Los estereotipos de belleza y los estándares del cuerpo han empujado a las mujeres a cumplir dietas restrictivas durante años. Hemos escuchado de la dieta de la papaya, de la luna y la de únicamente líquidos, pero ¿esto que provoca en nuestro cuerpo? 

“La cultura de las dietas es las creencias que giran alrededor de la idea que los cuerpos delgados o pequeños son los más saludables, bonitos o valiosos a diferencia de los cuerpos grandes o gordos que los vemos como pocos saludables o sin valor”, explicó para La cadera de Eva la nutrióloga Anaceci Alcalá. 

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También es la culpable del valor moral que tienen los alimentos, afirmó Anaceci porque hemos aprendido a clasificar y etiquetar cada uno: buenos, malos, limpios, orgánicos, gluten free, keto, vegano. “Si alguna persona consume alimentos “incorrectos” entonces no es una persona saludable”, dijo la nutrióloga.  

Se supone que el término dieta se refiere a los alimentos y platillos que consumimos cada día de manera habitual, pero actualmente lo empleamos de forma incorrecta porque se relaciona con un régimen alimentario, explicó Anaceci. 

Las idea de dieta está relacionada con un efecto en las personas que quieren cambiar su cuerpo, ya sea bajando de peso o cambios en su composición corporal que en un aspecto emocional también puede afectar porque nos sentimos bien al vernos “diferentes”, sin embargo, Anaceci resaltó que actualmente únicamente el cinco por ciento de las personas que llevan un régimen alimentario pueden mantener la pérdida de peso por más de dos a cinco años, mientras que, el resto de las personas recuperan el peso que perdieron e inclusive del 50 al 60 por ciento recupera un poco más de lo perdido. 

“Las dietas son demasiado estrés, demasiada preocupación, demasiado contra calorías, demasiada ansiedad para que no tenga un efecto y beneficio duradero a largo, no”, expresó AnaCeci. 

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¿Las dietas generan violencia en contra de nuestros cuerpos? 

La experta señaló que las dietas nos orillan a tener conductas muy agresivas con nuestro cuerpo y fomentan conductas alimentarias de riesgo que pueden desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria. 

Por ejemplo, “los medios de comunicación masivos, las redes sociales o los influencers nos han planteado la idea de un cuerpo perfecto”, comentó Anaceci, “pero existe una línea muy delgada entre cuidarse y desarrollar conductas de riesgo. Hacer dietas, tener atracones, purgarse, saltarse tiempos de comida, evitar consumir alimentos por miedo, eliminar grupos alimenticios, hacer ayunos prolongados, tomar pastillas, ejercicio en exceso, castigarnos, comer menos contar calorías, medir porciones o pesarse diario no beneficia en lo absoluto a la salud”. 

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También nos comentó la importancia de la forma integral, porque la idea de 70 por ciento alimentación, 20 por ciento ejercicio y 10 por ciento descanso ya debe de cambiar. Los factores biológicos, genéticos, accesibilidad de alimentos, ambiente físico, entorno, relaciones personales, circunstancias económicas o la relación laboral también son factores que influyen en nuestra salud y cuerpo. 

Decálogo para huir de la cultura de las dietas 

1. Dejar de comparar los cuerpos: al solo enfocarnos en el físico creamos una imagen aspiracional que nos hace mucho daño, pero es importante saber que el físico no es el valor de una persona. 

2. No restringir o prohibir alimentos: al contrario, Anaceci nos incita a darnos la oportunidad de probar todos los alimentos e identificar la relación con cada uno; si nos gusta, si no nos gusta, si tengo la idea de que sabe horrible, si nos trae un recuerdo bueno, malo, algún miedo o culpa. Entender qué pasa dentro de nosotros en relación a cada alimento. 

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3. No sentir culpa al comer alimentos prohibidos: si vamos a calificar los alimentos que no sea por cuestiones morales sino, de acuerdo a su calidad nutricional. Cada alimento cubre diferentes necesidades, por ejemplo no será el mismo desayuno el de un miércoles que debe brindar nutrientes para el trabajo que el de un sábado. 

4. Llevar una alimentación intuitiva y consciente escuchando y sintiendo nuestro cuerpo. 

5. Hacer a un lado las báscula: para las personas que se enfocan mucho en el peso les recomienda no pesarse todos los días. 

6. Comprar ropa de nuestra talla: es importante no comprar ropa más chica para “el gran momento” sino, ropa cómoda que nos haga sentir bien. 

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7. Saber escuchar e identificar nuestras señales de hambre: nuestro cuerpo es capaz de identificar el el hambre y la saciedad si damos la atención correspondiente y escuchamos la señales de nuestro cuerpo. 

8. Respetar nuestros gustos: es importante aprender a decidir que queremos consumir con mayor frecuencia o cuales son nuestras preferencias y valores. 

9. Ver hacia adentro de nosotros: cómo nos sentimos y cómo nos vamos a apapachar, puede ser con música, ejercicio, un descanso, un baño, nuestra rutina de skincare o ver una película con nuestra botana favorita. Existen diferentes formas de apapachar al cuerpo y para estar bien no todo es alimentación.  

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10. Buscar a un nutriólogo que no se enfoque en el peso: nos recomienda que nuestro nutriólogo busque cuidar la salud de forma integral para lograr la sensación de plenitud y bienestar y no solo sentir miedo en los alimentos. Es importante mejorar la relación con la comida y cuidar el cuerpo con amor y no desde el rechazo.