En redes sociales, es bastante común la viralización de personas que encuentran el amor de maneras inesperadas y esta vez, la historia de Iris de 83 junto con su esposo Mohamed de 37 se difundió rápidamente, no sólo por la diferencia de edad, sino también, porque pone sobre la mesa un tema que socialmente es tabú: la sexualidad de las personas de la tercera edad. 

Iris Jones navegaba en internet hace tres años en una comunidad de Facebook donde se publicaba sobre el ateísmo y ahí, hizo el primer contacto con su ahora esposo, Mohamed Ibrahim. 

La conexión fue inmediata y a finales de ese año, Iris se decidió a viajar a Egipto para confirmar sus sentimientos por Mohamed; el amor llegó para ambos y su relación creció rápidamente y un año más tarde, él le pidió matrimonio. Celebraron su boda en El Cairo y festejar a lo grande en un balneario de la capital egipcia. 

El papeleo interferiría en su amor, pues se debía poner en orden la residencia de Mohamed y esta separación hizo sentir profundamente triste a Iris, sin embargo, como todo, es pasajero y actualmente disfrutan de una vida marital en Inglaterra.

La sexualidad femenina en la vejez

Entre la restricción social y el silencio, la sexualidad en la vejez es invisibilidad pues se considera que esta etapa de la vida debe ser asexual; es inapropiado. Recordando a Foucalt en Historia de la sexualidad,  el ser humano es y será un ser sexual desde que nace hasta que muere, sin embargo, la sexualidad es vista con un fin reproductivo y nos reduce a los genitales, con ello, se reniega de todas las formas posibles que exista la sexualidad en la vejez

Al llegar a la vejez, se le despoja del término mujer y con ello, el de su individualidad en la sociedad; ya no son seres independientes, autónomos y por supuesto, tampoco sexuales, de acuerdo a Organización Mundial de la Salud, este fenómeno gira entorno a los prejuicios discriminatorios en contra de las personas de la tercera edad; el edadismo

Sin embargo, Iris ha luchado contra ello, pues muchos usuarios la han señalado por su relación, quienes la definen como inadecuada.  De cualquier manera, en más de una oportunidad, la mujer ha dejado en claro que Mohamed no es sólo su compañero, sino también, la ha llevado a descubrir un mundo nuevo donde disfruta de su sexualidad, la hace sentir amada, respetada y con mucha vitalidad; ¿qué otra cosa podría ser más importante?

Con esta historia, tal vez es momento de deshacernos de la idea de que en la vejez, no se pueden tener experiencias sexuales satisfactorias pues además, trae grandes beneficios en la salud mental y física de la mujer; respetar sus necesidades y entendernos como seres sexuales y libres es el primer paso para visibilizar la sexualidad geriátrica sin prejuicios.

A.D