Después de meses esperando la comida de navidad al fin llegó el día, tu familia se reúne y mientras todos esperan sentados en la mesa, los platillos más deliciosos aparecen como por arte de magia desde la cocina, el aroma de cada uno de ellos inunda la habitación y todos los invitados, incluyendo tú, comienzan a degustarlos; entre pláticas la comida va llenando los estómagos y a la par de que algunas sillas comienzan a quedar vacías con platos a medio comer, las ollas vacías desaparecen.

La sobremesa se ve invadida por historias del pasado y quejas del presente, mientras que en la concina se escuchan los platos chocar entre sí al ser lavados por quién sabe quién. Parece ser que nadie nota las ausencias (ni las labores) de las mujeres que llevan horas (o incluso días) trabajando para elaborar la cena que todos engullen en minutos, todo parece ser hecho por la magia de la navidad, pero es una realidad que diciembre es el mes donde se recuperan los roles de género y el pico de trabajo doméstico aumenta y son las mujeres quienes cargan con ello.

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Es bien sabido que las tareas de cuidado y las labores domésticas se han relegado a las mujeres y en las épocas navideñas este trabajo es aún más agotador e invisibilizado porque, ¿Quién hace las compras para la cena de navidad? ¿Sobre quién recayó la tarea de preparar la cena? ¿Quién sirve los platos, recoge la mesa, lava los trastes, limpia la cocina? ¿Quién recibe a los invitados? ¿Quién limpió la casa antes de que llegara la familia? ¿Quién come al final? La respuesta es simple, las mujeres de la familia.

La carga mental

El trabajo doméstico y las labores de cuidado son algunos de los temas más importantes para hablar de la desigualdad entre hombres y mujeres. La distribución del tiempo en las labores del hogar influye directamente en su participación en actividades remuneradas y las oportunidades de profesionalización y crecimiento personal.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los hombres dedican, en promedio, 20 horas a la semana a realizar labores domésticas mientras que las mujeres dedican 50 horas a estas tareas. Para ponerlo en perspectiva, si se divide esta cifra entre siete, las mujeres destinan siete horas al día al trabajo doméstico, lo que termina siendo una jornada laboral completa sin remuneración económica.

Esta es la cotidianidad de las mujeres, pero cuando se trata de festividades navideñas la carga mental aumenta ya que son ellas las encargadas de organizar la cena y todo lo que ello implica. De acuerdo con la escritora Eugenia Andino, las fiestas son una época de enorme carga mental para las mujeres, por lo que decidió enumerar las tareas que normalmente deben realizarse:

-Decidir dónde y con quién se celebrará la navidad. Sólo decidir, sin organizar.

  • Hacer regalos.
  • Decidir qué comprar.
  • Comprarlo.
  • Envolverlo.
  • Esto se multiplica por la cantidad de personas que recibirán un regalo.

-En caso de cenar en tu casa debes saber quién está invitado y cuándo. Sí, saber quién viene por el recalentado el 25 de diciembre es una tarea, porque hay que coordinar con todas las tareas restantes.

-Planear qué se va a comer en la cena y comprar los ingredientes.

  • Cocinar.
  • Tener la casa lista para recibir invitados.
  • Decoración.
  • Limpieza, orden, suministros de todo.
  • Limpieza post-fiesta.

-Tener lista la ropa de fiesta. Puede ser comprarla, o asegurarse de que está limpia y planchada y es la talla correcta, pero muchas veces no sólo es la tuya, sino también la de tu pareja e hijos.

-Mantener una comunicación fluida con la familia. Muchas veces las mujeres deben ser mediadoras de hombres ebrios que reprochan el pasado.

Estas son sólo algunas tareas que las mujeres deben realizar en las cenas de navidad y aunque muchas de ellas son acuerpadas por otras mujeres, hay quienes lo hacen todo ellas solas. Esto significa una gran carga física y mental que nadie más parece estar dispuesto a asumir.

Cenar con el abusador

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el primer lugar a nivel mundial de abuso sexual a menores; de estas violencias, el 90% ocurre contra las niñas y se produce en el interior de los hogares y en el entorno familiar, dos de los espacios donde las pequeñas deberían de estar más seguras y protegidas, así lo afirmó la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).

Cada año 5,4 millones de niños, niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual en México. De acuerdo con la organización para la infancia Aldeas Infantiles, 6 de cada 10 de estas violaciones se producen en casa y en el 60% de los casos el agresor es un familiar o pertenece al círculo cercano a la familia. Es decir, los violadores son tíos, primos, amigos o vecinos de los menores.

Estas desgarradoras cifras muestran la violencia que existe en México y debido a las “tradiciones familiares” que dictan guardar los secretos más oscuros para los adentros de la casa, muchas niñas, mujeres y adolescentes deben cenar en la misma mesa que su abusador y callar por completo la violencia sexual que han vivido, con la excusa de " por el bien de la familia" sus vivencias quedan sepultadas ante palabras de “perdón” y sumisión.

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Las cenas navideñas se han pintado con fachadas de unión familiar y amor incondicional, pero la realidad es que estas fechas continúan explotando a las mujeres y guardando la podredumbre que existe en los abusadores que piensan que no pasa nada. Es así como estas fechas son un punto clave para cambiar las tradiciones machistas que aún existen y acuerpar a las mujeres que lo necesiten, desde Cadera de Eva te deseamos feliz desobediencia y próspera resistencia.