En su libro Mira a esa chica la escritora Cristina Araújo busca narrar cómo es la vida después de pasar por un abuso sexual, teniendo como protagonista a Miriam, Cristina habla del dolor, la desolación y la reconstrucción de la esperanza después del abuso; así mismo, Cristina habla de la revictimización en los juzgados y cómo la víctima es cuestionada al poner en duda su credibilidad.

En su novela busca dar un cuerpo físico al dolor que ha sufrido la víctima, así como al patriarcado que se encarga de llenarla de culpa y tristeza después del abuso.

La propia Cristina Aráujo desgranó que cuando lee le gusta "sentirme identificada con personajes que no te esperas. Me daba miedo que pensaran que pienso tal sobre algo. Este es un tema muy dramático, pero leí noticias, series que vi sobre el tema y fue saliendo esto. Me di cuenta de que sin ser consciente leía mucho sobre ese tema. Y luego había leído un libro de Joyce Carol Oates sobre la historia de una niña que presentaban a concursos de belleza y que asesinaron ('Hermana mía, mi amor, basada en la historia real de JonBenet Ramsey) y no se sabía bien qué había pasado. También me gusta leer memorias en primera persona, más luego todo el tema en la adolescencia. Y se me empezaron a ocurrir escenas que quería incluir y temas muy concretos como todas las pruebas de urgencias que te hacen como la medicación contra el sida durante meses, análisis continuos... Y pensaba bastante trauma tienes y además tener que estar con esto y preocuparte del sida, y tener esas citas médicas".

Es una historia contada desde los distintos personajes, tanto la bcomo los agresores. Hay primera y segunda persona, y eso, según el jurado es de lo más interesante de la novela.

La descripción psicológica es el arma secreta de Cristina, quien logra generar perfiles únicos de todas las personas que rodean a ‘esa chica’, ya sean amigos, familiares o transeúntes que se la puedan cruzar en una parada de bus. De la intimidad hasta la escala mundial, en el momento en el que el relato de su violación trasciende a la televisión y las personas que intentan describirla no tienen ni la más remota idea de la historia, ni se acercan al suceso.

Lo interesante de la chica es que su historia está contada plenamente por ella misma pero siempre a través de los demás, quienes con una simple mirada o un comentario pudieran ser cómplices de todo lo sucedido. Amigas y adolescentes babosos que progresan o se hunden en una madurez en la que las apariencias hablan sobre lo que se es, lo que se quiere ser y lo que sucede. Tanto dentro como fuera de la cabeza.

La revictimización en los abusos

¿Cuántas veces has escuchado “pero ve como estaba vestida” o “estaba borracha, por eso le pasó” cuando se habla de una mujer que ha sufrido algún abuso? Estas frases, aparte de estar llenas de machismo, también son una manera de revictimización en donde la responsabilidad del crimen recae en la víctima simplemente por no “cumplir” con las normas morales de la sociedad.

Las mujeres que han experimentado un acto de violencia social o violación a sus derechos humanos, y han quedado en situación de víctimas, generalmente experimentan una “suma de violencias”, provocándose una “multivictimización”, la primera por el acto vulnerante en sí mismo (como lo es un abuso sexual o incluso un feminicidio), la segunda derivada de la violencia institucional y la tercera por las condiciones de vulnerabilidad, exclusión, estigmatización y olvido social, afirma la psicóloga Ma. Amparo Miranda.

Generalmente, la revictimización se encuentra presente cuando la víctima denuncia el abuso que ha vivido y son las autoridades quienes ejercen violencia contra ella, esta violencia puede darse de manera activa (actitudes y comportamientos agresivos), o pasiva (omisión de funciones, perdida de documentos, etc.). De acuerdo con el autor Rene Käes.

APVB