Svante Pääbo el investigador abiertamente sexual obtuvo el Premio Nobel de medicina este año. Lo obtuvo por sus descubrimientos sobre genoma de homínidos extintos y la evolución humana, la primera vez que se otorga al campo de los estudios de la evolución humana.

Pääbo ha establecido "una disciplina científica completamente nueva, la paleogenómica. Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los humanos vivos de los homínidos extintos, sus descubrimientos proporcionan la base para explorar lo que nos hace únicamente humanos", dijo el jurado.

El sueco Svante Pääbo, de 67 años, fue galardonado por la secuenciación del genoma de los neandertales y la creación de la paleogenómica, de acuerdo con la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo. El premio, además del honor y el prestigio, es acompañado por una recompensa económica de 882 euros que son más de un millón de pesos.

Lo que hizo única la investigación de Svante Pääbo fue que se exploraron los orígenes de nuestra especie a través de herramientas que se habían utilizado sólo para biología molecular y medicina.

Los resultados del investigador sueco están publicados -en una parte, en el texto El hombre Neanderthal, cual también es autobiográfica, en ese texto el biólogo explica su orientación bisexual y sobre su aventura amorosa.

La vida de Pääbo

El trabajo del científico sueco su trabajo abre la puerta para intentar resucitar especies extintas como el mamut o los propios neandertales, sin embargo, el mismo Pääbo ha señalado que nunca conseguirán su objetivo y no deben intentarse nunca, pues requerirán de peligrosas modificaciones en óvulos y espermatozoides.

De hecho, las actuales técnicas de extracción de ADN han funcionado como una máquina del tiempo que muestran información imposible de lograr con el estudio de los fósiles.

En el 2021 se publicó el ADN más antiguo jamás recuperado de un fósil: un mamut que vivió hace más de un millón de años.

Otros trabajos similares han permitido viajar al pasado 400 mil años atrás para analizar la genética de homínidos de la sima de los Huesos de Atapuerca. Las mismas técnicas han permitido analizar ADN de caballos de hace 700.000 años, el récord actual de antigüedad.