El síndrome de la mujer salvadora, se ha convertido en un concepto que se escucha aquí y allá, leemos textos en nuestras redes sociales sobre lo que significa y en algunos casos, lo normaliza bajo el escudo del amor romántico que dicta el sacrificio de dar el todo por nuestra pareja.

El rol que cumple la mujer en una relación surge a partir de una violencia sistemática que nos encierra en un concepto de femineidad y términos como el de "la salvadora" perpetúa este estereotipo, ¿cómo las mujeres deben ser?, y en contraparte, ¿cómo los hombres deben ser?, con el arraigo de estos conceptos de "el deber", nacen diferentes ideas que revictimizan a la mujer y la vulnera a través de la violencia marital, económica, doméstica y psicológica.

Son términos que no cuentan con una base científica; este concepto define a estas mujeres con complejo salvador como aquellas que tienen la necesidad de rescatar a su pareja y  que dejan de lado sus propias necesidades y son codependientes. Cuando observamos con detenimiento este término se puede encontrar un estereotipo de género que no es nuevo; la mujer buena es aquella que jamás dice “no” y apoya incondicionalmente a su pareja, señala Carla Morales, psicoterapeuta feminista para El Diván Sensual, especialista en autoconocimiento, sexualidad y relaciones humanas en terapia de reencuentro.

El mito del amor romántico atraviesa esta idea de que el amor es algo que nace del sacrificio y del dolor, sin embargo, es importante identificar las señales de que estamos en una relación que no nace del bienestar y de la reciprocidad. 

Una de las grandes señales, es cuando viertes tu energía en pensar en cómo ayudar a esa persona para que cambie. Desafortunadamente, el amor ha sido aprendido como un vínculo que se debe vivir desde el constante sufrimiento, explica Carla. 

Entonces, ¿qué es el amor?, reconocer la violencia; reconocer el dolor

Al pensar en el amor, probablemente llegue la imagen colectiva de la pareja, de la lucha dolorosa, de las demostraciones extensas de todo aquello que se puede (debe hacer) cuando se ama, sin embargo, para Carla, el amor no se encuentra y tampoco es nuestra pareja, en realidad, es una experiencia expansiva de plenitud que te hace sentir una felicidad íntegra que compartes diariamente con la familia, amigos, compañeros y todo aquello que te rodea. Es una sensación de querer involucrarse desde el cariño y el bienestar; no desde la idea del amor romántico.

Asumirnos como la salvadora o sanadora de nuestra pareja, perpetúa el estereotipo de género y además normaliza la violencia emocional. Este proceso, deriva en pensamientos intrusivos de no sentirse suficiente, no validar ni reconocer las emociones, y dedicar tiempo completo en buscar la tranquilidad de nuestra pareja, a costa, de postergar la nuestra. 

Si mi pareja me dice, por ejemplo, que tuvo una infancia difícil y es por ello que él actúa así, nosotras decidimos tomarlo de cierta manera que le justifique e incluso, lo apapachamos por sus acciones (...), no somos terapeutas de nadie; dejemos de vivir a través del dolor de otros y dejemos el trabajo a los especialistas, señala la psicoterapeuta.

No existe violencia alguna con la que deberíamos vivir o tolerar, Carla señala que bajo ninguna circunstancia se debe normalizar la violencia emocional, pues este fenómeno escala y puede traducirse rápidamente en violencia física, pueden haber golpes que se disfrazan en juegos o pellizcos, después, violencia sexual. 

Identificar estas señales, que en realidad, no son señales sino actos que se hacen a consciencia, es el primer paso de reconocimiento de violencia. Muchas mujeres saben que la están viviendo, pero hay una parte interna que hace dudar y genera miedo, “qué voy a hacer”, “no hay nadie más”, “no tengo con quién acercarme".

Una de las herramientas más valiosas, que retoma la psicoterapeuta es el Violentómetro, un proyecto realizado por el Instituto Politécnico Nacional que permite identificar y atender este tipo de prácticas a tiempo. Se divide en tres escalas y se pueden manifestar de manera intercalada. 

¿Identificaste una situación de violencia?, es momento de escucharte y hacerte caso. Así como escuchamos a otras personas y somos compasivas, también hay que serlo con nosotras mismas. Es necesario hablarlo con nuestra red de apoyo, excepto, con nuestra pareja, esto último, es de suma importancia pues en este escenario, están los dos partícipes; a quién salvar y un salvador, por lo que él no cederá, violentará y manipulará, explica Carla Morales.

La femineidad

Para hablar de la femineidad, es importante entenderla como aquellos estereotipos de la apariencia, la corporalidad, el comportamiento, la maternidad, la heterosexualidad y el desempeño de la mujer; todo aquello que se convierte en un listado estereotipado con los requerimientos para satisfacer a la familia, a nuestra pareja y en general, la respuesta que debemos dar a la sociedad demandante, de acuerdo a el artículo "La construcción de la feminidad: la mujer como sujeto de la historia y como sujeto de deseo".

La femineidad, en sí, es un constructo social que parte del género donde se ven implicados estos estereotipos de cómo ser mujeres, pero esto, no es suficiente, hay que ser buenas mujeres, buenas esposa, buenas hija; buenas todo el tiempo.

Uno de los mandatos de este concepto, es que nosotras nunca digamos que no, decir que no, nos convierte en malas mujeres. Sostener emocionalmente un 'no' que no dé miedo, implica la asertividad, ¿qué quiero? y ¿qué no quiero?, explica Carla Morales.

El autoconocimiento y el camino a construir relaciones sanas

Hacerse responsables de nuestras emociones, comprendernos, partir desde un proceso de reflexión, mantener presente nuestra historia de vida y lo más importante, validar nuestra existencia es un proceso que podía parecer en realidad bastante sencillo, sin embargo, es parte del autoconocimiento que nos permitirá construir experiencia de vida plenas. También, la psicoterapeuta señala la importancia de contar con nuestras madres, amigas, hermanas y por supuesto, la ayuda de un profesional que nos guíe y oriente.

Bajo el concepto del amor romántico, la idea de no salvar a tu pareja, puede parecer desconsiderado y desde la femineidad, te convierte en una mujer desagradecida y egoísta, sin embargo, se debe reiterar que no existe escenario alguno donde tengas que vivir la vida de tu pareja, padecerla o hacerte cargo de ella.

Esto implica un trabajo personal muy profundo de introspección, no tienes porqué salvar y sé que esto puede sonar terrible, aún así, lo único de lo que debemos responsabilizarnos es de nosotros mismos y con ello, generar vínculos que nazcan desde el cariño, señala Carla Morales. 

El amor, siempre es un acto de plenitud y bienestar; el amor, es una experiencia que nos debe hacer sentir merecedoras y suficientes por el simple hecho de existir, sin necesidad de que alguien más nos recuerde este valor, de lo contrario, se continuarán viviendo relaciones que implican el sufrimiento y la creencia androcéntrica de dar el todo por una persona. 

Finalmente, la especialista apunta a la importancia de construir redes de apoyo, aprender a vivirse mujer, darse cuenta que somos merecedoras de bienestar por el simple hecho de ser; algo que desde la infancia, nadie nos enseñó a reflexionarlo y sentirlo. 

¿Cómo saber que estoy en una relación poco saludable?, pues porque lo sabemos. Sabemos cuando algo nos duele, lo sentimos en el cuerpo, como una cubetada de agua fría: me dijo algo que me hizo sentir mal, dijo algo que me hizo enojar, algo que me lastimó, me hizo sentir incompetente ... recordemos que el dolor se manifiesta en múltiples emociones, no sólo en llanto, puntualiza Carla.

Es de suma importancia que podamos crear nuevos modelos de entendimiento sobre lo que es vivirnos como mujeres y lo que esto implica al relacionarnos con otras personas, sin violencia ni justificaciones en nombre del amor; amor que bajo ninguna circunstancia se debe vivir desde el sacrificio ni el constante sentimiento de aflicción.