Decir que un chiste sobre la violencia que viven mujeres no provoca más violencia, como lo hizo Franco Escamilla tras justificar el chiste de  Sergio Verduzco, mejor conocido como Platanito, sólo refuerza el pacto patriarcal.

Lo preocupante de los comentarios es que Escamilla señaló que la comedia era un reflejo de la vida cotidiana, sin embargo, los orígenes de la comedia no señalan eso, sino que era burlarse de alguna situación que vivían los ciudadanos.

La comedia como género dramático es opuesto a la tragedia, se caracteriza por tramas y narraciones que evocan a la risa, tiene un final feliz, incluso, surge cómo una mofa hacia las personas de privilegio, Aristóteles en su Poética dice “la comedia consiste en una representación de los hombres peores de lo que realmente son, lo cual posibilita que los espectadores se burlen de ellos, incluso siendo figuras poderosas en vida real”, señal el portal Concepto.

Incluso Elia Tabuenca, filóloga hispánica escribe que el origen de la comedia vemos en el teatro en al Antigua Grecia, donde se burlaban de la situaciones que les acontecían a los ciudadanos dentro del campo de la política, la filosofía, etcétera. “Se satirizaba sobre aspectos sociales”. Incluso se habla de tres tipos de comedia:

  1. Comedia antigua: se hacia sátira de personajes que ocupaban una posición de privilegio
  2. Comedia media: No se hace burla a una persona sino a una situación en sentido global
  3. Comedia nueva: Aquí se hace una crítica a las costumbres de la sociedad

¿Misoginia disfrazada de humor?

En un texto publicado por Sara Diez en Mujeraf y también fue replicado por Amnistía Internacional de Cataluña señala que la normalización de la violencia en los chistes o bromas surgen de comportamientos generados por estereotipos y prejuicios, donde las mujeres salen a relucir como seres “inferiores” o distintos bajo parámetros negativos y con sentimientos hostiles.

Sara Diez diferencia los chistes bajo dos esquemas:

  • Los chistes ingenuos y que no causan daño
  • Los tendenciosos y agresivos, los cuales son capaces de denigrar a una persona, institución, grupo o creencia

Los chistes sobre las mujeres o sobre lo que les acontece a ellas son una forma de violencia sutil para denigrar al sexo femenino, dentro de una sociedad que acepta y tolera esta situación bajo el manto del “humor”, señala.

“Cuando se cuentan ‘chistes misóginos’ en realidad se busca atacar y denigrar a las mujeres a través de la burla y la mofa. Normalmente, esa clase de ‘chistes’ hace referencia a la falta de inteligencia de las mujeres (siempre tratándonos de tontas o ignorantes), o bien, hacen énfasis o por aspectos que tienen que ver con el cuerpo femenino.  Así mismo, de forma ‘graciosa’ se refuerzan los estereotipos, como por ejemplo los referentes a las tareas que las mujeres deben realizar en el hogar, o bien, se refieren a las ideas que la sociedad patriarcal mantiene sobre las mujeres, como que son charlatanas, derrochadoras, chismosas, celosas, fodongas…”, escribe Sara Diez.

Así que el chiste de Sergio Verduzco “Platanito” sobre el feminicidio de Debanhi y la justificación del comediante Franco Escamilla sí visibiliza la vida real, es decir, la misoginia normalizada dentro de la sociedad y el pacto patriarcal.