Alicia salió de la universidad y después de su servicio social, logró posicionarse en el campo laboral. Fue su primer el empleo, creía que iba a conquistar el mundo y por ende salir en la televisión, trabajaba en una televisora pública. La escuela la preparó para todo, menos para algo, enfrentar acoso sexual.

El primer puesto que le ofrecieron, ya como una empleada del canal, fue de asistente de cámara, la primera mujer en esa área en obtener el puesto, además de eso, le ofrecieron tener una cápsula informativa. Todo marchaba bien, hasta que comenzó a tener r problemas hormonales y subió de peso. El acoso hacia su persona por su apariencia comenzó.

Ella trataba de mantenerse en el rango de peso que solía tener, sin embargo, le costaba trabajo perder los kilos de más que había subido. Una ocasión, el asistente del director le dijo que debían hablar “de una manera muy insistente”, contó para La Cadera de Eva. Él quería que fueran por un café. Ella rechazó la invitación pero se mostró abierta hablar.

“Si tiene algo tan importante que decirme, dígamelo aquí”, dijo.

“Te quiero pedir un favor, no vayas a subir de peso”, le dijo el asistente del director.

Los comentarios sobre su peso no fueron todo, también tenía acercamientos incómodos hacia Alicia, sobre todo cuando cuando la saludaba.

“Al saludar siempre se tenía que a acercar, él era la mano derecha del director no lo podía reportar. Me sentía agarrada porque él tenía mi contrato, él decidía cuánto ganabas y si estabas o no, obvio con autorización, es tan mañoso que sabía mover los números, para beneficio de personas “

En una ocasión, después de que se reportó a un camarógrafo, el asistente le dijo“si no pasarán esas cosas (denuncias por acoso), me aventaría contigo”.

Alicia trataba de acercarse a sus compañeros para compartirles su inconformidad y las respuestas eran “él es así. Él es muy amable”.

Incluso, esas actitudes machistas se reflejaban también en otras acciones, cuando ella quería cargar el equipo de cámaras no la dejaban, el argumento era que ellos debían cargar, “las cosas son así”, eran las respuestas.

Comienza el calvario

Las peticiones para adelgazar no sólo fuero de su director, también de directora de cámaras.

“Si vas de peso, te podemos vestir más juvenil”.

¿A qué se refería con juvenil? ¿Ropa entallada? ¿Ropa corta? ¿Menos ropa? Son algunas de las preguntas que se desprenden a raíz de este comentario.

“Los comentarios eran muy constantes sobre mi peso, me tenían fastidada y me dije a mí misma ‘si lo haré será por mí, no por ustedes’”.

Después del acoso

“El no haber denunciado me dejó con una sensación de que debía hacer algo, no lo hacía porque no quería perder mi trabajo y ya empezaba independizarme”.

Afortunadamente, Alicia encontró otro empleo como freelance donde conoció el respeto. Por decisión propia decidió atender su problema de salud e ir al gimnasio. Lo que padecía era síndrome de ovario poliquístico.

Acoso sexual en el trabajo

El acoso sexual como el hostigamiento sexual son formas de violencia, las cuales conllevan humillación e intimidación. Dañan la salud, la integridad, las oportunidades profesionales y los derechos humanos de quienes las padecen, de acuerdo con el Instituto Mexicano de las Mujeres (Inmujeres).

Si has sido víctima de acoso u hostigamiento sexual, Inmujeres te invita a romper el silencio y alzar la voz. Incluso, su página sirve como una especia de guía para las mujeres que están viviendo una situación similar.

El sitio te invita a denunciar incluso si eres persona servidora pública, ya que existe un Protocolo que prohíbe el hostigamiento sexual o acoso sexual y establece la ruta para atender a quienes denuncian estas conductas en las instituciones de la Administración Pública Federal.