En estos días de Halloween y calaveritas, abundan máscaras de personajes terroríficos como el payaso Eso, Freddy Krueger o el diablo. Pero hay una, que se usa todo el año, y esconde a un ser de verdadero terror: el agresor machista.

Lamentablemente, en la mayoría de los casos ni se nota y las apariencias engañan. A veces, nos vamos con la finta del aspecto físico y creemos que si tiene cara inocente, se ve muy serio, está galán o es “niño bien”, como les decíamos en la prepa a algunos compañeros, entonces es una buena persona. Y no es así.

Claro que no todos los hombres son agresores. Pero, ¿cómo identificar a los que sí? Lo primero es no dejarse llevar solamente por cómo se ve, sino también observar cómo se comporta contigo y con otras mujeres del entorno. Hay algunas red flags sencillas de identificar como si piropea a las meseras, si se burla de sus hermanas, es abusivo con su mamá o publica memes misóginos.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2022, realizada por el INEGI, encontró que la violencia psicológica es la de mayor prevalencia  en nuestro país, con 51.6% de los casos. Y aquí es donde se pone un poco más complejo detectar la máscara machista.

Un ojo morado, rasguños o marcas de golpes son agresiones evidentes a la vista y es relativamente fácil clasificarlas como violencia, pero cuando hablamos de bromas hirientes, gritos, amenazas, grabación sin consentimiento de momentos íntimos, pedir constantemente el envío de ubicación o evidencia de con quién estás, así como checarte el celular, la definición se complica.

Si hay conductas de tu pareja que te hacen sentir ofendida, asustada, triste o tensa, ahí hay una señal clara de alerta y es muy importante que lo hables con personas significativas de tu círculo e incluso pidas orientación profesional. En el Consejo Ciudadano de la CDMX hay servicio psicológico gratuito para todo el país, con perspectiva de género y 24/7; puedes chatear o llamar al 55 5533 5533 siempre que necesites sentirte acompañada.

Dejemos el suspenso y miedo para cuando se hace el silencio en una película de terror y sabes que vendrá algo inesperado. Hagamos de Halloween la única noche en la que se valen los sustos por el disfraz más original de las niñas y niños que piden calaverita. Todos, absolutamente todos los días: mereces vivir tranquila, feliz y libre de violencia. ¡Fuera máscaras!

María Elena Esparza Guevara

La autora es Doctorante en Historia del Pensamiento en la UP, Maestra en Desarrollo Humano por la Ibero, egresada del Programa de Liderazgo de Mujeres en la Universidad de Oxford y fundadora de Ola Violeta A.C., desde donde trabaja por el derecho a la conciencia corporal de niñas y mujeres. Su buzón de twitter está disponible en @MaElenaEsparza