La violencia puede alcanzar a niños y adolescentes de diversas maneras; la idea de que el acoso se manifiesta como golpes es completamente erróneo y minimiza otros mecanismos que apuntan a la denigración, señalamiento público, exclusión, avergonzar u exponer al individuo a situaciones de extrema ansiedad o estrés.

Si bien no existe un manual que dicte al pie de la letra cuales son los indicativos para identificar el acoso escolar, (pues cada persona manifiesta señales diversas), la licenciada en psicopedagogía María Zysman acota que siempre hay que poner especial atención cuando el infante o adolescente, cambia su forma de ser; su forma de vincularse con la familia, amistades, escuela, y en general, con todo lo que le rodea.

En el marco del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela que visibiliza la violencia en el entorno escolar bajo todas las tomas que atenten contra los derechos de los niños - adolescentes, la salud y el bienestar.

“Este Día tiene como objetivo sensibilizar a las personas a escala mundial acerca del problema de la violencia en línea y el ciberacoso, sus consecuencias y la necesidad de ponerles fin", señala la UNESCO en su portal.

Acá algunas señales de alerta que podrían indicar situaciones de acoso escolar

  • Pérdida de sus objetos personales; celular, ropa, libros, dispositivos, útiles 
  • Dolores de cabeza o estómago cuando se menciona el tema escolar; sensación de malestar
  • Dificultad para conciliar el sueño, ansiedad o pesadillas recurrentes
  • Lesiones inexplicables
  • Cambios de humor bruscos, que tu hijo se enfade, irrite o agite con facilidad ante cualquier estímulo
  • Disminución de autoestima 
  • Actitud negativa en la escuela; rechazo a entrar y bajo desempeño académico
  • Pérdida del apetito o cambios en su alimentación 
  • Comportamientos que nunca había presentado, escaparse del hogar, autoinfligirse heridas en piernas o brazos, hablar de suicidio. 
  • Alejarse de sus amigos y evitar a toda costa reuniones sociales o actividades escolares. 

¿Qué hacer para acompañar, escuchar y apoyar al menor?

A menudo, los niños y adolescentes prefieren no hablar abiertamente del tema, especialmente con sus padres, pues consideran que no son escuchados y que sólo recibirán una respuesta negativa, señala la psicóloga María Zysman. 

“A veces, los niños se sienten avergonzados, se preocupan que puedan desilusionar a sus padres o en el peor de los casos, que no crean en ellos”

La comunicación se vuelve fundamental para entender el proceso que atraviesa el menor, ser empático y  buscar redes de apoyo será fundamental para convertir los espacios en un lugar seguro y de confianza, donde el menor pueda platicar y señalar todo aquello que lo aqueja. 

Asimismo, es valioso no invisibilizar lo que atraviesa el niño; hacer comentarios que minimicen el sentir puede tener fuertes repercusiones en su autoestima. Cuestionar que la exclusión o las burlas son un tema que no requiere mayor relevancia es ignorar una problemática real. Cualquier situación que atente contra el desarrollo sano de las infancias debe ser señalado, acudiendo con un especialista psicopedagogo, levantando la voz en la escuela y de ser necesario, acudir a las instituciones superiores que aseguren la integridad y salud del menor. 

 

A.D