿por qué esta palabra despectiva es femenina?, las mujeres no son objetos”, le pregunta Freddie a Christina.

Una crianza respetuosa y feminista

Christina reconoció que una parte fundamental es acercar a Freddie a su trabajo, al esfuerzo pero también, a sus debilidades; “así, Freddie puede identificar varias facetas de lo que es ser una mujer”. 

Sobre esta línea, Dafne Ariadna, integrante de la colectiva Crianza Feminista explica que una crianza feminista permite a las infancias ser conscientes de las mujeres que los rodean; reconocen sus trabajos, sus jornadas, su activismo, su maternidad, sus emociones, su labor de cuidado y su importancia en la sociedad que muchas veces, es ignorado en la crianza tradicional que perpetúa el estereotipo de género y encasilla a la mujer en una responsabilidad única de perfección inequívoca, madre sacrificada y al servicio de los hijos.

“Las madres pueden reconocer que no siempre estarán de humor y que tuvieron un día cansado en el trabajo, hablarlo, ayuda a los menores a reconocer las emociones; los varones pueden ser vulnerables y las niñas también pueden molestarse y negarse”, comparte Dafne. 

Validar el sentir, las opiniones y cuestionamientos es otra parte fundamental de la crianza feminista, pues el adultocentrismo, lejos de fomentar el respeto, inculca en el infante inseguridades, miedos y baja autoestima; “claro que los adultos tienen más experiencias, pero esto no significa que sean superiores a un niño, la crianza feminista es escucha activa, acompañamiento, guía y comprensión, más que una relación de superioridad que generacionalmente, nos han hecho creer es la correcta”, concluye el colectivo Crianza Feminista