En esta pandemia a causa del covid-19 se sabe que las muertes por este virus han sido mayores en hombres que en mujeres, pero ¿cuál es la razón? Uno de los motivos ha sido que los hombres están mayormente representados en el espacio público y además no tienen una cultura de cuidado.

Por ejemplo, en Italia, de cada 10 muertes de mujeres, hay 24 de varones. En China, la tasa de muertes es de 2.8% en varones contra un 1.7% en mujeres. En México, se sabe que, en las zonas metropolitanas de la República Mexicana, se enferman más los hombres que las mujeres entre los grupos de edad productiva (39 a 59 años).

Una de las razones puede deberse a que los varones se encuentran mayormente representados en el sector público, lugar predominante donde se esparce el virus. Otra razón más sólida es que los varones tienen una formación cultural en donde el tema del cuidado socioambiental y la forma en que los varones asumen riesgos, forma parte de las prácticas e identidad de género masculina, lo que les hace más proclives a contraer este tipo de enfermedades y por ende, esta será también la explicación de una sobrecarga del trabajo de cuidado en las mujeres. Las mujeres tienen una sobrecarga del trabajo y el cuidado, a final de cuentas.

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El teletrabajo y la organización laboral

En este contexto, ¿el teletrabajo puede ser una forma de organización laboral que resuelva este problema? Si bien es cierto, el teletrabajo no se crea con la pandemia del virus del covid-19, ya existía previamente, no podemos negar la importancia que tiene en la actualidad. Podríamos entenderlo como un producto de la globalización en donde se deslocaliza la fuerza de trabajo y, además, se inserta en la profundización de la flexibilización laboral.

Es en este sentido, y de acuerdo a Alonso y Cifre es “que se asume que un teletrabajador debe de ser una persona disciplinada, constante, con actitud de trabajar en un medio de escaso contacto social, sin feedback de compañeros, con alto autocontrol para organizarse el trabajo sin apenas supervisión exterior, con la formación y preparación adecuada a la actividad que va a desempeñar, con capacidad para saber automotivarse y no desanimarse, con facilidad en la toma de decisiones y resolución de problemas (autonomía), con habilidades tecnológicas más allá de las necesarias para su trabajo, capaz de realizar una buena planificación de su trabajo cumpliendo horarios y fechas de entrega, con alta autoeficacia y, con gran capacidad de adaptación en tanto que las tecnologías relacionadas con esta actividad cambian a una gran velocidad así como la necesidad de nuevos conocimientos por parte de los teletrabajadores”. Habría que valorar si estas características favorecen más a un rol de género sobre otro…

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Las tareas de cuidado y autocuidado

Desde la perspectiva de género es que nos cuestionamos si el feminismo deba incluir a los varones para asegurar que estos asuman tareas de cuidado y autocuidado para favorecer la equidad de género en su relación con las mujeres. Y la respuesta es que creemos que esta labor es fundamental, no sólo con un trabajo educativo y de sensibilidad para acercarse a esta dimensión del trabajo doméstico de manera significativa, sino también con políticas públicas que lo promuevan.

Desafortunadamente, en el contexto del teletrabajo tenemos otras aristas que hacen compleja la inserción de los varones en tareas de trabajo dentro del hogar, una de ellas es relacionada con la precariedad que el teletrabajo reproduce. Al hacerse indispensable el manejo de la tecnología, se debe considerar que, para que el teletrabajo funcione adecuadamente, se deben tener, al menos, buenos y suficientes equipos de trabajo, una señal de conexión óptima, un lugar en el que haya poco ruido y hacinamiento, esto último para escuchar y atender todas las indicaciones que desde los aparatos surjan, y todas estas condiciones están en desventaja para los hogares en configuración de pobreza.

 

Las labores dentro del hogar

Desde luego que estos problemas no deberían justificar que los hombres no pueden hacer un buen trabajo dentro del hogar sino más bien, se puede decir que el trabajo no es el mismo para todos los varones. Además, dentro de las tareas de cuidado socioambiental del hogar (cuidar a enfermos y niños, cuidado de luz y agua, manejo de sustancia tóxicas, cuidado del jardín o plantas y animales, preparación de alimentos, etcétera) debemos ser autocríticos con el tiempo que dedicamos a las labores de cuidado y también reflexionar sobre el tipo de labores que los varones eligen hacer, creemos que sigue siendo desigual con el que hacen las mujeres.

Probablemente, no se vean igual actividades como preparar un desayuno, darle de comer a las mascotas o criar a las o los hijos (actividades preferidas por los varones) con actividades como:  lavar el inodoro, cambiar pañales o hacerse cargo de los cuidados de los bienes naturales en el hogar, por ejemplo, cuidar el jardín, el agua, la luz o manejar sustancias tóxicas (actividades llevadas a cabo mayormente por mujeres).

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Por último, creemos que la construcción social de la masculinidad dominante debe transicionar desde una cultura basada en un control, la jerarquía y la valoración del tiempo dedicado a una tarea, a una cultura laboral basada en la confianza, la autonomía y el trabajo por objetivos con alto grado de responsabilidad y compromiso por la o el teletrabajador, esto de acuerdo con Sáez (2007). Lo que implica que probablemente necesitamos una sociedad más andrógina, menos masculinizada y con una inclusión consciente y equitativa en el uso del tiempo con el trabajo doméstico y de cuidados entre todos los géneros (incluidos los trans).

La pregunta queda en el aire, ¿qué estamos haciendo para cambiar las identidades de todos los varones?

Dra. Ana Beatriz Carrera Aguilar

Maestra en Ingeniería por la FI-UNAM y Doctora en Ciencias con vertiente en Desarrollo Regional por el Centro CONACYT CIAD, A.C. Actualmente se encuentra adscrita a la DICYG FI-UNAM e investiga sobre la relación infraestructura & bienestar y sus múltiples repercusiones.

Dr. Edgar Iván Zazueta Luzanilla

Dr. Edgar Iván Zazueta Luzanilla, es Doctor en Ciencias, con especialidad en Desarrollo Regional por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C., pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y a la Red Conacyt "Género, Sociedad y Medio Ambiente (GESMA).

Twitter: @Edgarivanzaz