Las pastillas del día siguiente son siempre, un tema atemporal que genera muchas dudas al respecto y de una u otra forma, muchas mujeres terminan googleando cómo tomarla, cuándo hacerlo, si se puede tomar en tus días y un larguísimo etcétera, como si esperáramos una consulta personal en internet. 

Las integrantes de la Cadera de Eva pusimos este tema sobre la mesa, compartimos algunas de nuestras experiencias y al final, concluimos que en algunas ocasiones, los hombres anteponen su placer a costa de nuestra salud, que la desinformación puede jugarnos en nuestra contra y que muchas veces, somos víctimas de violencia sexual sin siquiera notarlo. 

Acá una breve recopilación de nuestras vivencias.

Historias reales; mujeres reales 

  • Fer: Yo tomé la pastilla dos veces en el mismo año; no fue por una noche de sexo casual, pese a que mi pareja había utilizado condón sentí miedo y ansiedad, mi periodo fértil estaba cerca y la posibilidad de quedar embarazada me llenaba de miedo. Sabía que tenía que tener un doble método anticonceptivo e igual me aterraba tener los efectos secundarios de las bombas de hormonas, aún así entre el pánico y el desconocimiento, me tomé las dos pastillas. Terminó siendo peor, porque sólo me sacaron un susto. Tuve sangrado intermenstrual, me salió mucho acné y tenía cambios de humor bruscos. Lo que me ayudó mucho, fue tener el apoyo de mi pareja, comunicarnos y que él tuviera la disposición de investigar sobre otros métodos anticonceptivos para él. 

  • Laura: Me he tomado la pastilla del siguiente día en diferentes momentos, la mayoría ha pasado porque no hay un preservativo de por medio, entonces aceptaba tener relaciones sin protección y después optaba por tomarme la pastilla. También, me la he tomado cuando me da miedo, pese a usar el preservativo. Cuando he tenido relaciones con personas que no confío, me la tomo. En una ocasión un bato decidió eyacular en mí, me dijo “estás en tus días, no te puedes embarazar”, entonces me dio mucho miedo, fui corriendo a tomarme las pastillas. Me choca tomar eso porque me desregula toda. Ahora, sólo estoy con una pareja y afortunadamente no me he enfrentado a esa situación nuevamente.

  • Daniela: Mantenía una relación casual y no utilizábamos condón. Una de esas veces, me confié porque estaba en mis días y además, manteníamos el coito interrumpido, sin embargo, terminó en mí y tuve que tomar la pastilla como emergencia, no pasó a mayores y no tuve ninguna clase de síntoma adverso, sin embargo, recuerdo que cuando la llegué a tomar hace 10 o 15 años sí fueron síntomas más violentos, me provocó malestares en mi periodo; incluso el sangrado se veía diferente, de otro color. 

  • Liliana: La primera vez que tomé una pastilla de emergencia fue, curiosa y violentamente, cuando tuve relaciones sexuales por primera vez a los 16 años. Preocupada y llorando le dije a mi mamá que él no había querido usar condón y que, a parte de todo, me había presionado para hacerlo. Mi mamá me compró la pastilla y me explicó como tomarla, sólo se limitó a decirme que quizás mi menstruación se podría adelantar, así que en realidad no sabía más allá de eso. Recuerdo haber tenido dolores de cabeza muy fuertes y cólicos, e incluso sangré un poco más de lo normal, pero fue mucho después que pude identificar esos síntomas. Lamentablemente esa no fue la única vez que la usé ya que, por mucho tiempo, prioricé a los hombres antes que a mí, así que prefería tomarla antes que decir que 'no'. Los dolores de cabeza fueron una constante en cada toma, llevo algunos años sin usarlas y estoy segura de que jamás lo volveré a hacer.

Una industria farmacéutica que no ve negocio en anticonceptivos masculinos

"Si no o se ha desarrollado efectivamente una píldora masculina, ha sido por el éxito de la píldora anticonceptiva femenina. Funciona tan bien y es tan eficiente que, desde una perspectiva económica, muchas de las compañías farmacéuticas no sienten la necesidad de invertir en una nueva.", Adam Watkins, profesor de biología reproductiva de la Universidad de Nottinghan

La Organización Mundial de la Salud, reconoce 20 métodos anticonceptivos; únicamente dos se dirigen a los varones. 

Desde siempre, las mujeres cargan con el la responsabilidad de la planificación, mientras que los hombres muestran una menor implicación en ello. Su placer y comodidad se antepone a nuestra salud.

“La industria farmacéutica no ve un nicho de negocios en los anticonceptivos masculinos; saben que ellos no se involucran en esto”, señaló Guillermo González Antón, presidente de la Federación Española de Planificación Familiar (SEDRA-FPFE).

Si bien se han intentado aprobar píldoras hormonales para hombres, se rechaza porque puede causar cáncer de próstata.

En 2016, se realizó un experimento inyectándoles a hombres una carga de hormonas como el que reciben las mujeres al tomar la pastilla del día siguiente.

"Se indicó que había efectos secundarios como granos en la piel, trastornos del estado de ánimo y aumento de la libido, que los hombres consideraron demasiado severos e intolerables, por lo que se canceló la investigación."

En contra parte, la píldora femenina aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer de cuello uterino hasta un 60% si se utiliza por más de 5 años. Sin embargo, esto no parece ser impedimento para que 214 millones de mujeres alrededor del mundo la consuman, generando un mercado anual de $18,000 millones de dólares.

Sistemáticamente, las mujeres vivimos en un constante ir y venir. Se nos ha inculcado que la responsabilidad y planeación familiar es nuestra, además, claro, la de el embarazo, la decisión y el parto 

Acercarnos a un especialista, buscar -exigir- alternativas que no representen mayor carga financiera (porque sí, los métodos femeninos son más costosos), entablar una conversación con nuestras parejas sexuales sobre nuestra decisión de anticonceptivos y por supuesto, rechazar de tajo la idea de que el sexo debe ser placentero y cómodo únicamente para ellos. Son pequeñas luchas que podemos hacer para reivindicar nuestra salud y educación sexual, aunque claro que, la industria farmacéutica es algo imposible de vencer, podemos comenzar diciendo “no” a la toma normalizada y recurrente de la píldora anticonceptiva.