"¿Cómo chingados no voy a estar enojada? ¡Lo quiero quemar todo, me mataron a mi hija!", con esas palabras contundentes y desgarradoras, en 2019 Elideth Yesenia Zamudio se viralizó en internet y miles de personas se solidarizaron y sintieron un poco del dolor de la madre de una joven víctima de feminicidio. 

Tras 6 años del asesinato de Marichuy por parte de un alumno y un profesor del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la institución ofreció una disculpa pública por las inconsistencias y la falta de responsabilidad ante la violencia de género que se ejerce en los espacios educativos. 

“Nos matan porque no nos creen, porque creen que exageramos, porque no importa a cuántas nombremos. Cómo nos van a creer si el hombre más importante, poderosos y que cuenta con el mayor nivel de popularidad en la historia de los Presidentes de México, no nos cree” dijo Yesenia Zamudio Solórzano durante la ceremonia.

“El Presidente no le creyó a las mujeres abusadas de Guerrero y quería a Félix Salgado Macedonio como gobernador; el Presidente no le cree a las estudiantes y maestras del ITAM y quiere a Pedro Salmerón de embajador en Panamá; el Presidente no le creyó a la periodista Lourdes Maldonado López, no la protegió y ayer fue asesinada” añadió la también activista del Colectivo Ni una Menos.

 Los feminicidas de Marychuy aún no son procesados, mencionó Yesenia. Fotografía: Andrea Murcia / Cuartoscuro

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“Si el Presidente no nos cree, es evidente que, en los trabajos, en las escuelas, en las calles no nos crean” dijo y reprochó que en el IPN, como la mayoría de las instituciones y universidades en el país, no son ni han logrado ser espacios seguros ni nidos de igualdad, dijo ante el director general de la institución, Arturo Reyes Sandoval; la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), María del Rosario Piedra Ibarra, y el abogado Federico Anaya Gallardo.

Cuestionó que a pesar de que más mujeres ocupan cargos públicos, como una Ombudsperson, una ex Secretaria de Gobernación, una Jefa de Gobierno y una Fiscala en el gobierno de la ciudad de México “nuestra realidad no cambia, nos siguen matando”, dijo la madre de Mary Chuy, quien estaría próxima a cumplir 25 años y quizá fuera ingeniera petrolera, apuntó.

No fue suicidio, fue feminicidio

Marichuy Jaimes Zamudio era una joven de 19 años con toda una vida por delante y estudiaba en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) Unidad Ticomán del Instituto Politécnico Nacional; hija de una madre feminista que le enseñó a seguir sus sueños y con la convicción de ser feliz y vivir una vida digna.

El 16 de enero de 2016 por la madrugada, Marichuy fue arrojada desde un quinto piso en la alcaldía Gustavo A. Madero al norte de la Ciudad de México; la joven vivía ahí con dos compañeras que no la ayudaron pese a sus gritos.

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De acuerdo con la investigación de Yesenia, la noche en que fue arrojada su hija había salido a cenar y al karaoke con dos mujeres, un compañero y un profesor de la ESIA Ticomán. La joven fue forzada a subir a una camioneta y obligada por los dos hombres a ir a su casa. Hubo forcejeos y la joven estaba semidesnuda cuando cayó a la calle, en sus uñas tenía la piel de quienes la aventaron, parte de su cabello estaba en su habitación y a causa de las múltiples fracturas, Marichuy murió ocho días después.

No fue hasta septiembre de este 2019, tres años después del feminicidio, que el caso de Marichuy fuera clasificado como tal y no como homicidio.

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Con información de SEM México