Río Tovar es un hombre trans de menos de 30 años se dedica a modelar, trabajar en una agencia y dar hospedaje a otros integrantes de la comunidad LGBT+. Tiene el cabello largo de color claro, labios gruesos y ojos encantadores, cuando habla transmite una especie de paz y refugio, su personalidad lo ha llevado también a acompañar a familias que buscan entender a sus hijos o hijas en su transición de género, da hospedaje a miembros de la comunidad que necesiten un hogar o un lugar para hospedarse algunos días.

En octubre Río inició la campaña  ‘Plenos y Planos’ que financia al menos una mastectomía y 30 binders, una prenda para comprimir los pechos, para miembros de la comunidad LGBTTTIQ que lo requieran. En su cuenta de Twitter se describe como modelo, fashion stylist y joto de tiempo completo. Además, se dice miembro del Kiki House of Magdalena, una especie de refugio y casa cultural para la comunidad, donde se practica vogue, pasarelas y se potencia la moda.

Desde sus ocho, Río Tovar identificó que era diferente, incluso, en la escuela prefería llevar pantalón -en lugar de falda-. En una ocasión cuando se la puso, sus compañeros de clase se burlaron de él. Le incomodaba que su mamá le pusiera falda y moño “lo hacía para que supieran que era una niña”.

“Yo tenía este corte de honguito. Entonces, pues era así un duendecillo más de ahí de la escuela. Entonces mi mamá me pone a los moños más llamativos, los listones más largos así como que decía pues para que sepan no. Y luego yo llegaba a la escuela y me la pasaba jugando fútbol o corriendo saltando, además y siempre me trataron justamente los chicos de la escuela como un chico más, entonces siempre me integraron de forma muy natural. Entonces, me acuerdo de este día que mi mamá me pone falda. Un compañero que era bastante bully me señala y se ríe de mí y dice ‘miren es un maricón’, y yo respondí ‘no se qué es eso, pero buenos días’”, cuenta en entrevista para La Cadera de Eva.

Desde pequeño una de su amigas le atribuyó el nombre de Toby, que derivaba de su apellido Tovar, con este sobrenombre se presentaba en todas partes. Río salió de casa de sus padres biológicos por cuestiones de salud mental, problemas entre ellos y un poco por su orientación sexual, se fue a vivir solo. Aunque uno de sus refugios emocionales, donde consolidó su otra familia, fue en casa Magdalena, donde encontró un sentido de pertenencia.

El sistema sexo-género binario por el que se rige la sociedad actual reconoce únicamente de dos géneros: el masculino y femenino, donde se identifica a las personas de acuerdo a la clasificación de sus genitales. Cuando alguien no se ajusta a esa clasificación, como es el caso de las personas trans, son objeto de prejuicios y discriminación, de acuerdo con un documento del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

En sus 18 años, Río solía posar como modelo, en un principio era con intercambio de un set de fotografías. La primera vez que fue a cambio de un sueldo, fue cuando posó como novio para paquetes de fotografía del 14 de febrero.

“Me decían, ‘sabes necesito una sesión de ti en las artes marciales, necesito una sesión de ti en el bosque, necesito una sesión de tal forma. Una vez hubo de 14 de febrero y la fotógrafa a la que apoyaba me dijo: ‘necesito que seas el novio de las personas`, y yo sí está bien, entonces para los que no tengan novio vendía paquetes que incluían novio. Hacia ese tipo de modelaje, pasaba el tiempo y más fotógrafos me empezaorn a buscar y me ofrecieorn un sueldo”, cuenta Río.

La subcultura del ballroom fue un refugio

Río también forma parte de la cultura ballroom, una subcultura que se ha extendido por más de 50 años, tiene sus orígenes en Harlem, Nueva York, representa a la comunidad trans, drag, queer, seropostiva y no binarix, un espacio para disidencias el cual les ha permitido tener un lugar en el mundo. Estos espacios se consideran como subversivos y revolucionarios que celebran y enaltecen la diversidad de personas racializadas y la diversidad sexual, que operan como redes de apoyo para las disidencias. Desde lejos se pueden ver como un espectáculo mainstream ligado al baile, pasarela, moda y música. Sin embargo, las casas, el voguing y el ballroom operan como refugios, justo en la pandemia cobraron gran relevancia ya que hubo una expulsión de jóvenes LGBTI+ de sus casas, lo que fue considerando una crisis, según Alex Orué de la organización It Gets Better en México.

“Fue hasta pues hasta que empiezo en las pasarelas y demás que mi nombre fue Cobra y mi apellido Magdalena, entonces era Cobra Magdalena, es como tu nombre de voguero. Entonces, pues ese nombre lo empezaron a utilizar también para para todo para mí en la calle, en la fiesta, y me conocían como nombre, Toby se empezó a desplazar, cuando yo empiezo a arreglar mis papeles a hacer todo el trámite que es un trámite bastante largo yo elegí este nombre yo elegí Río Aitor, dejé Tovar como mi apellido”.

Los estereotipos de género arraigado en al cultura promueven que a las personas trans se les margine en diferentes espcios, como escuelas, trabajo e instituciones de seguridad social, incluso al interior de las familias, de acuerdo con el Conapred, por lo que estos espacios alternativos les permiten encontrar un sentido de pertenencia.

Identidad y cuerpo, la decisión de la mastectomía

Río Tovar  trabajó en su cuerpo hasta tenerlo como lo deseaba. “Pensaba, me gustaría que mi físico fuera así, mientras pasaba el tiempo y conforme iba haciendo un montón de ejercicio, conforme aprendí de nutrición mi físico iba cambiando y se iba apareciendo cada vez más a ese físico ideal que yo tenía en mi cabeza. En algún punto me vi al espejo y dije, estamos al 90%,  me vi con los músculos muy marcados y me vi súper fuerte y súper grande y con muchísimos tatuajes y entonces, tenía esta sensación extraña porque veía justamente el pectoral y decía está súper marcado. Está súper grande y me encantaba, me gustaba que se vieran como esas líneas que dividen, pero desaba que no estuviera ahí el pecho, o sea, porque yo decía como que no queda, o sea, está mi cuerpo de cierta forma, están los músculos de cierta forma y luego ahí un pecho”.

“No era algo que me hiciera sentir cómodo tampoco, o sea, el tenerlo y ese físico yo soñaba ya era muy sencillo de alcanzar, sencillo entre comillas, no, o sea ya yo tomé la decisión y dije pues en este momento tengo el ingreso, tengo el dinero aquí en la mano, vamos a hacerlo y agendé mi cirugía y me lancé a Guadalajara”, cuenta en una videollamada.

La persona que estuvo ahí a su cuidado fue su madre Magdalena, la encargada de la casa vogue que le dio refugio. “Entonces me llevan a la habitación veo a mi madre me abraza, se le sale la lagrimita, o sea, eso es algo muy de ella, siempre está con nosostros. Estuvo, así de ‘qué hago, cómo te ayudo, cómo te cuido’”.

En el hospital cuando Río se levanta por primera vez de la cama y va al baño, se vio frente al espejo junto con su madre, tuvo que quitarse la curación. “Yo me quito la venda y me veo frente al espejo sin el vendaje y los dos nos quedamos viendo como wow, no, no lo podía creer”, cuenta.

Respecto a la transición de género, una investigación en el Centro de Disforia de Género en el Centro Médico de la Universidad VU de Ámsterdam, publicado en la revista científica The Lancet, señaló que un 98% de los 720 pacientes menores de edad que se encuentran en tratamiento hormonal, se muestran completamente seguros de este procedimiento, dándole continuidad de entre tres y seis años, tiempo que dura el seguimiento de los casos.

Sin embargo, en México se necesita ser mayor de edad para someterse tratamiento hormonal y requiere de una evaluación exhaustiva y seguimiento psicológico que respalde que eres candidatx a este procedimiento. El derecho que tienen hasta ahora garantizado, sólo en la Ciudad de México, es poderse cambiar el género de forma legal a partir de los 12 años.

Ser trans en México

Las personas trans atraviesan por diversas violencias y discriminaciones, Alethia Fernández de la Reguera Ahedo, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de esta casa de estudios, explica que las personas trans, quienes son parte de las denominadas identidades de género no normativas, ven afectadas otras de sus garantías como acceso a la salud, a la protección social y al trabajo.

El 25% de las personas trans han sufrido discriminación y 40% sintió rechazo por sus padres y su entorno,  de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género 2018, realizada por Conapred y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Incluso, se tiene que registrado que el promedio de esperanza de vida de las personas trans es de 35 a 37 años debido sobre todo a la violencia, discriminación y rechazo que viven en torno a su identidad y expresión de género.

Río Tovar tiene muy consciente la discriminación que se puede vivir en el entorno familiar, por ello ha abierto las puertas de su casa en Querétaro para brindarles asilo temporal a los miembros de la comunidad , aunque ahorita se dará un break, más por petición por sus roomies que por su voluntad. “La verdad es que yo me encontré en algún momento de la vida con una maleta y como por conflictos con la familia de sangre justamente el decir a dónde me voy, ¿qué hago? Y afortunadamente siempre he tenido trabajo. Siempre he tenido ingresos aquí en en la ciudad, pues pero pues yo no sabía qué hacer en ese entonces, yo no sabía dónde irme, no tenía al momento de irme de casa. Yo no tenía una renta ya preparada no tenía un plan estructurado, no tenía nada, sabes…”, cuenta.

“Me dijeron que si puedo darles un break y no adoptar personas como unos dos meses este y pues ya les dije que lo voy a intentar…”. Para Río es difícil no apoyar a los otros y otras que necesitan de é, ya que él siempre tuvo apoyo de su comunidad y otras personas, sabe el contexto de discriminación y violencia que vivimos en el país, por ello, donde puede se convierte en una pieza constructora de espacios seguros para la comunidad LGBT+.