En el mundo se estima que existen 773 millones de jóvenes y adultos analfabetos, de las cuales dos terceras partes son mujeres, según la UNESCO. En el marco del Día Internacional de la Alfabetización, celebrado el 8 de septiembre, hacemos un recuento de la situación actual en el país. 

En México, cuatro millones 456 mil 431 personas mayores de 15 años no saben leer ni escribir, según el Censo de Población y Vivienda 2020; y a pesar de tener una disminución respecto a las cifras del 2010, la tasa del analfabetismo en el país representa el 4.7 por ciento. 

Las mujeres son el sector más afectado en estas cifras debido a que se estima que existen dos millones 677 mil 192, mientras que los hombres representan un millón 799 mil 239. Durante el 2020, las entidades con el índice de analfabetismo más alto fueron Chiapas, Guerrero y Oaxaca, por otro lado las que reportaron los índices más bajos fueron la Ciudad de México, Nuevo León y Baja California. 

Durante la pandemia, continuar con la educación ha sido un reto para las infancias y juventudes, pues el aprendizaje a distancia no ha sido accesible para todo el grueso de la población ni ha satisfacido las necesidades de aprendizaje. 

El cierre de las escuelas ha empujado a una gran cantidad de estudiantes a interrumpir o abandonar sus estudios e incrementando la brecha de educación, que desafortunadamente sigue afectando más a las niñas, adolescentes y mujeres, colocándolas en una posición vulnerable. 

De los 33.6 millones de infancias y juventudes que se inscribieron el ciclo escolar 2019-2020, 740 mil no concluyeron; solo el 58 por ciento por razones asociadas al covid-19 y el ocho por ciento, por falta de dinero o recursos, según la Encuesta para la Medición del Impacto covid-19 en Educación 2020 realizada por el Inegi.

Por esta razón, la UNESCO se ha dedicado a impulsar iniciativas y programas que desean trabajar a favor de la alfabetización. En México, existe el programa “Construyendo y creciendo”, fundación sin fines de lucro que desde el 2006 brinda educación de calidad particularmente a obreros de la construcción y comunidades indígenas.

El servicio se ofrece a partir de una educación digital e inclusiva en las aulas móviles y a distancia para empoderar a las personas participantes y derribar obstáculos económicos, sociales y psicológicos. 

Con información de Milenio y UNESCO