Las mujeres se enfrentan al machismo sistémico en todas las áreas de su vida, si bien muchas de ellas han logrado conseguir trabajos estables con ingresos fijos, la mayoría no ha podido desarrollar su vida profesional debido, principalmente, a los trabajos de cuidado no remunerados.

Por su parte, las grandes empresas se han encargado de cubrir las necesidades básicas y crear nuevas para así continuar con su producción en masa, esto sumado con la brecha laboral que sufren las mujeres ha creado condiciones en donde la economía de las mujeres se ve afectada; todas ellas han buscado opciones para recibir ingresos y con la ayuda de otras mujeres se ha creado una red de emprendedoras que con amor y dedicación venden productos que, sin quererlo, van en contra del capitalismo.

Si bien muchas de las mujeres emprendedoras no tienen un local físico en donde puedan mostrar sus productos, sus casas se han convertido en el centro del emprendimiento, ya que es ahí donde elaboran cada uno de sus pedidos y son las redes sociales su plataforma principal para difundir los productos que venden y, aunque suene paradójico, la pandemia por COVID-19 impulsó a muchas mujeres a crear sus propios negocios.

Un ejemplo de ello es Ecomoon, un emprendimiento fundado y dirigido por Brenda, quien con dedicación elabora todo tipo de libretas completamente personalizadas. Si bien dentro del mercado existen cientos de libretas completamente funcionales, Brenda se ha dedicado a personalizar la experiencia de cada persona que decide creer en su negocio ya que además de encuadernarlas de manera artesanal diseña las portadas con todos los elementos que el o la clienta deseen.

Desde que yo era pequeña el gusto por las libretitas decoradas nació, pero fue en los inicios de la pandemia cuando me aventuré a realizar mis primeras libretitas artesanales con la ayuda de una amiga de la universidad, ella me enseñó técnicas básicas de la encuadernación y la personalización de las mismas, en un principio Ecomoon estaba destinado a ser un lugar donde se pudieran vender cositas ecológicas como shampoos, cremas, zacates, toallas y copas menstruales y totebags, pero comencé a observar que este mercado ya tenía muchas personitas ocupándolo,  por eso que decidí comenzar con las libretitas, narra Brenda en entrevista para La Cadera de Eva.

Su forma de llevar el negocio es muy sencilla ya que todo radica en Instagram; a través de su perfil, Brenda recibe los pedidos con las especificaciones de cada persona y en cuanto la clienta haga un depósito con la mitad del total comienza el proceso de elaboración, afirmó Brenda.

Brenda ha visto crecer su negocio que lleva activo poco más de tres años y en este camino ha sido el testigo principal de sus avances ya que, de acuerdo con ella, ha sido un constante prueba y error para llegar hasta el producto perfecto que ahora vende; gracias al constante aprendizaje ha logrado incorporar elementos como lápices ecológicos, productos de papelería y totebags personalizadas y aunque Ecomoon nació durante una época difícil como la pandemia, ha logrado sostenerse gracias al esfuerzo y resiliencia tanto de Brenda como del negocio ya que fueron capaces de adaptarse a la emergencia sanitaria incorporando envíos por paquetería y usando el Metro como punto de encuentro.

Al principio mis libretas no tenían una buena calidad en cuanto a las pastas y las hojas, pero yo trataba de encontrar la manera en la que fuera perfeccionando esos detallitos que iban saliendo en la vendimia; poco después, mi papá me obsequio un plotter de corte para el vinil textil con el que hoy en día hago la mayoría de las personalizaciones, este tipo de personalizado me ayudó mucho a llegar a la cantidad de seguidores que tengo y claro a las ventas que he tenido a lo largo de casi tres años, comentó Brenda durante la entrevista.

Las nenis

Las emprendedoras o amorosamente apodadas ‘nenis’, son mujeres que desempeñan actividades de autoempleo o de dirección de su propio negocio. Las nenis contribuyen de manera importante a la economía ya que, gracias a sus negocios, pueden tener autonomía económica mientras que crean empleos dignos para otras mujeres, al mismo tiempo que ofrecen servicios de calidad y completamente personalizados.

Una particularidad cultural de México y de América Latina es la prevalencia de los roles de género basados en la división sexual del trabajo, los cuales ubican a la mujer como principal cuidadora del hogar. Por lo tanto, la población económicamente activa (PEA) femenina dedica gran parte de su tiempo a atender actividades relacionadas con el trabajo doméstico, las cuales en 2017 representaron 74.6% del valor del trabajo no remunerado: labores vinculadas a la alimentación, la limpieza, las compras y el cuidado de personas. Lo anterior deriva en desventajas significativas que impiden que dicha población se incorpore a las actividades productivas, afirma el estudio Emprendimiento femenino en México: factores relevantes para su creación y permanencia.

En el caso de Brenda, el trabajo y sus estudios se han confrontado con su negocio ya que ha tenido que “hacer malabares” para cumplir con todos sus objetivos y continuar impulsado el negocio que tanto la ilusiona.

Tuve que poner un plazo de dos semanas para poder entregar las libretitas ya que muchas veces debo quedarme en el trabajo todo el día para poder completar los pedidos que van saliendo en el jale, aunque muchas veces me dan la oportunidad de traer mis cosillas y realizarlas aquí en el trabajo en ratos libres. En cuanto a la escuela, he tenido que meter pocas materias para poder balancear trabajo-Ecomoon-escuela, afirma Brenda.

Debido a estos roles de género que continúan reproduciéndose, el emprendimiento se ha convertido en un fenómeno cultural ya que hay una relación estrecha entre el género y el emprendimiento, debido a que cada uno de los negocios liderados por mujeres se han desarrollado en espacios simbólicos que las mujeres mismas han conquistado ya que, gracias al sistema patriarcal, los negocios han sido considerados “cosa de hombres”, afirma el texto Hacer género, hacer emprendimiento: un relato etnográfico de prácticas entrelazadas.

De acuerdo con la empresaria Sandra Borges las mujeres que inician emprendimientos usan las redes sociales como aliadas, esta estrategia abre la puerta a colaboraciones entre demás mujeres emprendedoras y crea redes de apoyo entre ellas. Cuando una emprendedora se pone en contacto con otras colegas a través de las plataformas digitales lo hace, según Sandra, para definir mejor su proyecto, mejorarlo y hacerlo crecer desde la transparencia, validando su modelo de negocio con otras mujeres en la misma situación.

Una ayuda que nos da una fortaleza desconocida para creer en ti misma y seguir adelante. Emprender es duro y, aunque podemos, nos lo tenemos que creer, añade Sandra Borges.

Rodearse de mujeres amorosas que son tanto clientas como amigas ha creado que emprendimientos como Ecomoon crezcan y sean sostenidos por una red de mujeres que lejos de generar trabajos llenos de explotación, crean lazos y agendas en donde la economía se vuelve feminista y sorora.

Ni yo me creo lo mucho que he crecido en este tiempo, creo que mi carrera frustrada de la universidad sale a través de mis libretitas (quería estudiar diseño) y la imaginación que tengo para poder crearlas me ha hecho que confíe en mí en cada proceso de la elaboración de las encuadernaciones, reflexiona Brenda.

Nenis y pandemia

Con la llegada de la pandemia por COVID-19 en el año 2020 las dinámicas cambiaron por completo, de acuerdo con uno de los estudios realizados por el Foro Económico Mundial (por sus siglas en inglés WEF) en el año 2021, esta emergencia sanitaria trajo consigo una recesión económica que ha afectado a las mujeres de manera más severa que a los hombres, con lo que se van reabriendo brechas de género que ya se habían cerrado.

También se estima que las mujeres perdieron sus empleos en mayor proporción que los hombres y, como resultado del cierre de escuelas y la disponibilidad limitada de servicios de atención, son ellas quienes han tenido que dedicar tiempo adicional a las actividades domésticas y de cuidado familiar, lo que implica un doble turno de trabajo en donde deben dar atención al trabajo remunerado y al no remunerado.

Este esquema ha propiciado otras desigualdades de género, como la sobrecarga de trabajo, el aumento general de estrés, la ansiedad en torno a la inseguridad laboral y la dificultad para mantener el equilibrio entre la vida laboral y la vida personal.

El pasado 12 de julio el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) publicó los resultados del Índice Global de Brecha de Género, proyecto en el que el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) participó como socio local. México se ubica en el lugar 31 a nivel global, de un total de 146 países, con 76.4 puntos de 100, y ocupa la cuarta posición en la región de América Latina y el Caribe (ALC).

El mayor desafío para las mujeres en México es la igualdad de oportunidades y su participación económica. Esto responde principalmente a la brecha salarial, pues en promedio, por cada 100 pesos que percibe mensualmente un hombre, una mujer gana 86 pesos.

De acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, ante esta situación, se requiere el fortalecimiento de las políticas públicas que permitan la inserción de las mujeres en actividades remuneradas, dentro de las cuales, la creación de un sistema de cuidados que les libere el tiempo es fundamental. También se requiere equidad de trato e igualdad de oportunidades por parte del sector privado en sus prácticas laborales, en áreas como la fijación de salarios, el acceso a seguridad social, la flexibilidad laboral y los permisos.

Así mismo, es importante eliminar la creencia de que las mujeres deben cumplir el rol de cuidadoras tanto de infancias como de adultos mayores ya que, de acuerdo con Rocío Espinosa, debido a estas creencias y acuerdos familiares, las mujeres no tienen la libertad de decidir si quieren entrar al mercado laboral o no.

Las nenis se han convertido en una resistencia en contra del sistema patriarcal que frena el desarrollo profesional de las mujeres y aunque el sistema mismo se ha encargado de crear estereotipos violentos en contra de ellas, la realidad es que son esas mujeres quienes comienzan a reapropiarse de su autonomía económica para hacerle frente a las desigualdades sistémicas que existen.