El podcast de “La Cotorrisa”, que comenzó a ser más popular durante la pandemia por Covid-19, se convirtió en un lugar de desahogo cuando la incertidumbre de una cuarentena que parecía eterna estaba en su punto más peligroso. Los chistes de Ricardo Pérez y Slobotzky y las anécdotas que mandan cada uno de los fans crearon un nuevo modelo para la creación de contenido audiovisual y, al mismo tiempo, lograron formar una especie de lugar seguro cuando las noticias estaban inundadas de caos y miedo.

Y ya sea por el momento en el que “La Cotorrisa” llegó a YouTube o por el carisma de Ricardo y Slobotzky al narrar las historias, es cierto que sus comentarios machistas quedaron sepultados para ser justificados con supuesto humor negro que ahora distintas personas ha comenzado a visibilizar. Uno de los casos más recientes se dio en Twitter donde Fra Salazar (@frasalazar o mejor conocido como El hada de las vacantes) hizo una pregunta que indignó a los fans de este podcast ya que los confrontó contra las personas que no consumen el contenido de “La Cotorrisa”:

La publicación de El hada de las vacantes generó un gran debate donde los fans del podcast buscaron defender a Ricardo y Slobotzky a toda costa, mientras que quienes respaldaron la postura de @frasalazar afirmaron que el humor de los conductores es repetitivo y machista, argumento que distintas mujeres feministas han criticado debido a la reproducción de estereotipos sexistas y “chistesmisóginos que cada semana nutren el programa.

Misoginia disfrazada de “humor negro”

En una sociedad innegablemente machista, los estereotipos, los prejuicios y la discriminación son dirigidos de manera sistemática y exacerbada en contra de las mujeres quienes, por su género, son consideradas como seres inferiores y, por ende, son objetos de burla y denigración. Así es, la cultura dominante, a lo largo de la historia, ha dado a las mujeres un papel de subordinación en una visión masculina que las deja sin derechos, poder y prestigio y, además, vulnerables a todo tipo de abusos y violencia, afirma la editora y creadora Sara Díez.

Los chistes y en general el humor, está compuesto de pequeñas historias que buscan hacer reír a quien los escucha; dentro del humor, existen los chistes ingenuos y que no causan daño a nadie pero también está su contraparte, aquellos que son tendenciosos y agresivos,  capaces de denigrar a una persona, institución, grupo o creencia.

Estos "chistes" se dicen con el afán de humillar o denigrar a otras personas; a los que, por sus características y condición se les considera "diferentes" y es aquí donde se justifica la burla hacia las mujeres con el supuesto “humor negro” pero que, finalmente, continúan normalizando la violencia machista que ya de por sí es una constante en la sociedad.

Los “chistesmachistas no son inocentes, tienen un carácter anónimo pero son aceptados por la sociedad que comparte un sistema de creencias que refleja la batalla entre ambos sexos. Aparecen en situaciones relajadas, pero encubren una gran violencia, una violencia simbólica presente en todos ellos, sea cual sea el género que se satiriza. Indudablemente, los tradicionales "chistes sobre mujeres", no son más que otra forma  de violencia sutil para denigrar al sexo femenino, la cual se acepta y se tolera socialmente al ampararse, veladamente, bajo el manto del "humor", afirma Díez.

Cuando se cuentan "chistes misóginos" en realidad se busca atacar y denigrar a las mujeres a través de la burla y la mofa. Normalmente, esa clase de "chistes" hace referencia a la falta de inteligencia de las mujeres, o bien, hacen énfasis que tienen que ver con el cuerpo femenino.  Así mismo, de forma "graciosa" se refuerza los estereotipos por medio de ideas que la sociedad patriarcal mantiene sobre las mujeres, reafirma Díez.

El objetivo del humor es trasgredir y criticar a los sistemas opresores, por lo que es una contradicción usarlo para ridiculizar y estereotipar a un sector de la población que, sistemáticamente, se encuentra oprimido.