El 17 de octubre de 1953, las mujeres lograron obtener el derecho al voto a nivel nacional. Publicado en el Diario Oficial, se reformó un artículo de la Constitución Mexicana donde, por tecnicismos, sólo los hombres podían votar, demostrando desde ese momento que lo que no se nombra, no existe. De acuerdo con el decreto, la nueva ley quedó asentada así:

Artículo 1º. Se reforma el artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para quedar en los siguientes términos:

Artículo 34. Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos:

I. Haber cumplido dieciocho años, siendo casados, o veintiuno si no lo son, y

II. Tener un modo honesto de vivir.

Antes, el primer párrafo del texto sólo rezaba: “Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos...”. El decreto que cambiaba una pequeña línea de la Constitución era en realidad la culminación de una ardua lucha iniciada muchos años atrás.

Una lucha por los derechos

Las primeras manifestaciones de la lucha feminista por ejercer el derecho al voto en México se dieron entre los años 1884 y 1887 –con muchos años de retraso con respecto a otros países–, cuando por primera vez una publicación, la revista Violetas del Anáhuac, fundada y dirigida por Laureana Wright González y escrita solamente por mujeres, demandó el sufragio femenino. Aunque no hizo eco en una sociedad absolutamente machista, marcó el punto de partida.

En 1910 diversas asociaciones se unieron al coahuilense Francisco Ignacio Madero, entre ellas el club femenil antirreeleccionista “Las Hijas de Cuauhtémoc”. Poco tiempo después, sus integrantes protestaron por el fraude en las elecciones y demandaron la participación política de las mujeres.

El 13 de enero de 1916 se realizó el primer Congreso Feminista, impulsado por el general Salvador Alvarado, gobernador de Yucatán. Uno de los principales acuerdos a los que se llegó fue demandar que se otorgara el voto a las mujeres, lo cual hizo mucho eco. La Constitución Política de 1917 no negaba la ciudadanía a las mujeres, ni mucho menos su oportunidad de votar; sin embargo, no se otorgaban expresamente esos derechos.

En 1937 el presidente Lázaro Cárdenas estuvo a punto de reformar el artículo 34 constitucional, impulsado por un intenso movimiento de las mujeres recién afiliadas al partido oficial; incluso mandó el proyecto a la Cámara de Senadores. La iniciativa fue aprobada el siguiente año; sin embargo, cuando parecía que se daría el ansiado decreto, se dejó morir el asunto.

El 24 de diciembre de 1946 la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa enviada por el presidente Miguel Alemán en la que se establecía que en las elecciones municipales participarían las mujeres en igualdad de condiciones a los varones, con el derecho a votar y ser elegidas.

Finalmente, fue el 17 de octubre de 1953 cuando quedó modificada la Constitución y fue en 1955 cuando las mujeres votaron por primera vez en elecciones federales. 

El feminismo en México

Hermila Galindo se afilió en 1916 al bando constitucionalista, liderado por Venustiano Carranza. A partir de los postulados de John Stuart Mill, Aleksandra Kolontái, August Bebel y Rosa Luxemburgo, ella elaboró un discurso que exigía la emancipación de la mujer a través de la educación y la participación política.

Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene obligaciones con el grupo social, razonable es, que no carezca de derechos. –Hermila Galindo.

El eco a nivel nacional era reflejo de la situación internacional. La discusión sobre el voto femenino se difundió después del inicio de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En 1917, en Gran Bretaña se estableció el sufragio solo para mujeres jefas de familia y mayores de 30 años edad. Tres años después, el voto femenino se concretó en Estados Unidos.

Sin embargo, el movimiento nacional sufrió en 1917 un duro golpe por las creencias existentes de la época. En este caso, los políticos pensaban que las mujeres solo debían “preocuparse por el bienestar de su hogar y su familia”. Igualmente, se observó esta ideología patriarcal en la publicación del Diario del Congreso Constituyente, que enunciaba “las mujeres no sienten la necesidad de participar en los asuntos públicos"

 Si bien, este fue un paso enorme para poder buscar la equidad en México, a pesar de los cambios legales donde, por primera vez, se reconocía a las mujeres mexicanas como sujetas de derechos, esto no cambió la mentalidad machista del país, por lo que, a pesar de haber conquistado este derecho, las mexicanas continuaron siendo violentadas de distintas maneras y siguen siendo obligadas a cumplir con los roles de género que se toman como “naturales”, por lo que en la actualidad la lucha feminista continúa para conseguir más derechos que, en principio, no deberían ser negados.

APVB