Las ciclovías en la Ciudad de México carecen de una perspectiva de género y no atienden las necesidades de seguridad para las mujeres ciclistas, además, de que existe una enorme brecha de género en este transporte, que dicta que el 97% de las personas que hacen uso de esta área son hombres, de acuerdo con un estudio. 

Una mirada a la desigualdad de género en el uso de ciclovías de la  Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), un estudio impulsado por organizaciones civiles; en colaboración con El poder del consumidor y la Fundación Heinrich Boll, arrojaron datos que apuntan a una falta de políticas públicas que velen por las mujeres que utilizan esta infraestructura para el uso de bicicletas

Esta investigación corre a tres vertientes que responden a diferentes contextos sociales, la idea de estudiar las ciclovías en diferentes zonas de la CDMX permite entender diferentes perspectivas de género y necesidades que son dictadas por el entorno y geografía.

  • Ciclovía Avenida Insurgentes (CDMX): Esta avenida de suma importancia toca cinco alcaldías de la Ciudad, su ubicación se encuentra centralizada y converge con todos los transportes públicos. 
  • Ciclovía Camarones (CDMX): Al norte de la Ciudad, esta avenida atiende las necesidades de transporte de la población que vive a las periferias. 
  • Ciclovía Avenida Peñón, Chimalhuacán (Edomex): Una de las particularidades de esta ciclovía es que no cumple con los estándares de seguridad a comparación de la de Insurgentes y menos mujeres la utilizan.

Los estudios y lineamientos convencionales de movilidad y transporte no están atravesados por una perspectiva de género. Asimismo, no existe el interés por parte de las autoridades para observar los patrones de comportamiento de las ciclistas; no atiende a las necesidades de las mujeres, no contempla los horarios, la protección, qué hacer en situaciones de acoso, luminaria e identificar las horas pico en las que mujeres utilizan las ciclovías, especialmente, para realizar actividades de cuidado. 

A diferencia de los hombres, las mujeres utilizan la bicicleta como un medio de cuidado para llevar y traer a sus hijos (hasta un 34% más que los hombres), también para realizar labores de acompañamiento a menores y utilizar la bicicleta como soporte económico, de acuerdo al estudio. 

“En Chimalhuacán y Camarones, las mujeres son quienes realizan mayores viajes de cuidado a menores de catorce años además, la ciclovía es utilizada par ellas para repartir, distribuir o vender productos, aquí podemos ver que se atienden diferentes necesidades de acuerdo al entorno”, explica Victor Alvarado de El poder del Consumidor.

Las mujeres tienen comportamientos distintivos de acuerdo a la ciclovía que utilizan. Al respecto, Lizeth Mejorada, fundadora de Movilidad y Género, señala que en las zonas que tienen un poder adquisitivo mayor o viven en áreas centralizada, las mujeres utilizan más la bicicleta a diferencia de las áreas conurbadas.

“Es preocupante que las mujeres no usen esto como un medio de transporte en las periferias, ¿qué factores hacen que los hombres utilicen las ciclovías con mayor frecuencia?”

Pensamos usualmente en la violencia en los espacios públicos y es algo que se mantiene ahí, pero lo tenemos tan normalizado que no alcanza una expresión más material, explica Lizeth. Es necesario repensar estos espacios y qué mejor que haciendo nuestros los transportes públicos; hay que tomar, involucrarnos y exigir lo que nos corresponde. 

“Las mujeres resisten y continúan usando las ciclovías pese a los peligros, riesgos, inseguridad, mínima luminaria y poca educación vial, sólo para poder hacer entregas o recoger a sus pequeños”, enfatiza. 

Al respecto, la fundadora de BICITEKA, Areli Carreón señala que es vital para el Estado prestar atención a políticas públicas que beneficien a las mujeres que utilizan vehículos no motorizados, pues no sólo se trata de generar el bienestar en un sector, sino que en realidad, se beneficia a todo el núcleo familiar de miles de hogares. 

“Donde hay una sociedad que avanza, no puede haber una mujer que retroceda”, finaliza Areli. 

Mejorar las políticas públicas que incentiven a las mujeres a utilizar las ciclovías es un tema urgente que compete a las tres ordenes gubernamentales; no sólo se trata de darle mantenimiento a las ciclovías de las zonas urbanas, sino también, a las mujeres de la periferia que se sienten inseguras al no contar con luminaria, ni señalamientos, que son acosadas y que la mala infraestructura las orilla a salirse del espacio destinado, ir en contraflujo o subirse a la banqueta y en ocasiones, arriesgando no sólo su vida, sino también, la de sus acompañantes que oscilan (mayoritariamente) los seis años. 

A.D