La Ciudad de México se tapizó con espectaculares que causaron revuelo en las redes sociales. “Perdóname, Laura. Fui un idiota”, “Dormí en ese hotel para no manejar en la noche”, fueron algunos de los avistamientos, sin embargo, ¿hasta qué punto esto se convierte en una situación de chantaje y presión social?

Los usuarios se han dividido, pues algunos piden a Laura que aparezca y hable con su pareja, argumentando que, “hay que conocer el otro lado de la historia” esto sin mencionar la masiva exposición del hecho que ha originado que miles de usuarios exijan que aparezca la mujer involucrada para hacer pública la historia. 

Cuando las muestras de amor, se disfrazan de acoso

Existen situaciones que parecen ser, socialmente aceptadas; las muestras exageradas de amor, podrían parecer un acto extremadamente romántico para algunos. Sin embargo, cuestionarse si estas situaciones están invadiendo mi privacidad, me exponen o someten a momentos de incomodidad podrían acercarnos a generar vínculos afectivos saludables. 

Uno de los ejemplos más comunes, es cuando se hacen declaraciones en espacios públicos, evitando que exista una toma de decisión libre de presiones. 

Estos actos motivados por el amor romántico y la creencia de que así es como funciona una declaración, se convierte más bien, en una exigencia para dar el “sí” bajo la mirada de decenas de personas que aplauden el acto. Asimismo, cuando una mujer les rechaza es duramente juzgada y señalada de manera despectiva.

Una relación sana inicia desde el principio, por lo que es clave que exista el diálogo en un espacio seguro, donde ambos tomen una decisión con base en lo que quieren - esperan y lo más importante, sin presiones, según la iniciativa Actúa contra la Violencia. 

Lo acontecido con los espectaculares representa el no aceptar un “no” por repuesta, perpetuando esta idea de invalidar nuestras decisiones, exponernos al escrutinio público, exhibir la relación y sobrepasar con creces los límites como pareja.