En un restaurante ubicado en Argentina, un mesero notó que los padres de un bebé estaban pasando por un momento complicado cuando su hijo no paraba de llorar, así que decidió ayudarlos de una manera muy empática. Al notar la desesperación de los padres, el mesero cargó al bebé en sus brazos y comenzó a arrullarlo para así intentar calmarlo.

Luego de hacer una pausa en su trabajo para tranquilizarlo, siguió con sus labores junto al bebé, a quien llevaba en sus brazos mientras atendía a otras personas. Incluso se le vio paseándose por el restaurante tan relajado con el pequeño en sus brazos, con toda naturalidad y empatía.

Los comentarios en redes aplaudieron la acción del mesero ya que su intención no era tanto evitar que los demás comensales se molestaran por el llanto del bebé, si no que quería ayudar a la madre del pequeño para que pudiera disfrutar de su comida tranquila.

Las labores de cuidado

Históricamente, las labores de cuidado han recaído en las mujeres y este trabajo no remunerado es 3.5 veces mayor que el de los hombres y representa el 20% del Producto Interno Bruto de distintos países, asegura ONU Mujeres, del mismo modo, estas labores de cuidado no remuneradas impiden que las mujeres puedan desarrollar una vida personal y laboral y pese a la creación de leyes donde se contempla el permiso de paternidad para los hombres, la corresponsabilidad de labores de cuidado en padres jóvenes sólo ha subido 7 minutos en los últimos 10 años, afirma el organismo.

De acuerdo con distintos organismos, la labor de cuidado de los hijos recae en las mujeres, quienes son juzgadas constantemente al realizarlas. Son las madres quienes no cuentan con una red de apoyo que las ayude cuando los cuidados las superan ya que, se tiene la creencia, de que las madres no tienen derecho a sentirse cansadas ni a buscar un momento lejos de sus hijos.

Históricamente, el patriarcado ha utilizado la maternidad como un instrumento para controlar el cuerpo y el destino de las mujeres. “Durante siglos, o eras madre o no eras nada”, dice la autora catalana Esther Vivas. Contra este mandato se revelaron las feministas de la segunda ola, las de los años sesenta y setenta del siglo XX. A través de estas luchas se reivindicó, por ejemplo, el acceso a métodos anticonceptivos y el derecho al aborto, afirma Corriente Alterna.

Es así como continúa la urgencia de crear espacios donde las maternidades cuenten con una red de apoyo y es necesario eliminar la creencia de que sólo las madres tienen que estar encargadas de la crianza ya que esto les quita la responsabilidad a los padres y son ellas quienes llevan la carga de cuidados, además de los juicios ante la sociedad.

APVB