¿Quién te cuida, a quién cuidas?, ¿te enseñaron a cuidar en tu familia?, ¿te has preguntado cómo se cuidan en tu familia? ¿has visto que hay otras familias diferentes a la tuya?, ¿además de tu familia has cuidado a alguien que no lo sea?, ¿cómo y cuándo fue?, ¿es común que cuides a otras personas que no consideres de tu familia?, ¿a quiénes consideras de tu familia?, ¿te cuidas, cómo?

Estas son algunas de las preguntas relacionadas con los cuidados; cuando pensamos en el término cuidados, es importante mencionar que tiene diversos significados y se valora frecuentemente por las experiencias cotidianas que tenemos en nuestras familias y con amistades, en las que hay afecto, amor y se traducen en acciones de diferente índole, dependiendo del vínculo que tengamos con las personas que cuidamos. Actualmente también se consideran las relaciones afectivas con los animales de compañía como perros y gatos, pues muchas de las familias que los tienen, también los consideran como parte de ésta.

Cuando hacemos referencia a los cuidados, ya no sólo estamos pensando en personas de la familia biológica, por ello, se ha de considerar licencias de cuidados en las que se tenga presente la familia por elección como la pareja, las amistades, y los animales de compañía, pues en todos ellos, un componente es el afecto que les tenemos.

También se ha de mencionar que se hace alusión a que se cuida por amor, que nos corresponde sobre todo a las mujeres cuidar porque tenemos mucho que dar, porque es parte de nuestra identidad, pero sabemos que no es así; como parte de los estereotipos y roles de género, aún en este siglo, a las mujeres se nos sigue enseñando que debemos estar para otras personas, olvidándonos incluso de nosotras, para dar cuidados a las y los demás.

Sí, podemos dar cuidados a las demás personas considerando la redistribución de éstos en las familias y en los hogares, así como en las colonias, comunidades o espacios en los que coincidimos las personas. Sin embargo, aún estamos lejos de ello, pues, aunque la pandemia nos mostró que sin cuidados entre las personas no podemos seguir viviendo, aún no hay mecanismos suficientes como servicios de cuidados para las distintas necesidades de las personas, tampoco hay trabajos remunerados por objetivos, ni normativa laboral que garantice los cuidados para la diversidad familiar en los contextos urbanos, rurales e indígenas de nuestro país.

Los cuidados ya están en la agenda pública, pero los esfuerzos de sociedad civil y academia aún no son suficientes para que sea un tema prioritario y se asignen recursos humanos y monetarios. Por lo que, hay que seguir visibilizando que para cuidar sí se requiere de tener afecto y que, por ello, seguimos resolviéndolo la vida cada día, quizá sin pensar demasiado en ellos, porque son tan cotidianos que hasta que nos hacen falta, o cuando los damos a pesar de nuestro autocuidado, nos damos cuenta de que no sólo el amor o el afecto cuenta.

Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de sus autores y no reflejan el punto de vista del Instituto Mora ni de La cadera de Eva.

Luz Galindo

Actualmente, docente de la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA-COLMEX. Sus líneas de investigación son la perspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades).

@Luzapelusita