Anteriormente, se creía que el teléfono celular cumplía con una función única de comunicación, sin embargo, en la actualidad se ha convertido en una caja fuerte de información; nuestras memorias, conversaciones, fotografías e información están en nuestro dispositivo, ¿qué pasa cuando un desconocido tiene acceso a esto?

Louise Johnson, una mujer de 28 años denunció en redes sociales un hecho que vulneró completamente su privacidad al descubrir al técnico que reparaba su celular mirando sus fotografías privadas; fotografías que había enviado exclusivamente a su pareja. 

Su teléfono había comenzado a presentar algunas fallas en la pila y en la pantalla, por lo que se acercó a una empresa de cadena para revisarlo. Una vez que la mujer sorprendió al hombre mirando una de sus fotografías, le exigió que se lo regresara inmediatamente, sin embargo, el sujeto se negó. 

Ante la complicada situación que violaba su privacidad y la resistencia del técnico, Louise decidió pedir ayuda rápidamente a las autoridades del lugar quienes revisaron las cámaras de seguridad sólo para confirmar el hecho, la situación escaló rápidamente y la compañía The Mobile Doctor ofreció una disculpa y despidió al empleado.

“Algunas eran personales. Había fotos mías en bikini y en ropa interior que eran bastante íntimas. Eran fotos que le había enviado a un novio y a nadie más. Me sentí sucia...violada”, explicó Johnson.

Objetivizar las mujeres y la violación a la privacidad

La joven, logró percatarse de la terrible situación a tiempo y denunciar ante las autoridades, sin embargo, ¿qué ocurre en aquellos casos donde se difunde contenido y viola la privacidad?, Lena Dunham, productora y activista señala que ante cualquier difusión de contenido es urgente apoyar a las mujeres implicadas. “No veamos sus fotos, si lo hacen, es como violarlas una y otra vez. No olvidemos que quienes robaron las fotos también son delincuentes sexuales.”

Es frecuente creer que el hecho no trasciende pues todo queda dentro del espectro cibernético, sin embargo, una agresión sexual de esta índole es completamente real y dolorosa para quien la sufre, sin necesidad llegar un ataque físico, puede tener graves afectaciones psicológicas.

Un ataque como este que trascienda los límites de nuestra intimidad, no sólo es una agresión directa, sino también vulnera la dignidad y comportamientos como el de tomar sin permiso el celular para revisar fotografías privadas, divulgar contenido o tomar fotos sin el consentimiento de la otra persona, perpetúan la cosificación de las mujeres y la misoginia. Asimismo, otorgar la responsabilidad suficiente a los agresores es uno de los caminos claves para normalizar que esta invasión se traduce a términos reales; consecuencias reales. 

A.D