Bajo muchos contextos sociales y culturales alrededor del mundo, la maternidad es considerada uno de los pilares fundamentales en la vida de una mujer; una causa última o un propósito. Sin embargo, la maternidad no es un hecho por sí mismo, en realidad, se trata de una relación humana, que como cualquier otra, tiene muchos matices y sentimientos que no siempre son positivos, tabúes de los que poco se hablan pero son más comunes de lo que creemos; las madres que se arrepienten de tener hijos.

Este fue el caso de una mujer que gastó 100 mil dólares para cumplir su más grande sueño: ser madre. En una entrevista para Daily Mail, señaló que a los 36 años congeló sus óvulos y a los 40 intentó concebir a través de un esperma donante, sin embargo, no tuvo éxito.

Cuatro años después, conoció a alguien y después de un par de intentos, logró un embarazo y aunque la mujer señala que no tenía esperanzas por las posibles amenazas de aborto y riesgos, el embarazo surgió sin mayor complicaciones y todo parecía ideal; su bebé venía en camino.

Después del parto, pensamos en la imagen de una madre con su bebé en brazos, el amor y la emoción desbordante de cargar a tu hijo por primera vez, sin embargo, para ella no fue así, “no sentí eso que la gente dice que debes sentir; sólo sentí incredulidad. Finalmente tenía al bebé que tanto había querido, a quien le invertí 100 mil dólares y sólo sentía resignación, resentimiento y rechazo.”

Maternidad… ¿deseada? 

Para la socióloga Orna Donath, es muy importante dejar en claro que este proceso es, en realidad, muy común y cada mujer vive la maternidad de manera diferente y si bien es cierto que nos cambia la vida, no siempre quiere decir que sea para bien. 

El tener el mismo órgano biológico no hace que todas las mujeres seamos iguales. Supongo que en una sociedad patriarcal y heteronormativa se pretende "mantener a las mujeres en su lugar". Arrepentirse de ser madre cuenta una historia totalmente diferente sobre lo que las mujeres pueden sentir.

Muchas mujeres alrededor del mundo son condicionadas socialmente para anhelar la maternidad a tal grado, que ni siquiera contemplan como una opción no ser madres. Aquellas personas que optan por no tener hijos son consideradas egoístas, ¿por qué habría de ser egoísta ser dueña de tu cuerpo y decidir sobre él?, cuando las mujeres dicen que son las dueñas y amas de sus cuerpos, vidas, sueños y elecciones algunos (el Estado, la sociedad o la familia) sienten un cierto miedo a perder el control. Otro de los estigmas más grandes a derribar, es el presunto instinto materno que nos empuja a creer que es nuestra naturaleza innata tener hijos, señala Orna.

Una de las preguntas que surgen cuando se habla de esto es si la madre no quiere a su hijo o si tendrá una vida triste, pero la verdad, es que una cosa no está ligada a la otra, en realidad, es parte de una realización de que la maternidad no es para todas las mujeres y este proceso puede llegar a ser doloroso o generar sentimientos de culpabilidad del que muchas mujeres, ni siquiera se atreverían a hablar en voz alta.

"La forma en que su rostro (del bebé) se ilumina cuándo entro a su habitación por la mañana, me hace pensar que la vida que tenemos hoy es diferente de la que renunciamos, mi vida no es peor, pero tampoco es mejor como los evangelistas de crianza quieren hacerte creer. Es simplemente diferente", señala la mujer para Daily Mail.

El rol idealizado de lo que supone, debe ser la maternidad puede ser asfixiante para muchas mujeres y para la periodista especializada en género, Tatiana Duque, es necesario que las mujeres rompamos con el tabú que nos impide expresar nuestras emociones negativas respecto a ser madres.

“Tenemos derecho a abrumarnos, a replantearnos y a quejarnos. El amor por los hijxs no va a cambiar si un día decidimos hablar o tirar la toalla, compartir estas emociones negativas es la mejor manera de liberarse”

A.D